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23 de Octubre de 2014

Las claves para entender la crisis del sistema UDI

Las redes económicas, religiosas y políticas del partido de Jaime Guzmán nunca han estado tan en entredicho. La UDI vive, para muchos, una de sus peores crisis, mientras cada vez se queda más aislada políticamente.

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La Unión Demócrata Independiente no vive sus mejores momentos. El partido fundado por Jaime Guzmán ha tenido que enfrentar una serie de cuestionamientos en distintos frentes, provocando que su presidente, Ernesto Silva, tenga que salir seguido en la prensa defendiendo a los suyos. A la primera crisis por el caso Penta, se han sumado en las últimas semanas el juicio al sacerdote John O’Reailly -conocido por su cercanía a varios gremialistas- y el arresto del ex alcalde y militante UDI Cristián Labbé, por asociación ilícita en el contexto de crímenes en la dictadura.

La situación ha generado también una serie de cuestionamientos a cómo la directiva ha enfrentado la tormenta. De hecho, el último impasse se vivió luego que el timonel del partido visitara al otrora edil de Providencia mientras estuvo detenido. “Hemos venido a acompañar a un amigo”, aseguró en esa oportunidad Ernesto Silva. 

1- Penta y el vínculo empresarial

La UDI siempre ha estado ligada al empresariado, pero nunca antes una investigación había repercutido tanto en el gremialismo como el Pentagate. Primero, porque los implicados –Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín– son históricos militantes y financistas del partido. Segundo, porque el presidente de la colectividad es sobrino político del “Choclo” Délano y tercero, porque el caso adoptó una arista política, en la que los cuestionados pasaron a ser los propios miembros del partido como Iván Moreira, Ena von Baer y Pablo Zalaquett.

“A la UDI siempre le ha costado mucho desprenderse de la imagen de un partido asociado a la clase empresarial y el caso Penta instaló fuerte la idea de que tienen una posición privilegiada con el mundo de los grandes empresarios. Esto es malo para ellos, por sobre todo por la idea de la UDI popular, cercana al mundo social”, asegura el analista político Max Colodro.

“No han sido capaces de explicitar que el problema de financiamiento de la política es transversal. Lo que ha quedado es que juegan a la lógica del empate y no que aquí hay una cuestión más profunda y que lo que se necesita es una modificación de la ley y más transparencia. Ahí hay un error comunicacional y político evidente”, agrega.

Para el académico de la Universidad Central, Patricio Gajardo, el caso Penta es el único que puede generar reales consecuencias para la UDI, más que la situación de Labbé. “Están aplicando una estrategia, vamos a ver si les resulta o no. Quieren empatar con el resto de los políticos, dejar claro que estas irregularidades son frecuentes, todos los políticos la usan y lo que se ha hecho no es nada del otro mundo. Pero uno puede sustentar eso en relación a los aportes reservados, pero no así con los fraudes tributarios ni la utilización de boletas truchas”, afirma.

Pero para el también analista Mauricio Morales, esta estrategia es típica y ha provocado que den pasos en falsos. “La UDI está acorralada, y en lugar de reconocer errores, está actuando de manera agresiva. Su intento de deslindar responsabilidades y tratar de involucrar a toda la clase política por el financiamiento irregular de las campañas, es una estrategia archiconocida. Lo que intentan hacer es que ‘todos sean responsables’ para que ‘nadie sea el verdadero responsable’“, afirma.

2- O’Reilly, Labbé y la crisis ideológica

En medio de la tormenta del Pentagate, la UDI enfrentó dos nuevas situaciones que la pusieron nuevamente en jaque. La sentencia contra el sacerdote John O’Reailly, conocido por ser el “cura de la élite“, remeció con todo a la clase acomodada, incluyendo a los varios amigos que mantiene el religioso con la UDI. Entre ellos, Pablo Longueira, Andrés Chadwick y José Antonio Kast.

La siguiente crisis fue esta semana, cuando el ex alcalde Cristián Labbé fue detenido en el marco de la investigación por violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura militar, en el regimiento de Tejas Verdes.

Ambos casos generaron una crisis moral en la UDI, según explica Mauricio Morales: “Son dos golpes duros contra la línea de flotación del partido. Es decir, su resguardo moral en el sistema de creencias, y sus antecedentes ideológicos por su apoyo a la dictadura. Las consecuencia se podrán evaluar más adelante, pero por ahora la situación de la UDI es la peor de toda su historia. Hay cuestionamientos a sus bases ideológicas, religiosas y prácticas (financiamiento de campañas). Todo el “sistema UDI” está bajo sospecha”.

