Educación inicial obligatoria, una prioridad país

Pedro Larraín es Director ejecutivo de Fundación Belén Educa

Por más de dos décadas, Fundación Belén Educa ha trabajado formando niñas y niños de sectores vulnerables. Y en este tiempo hemos priorizado su paso por la educación inicial como una etapa esencial para su desarrollo. Es por eso que, para nuestra institución, el proyecto de ley de obligatoriedad del kínder era muy positivo para el país y lamentamos que haya sido rechazado en el Senado.

En nuestros años de trabajo, hemos visto cómo la educación inicial favorece aprendizajes de calidad que promueven el desarrollo integral de niños y niñas en los ámbitos afectivos, sociales, psicológicos, cognitivos, físicos y espirituales, propiciando además que estos aprendizajes sean oportunos y pertinentes, considerando los procesos neurológicos y madurativos que se desarrollan en la primera infancia, y que son necesarios para los procesos educativos futuros.

Por ello, consideramos que la obligatoriedad de kínder, junto con seguir avanzando en cobertura de pre kínder y jardines infantiles, debiese ser una prioridad país, porque es en esa etapa donde se brinda el mayor cuidado emocional a niños y niñas, así como a sus familias, acompañándolas, entregando contención y herramientas, durante esta primera etapa de formación de sus hijos e hijas.

En ese sentido, consideramos que el proyecto es un reconocimiento al esfuerzo que se ha realizado por muchos años para alcanzar el mayor grado de cobertura de la educación inicial, lo que se refleja en las cifras actuales que indican un 97% de alcance. Es decir, Chile ha avanzado muchísimo en esa materia.

Por ese mismo motivo es importante que, junto con la iniciativa, generemos los esfuerzos para conseguir que las familias que no comparten esa prioridad para sus hijos, la asuman. Y si no pueden hacerlo por problemas estructurales, necesitamos que se genere una acción colaborativa entre el Estado, los municipios y el sector particular subvencionado para cerrar esas brechas, las que solo se agudizan cuando un niño o niña no tiene la oportunidad de realizar esta transición educativa, la que es determinante en el desarrollo de la autoestima, la conformación de estructuras cognitivas, la disposición para el aprendizaje y su escolaridad, así como para su mantención futura dentro del sistema escolar, entre otros aspectos.

Y sobre el temor a una posible escolarización de dicha educación inicial, consideramos que es un tema que puede gestionarse, mediante una articulación entre esa etapa y la educación básica.

Esa es la experiencia que tenemos en Belén Educa, donde la etapa parvularia es considerada la puerta de entrada a la educación. Por lo tanto, los esfuerzos que se realizan ahí apuntan a desarrollar la integralidad de los estudiantes, considerando aspectos sociales, formativos y académicos.

Para ello, el juego en Kínder es una estrategia didáctica esencial, por medio del cual se desarrollan múltiples habilidades sociales, en donde pueden comprender normas de convivencia, autorregular sus emociones y sentimientos, utilizar estrategias pacíficas para la resolución de conflictos cotidianos, dándoles además la posibilidad de perfeccionar sus habilidades motoras. De esta manera, conseguimos conducir a los niños y niñas a su vida escolar, mediante dinámicas y experiencias variadas, apalancados por un fuerte vínculo con la familia, para que todos participen de ese importante proceso.