Gran parte de las críticas hacia el partido han sido precisamente porque Ernesto Silva y la directiva decidieron mostrar su apoyo público a Labbé. “La UDI da una señal muy mala, de cercanía, solidaridad, con una persona vinculada a crímenes de la dictadura. Toda la idea de una UDI distinta, con un cambio generacional, con posición más distante crítica del régimen militar, de alguna manera se vio dañada por el gesto que hicieron hacia Labbé”, asegura Max Colodro.

3- El liderazgo de Silva a la sombra de los Coroneles

Cuando Ernesto Silva asumió la presidencia de uno de los partidos más importantes del país, tenía la tarea de mostrar que la UDI dejó de ser ese partido de antaño, que de la mano de una nueva generación se adoptaba también una sensibilidad distinta, que se desligaba, por ejemplo, de las violaciones a derechos humanos en dictadura.

Pero si hay algo que ha quedado en entredicho de toda la crisis es el liderazgo que ha ejercido Ernesto Silva y la nueva camada juvenil del partido. Son ellos quienes han enfrentado a la opinión pública, mientras que los viejos “coroneles” como Jovino Novoa, Pablo Longueira, Patricio Melero y Juan Antonio Coloma han permanecido en silencio.

Para Patricio Gajardo, Silva no lo ha hecho mal, pero “es una debilidad estructural la vinculación personal que tiene con Penta. Lo que haga o diga tiene menor impacto. Esto evaluando positivamente, porque ha trabajado en medio de una tormenta y lo ha hecho bien. Pero sus vínculos familiares hacen que pierda credibilidad”.

Por su parte, Eugenio Guzmán -ligado al centro de pensamiento de la UDI, Libertad y Desarrollo- defiende que ante tantos frentes abiertos, el partido haya sabido dar respuesta. El sociólogo explica que Silva tiene, precisamente, más espacios de libertad, porque ha tenido la movilidad suficiente para responder a las distintas situaciones. “Cuando tienes tantos frentes, tienes que tomar una línea, no puedes quedar paralizado. Mira el caso de Velasco, estaba paralizado y tuvo que salir al ataque. Si la UDI se queda paralizada están sonados. Tiene que salir a defenderse o atacar, pero no pueden quedar paralizados”, afirma.

“Una hipótesis es que esta estrategia pueda ahondar en mayores costos políticos. Sí, pero quedar paralizados hubiese sido peor. El efecto mediático de fijar posición es mucho más potente que no fijar ninguna. Uno obviamente toma riesgos, pero fija posición”, agrega.

Otros analistas no comparten la visión. Para Max Colodro, el diputado por Las Condes había hecho un buen papel hasta el caso Penta, pero con las acciones de las últimas semanas ha habido un retroceso. “El gran desafío de la directiva era ser capaz de mostrar más distancia de los códigos de la UDI y su vinculación con el mundo empresarial y el régimen militar. Y en ese sentido hay un fracaso evidente de Ernestro Silva en las últimas semanas, en mostrar a una generación distinta, con una sensibilidad distinta. Hay una derrota de Silva frente a la posición hegemónica de los coroneles, que probablemente siguen teniendo una posición mayoritaria dentro del partido”.

Para el analista, Silva tenía el desafío de provocar un quiebre con esa antigua UDI y hoy no lo está consiguiendo.

Lo mismo piensa Mauricio Morales: “Silva tuvo en sus manos la posibilidad de dar un golpe de timón que condujera a la UDI por el camino correcto. El hecho de pertenecer a una generación joven del partido le daba las espaldas suficientes para decir dos cosas claves. Primero, que le avergonzaba la situación del caso Penta con involucramiento de candidatos de su partido. Segundo, que si bien Labbé representó a la UDI, él se reservaría el derecho a visitarlo cuando la justicia diese su veredicto”.

Esto demuestra, según Morales, que en verdad Silva no tiene mucha libertad y que opera al ritmo de los viejos militantes. “Estas crisis muchas veces sirven para producir cambios profundos. Silva desperdició esa oportunidad“, agrega.

Por su parte, el académico de la UDP Claudio Fuentes cuestiona la estrategia del partido: “Siempre una estrategia a la defensiva no genera réditos políticos, porque aparece como una institución que no actúa transparentemente y no es capaz de responder con claridad los cuestionamientos que le están haciendo. Eso afecta la imagen del partido”.

4- Efectos electorales y falta de liderazgo

Pese a que todos reconocen que la UDI vive una de las peores crisis de su historia, coinciden en que no habrán mayores consecuencias eleccionarias para las próximas municipales.

“Situaciones de este tipo tienen impacto electoral cuando estamos en período de campaña. No debería tener impacto, a no ser que el caso Penta se resuelva muy mal”, asegura Patricio Gajardo.

Para Max Colodro, la crisis no debería tener efectos electorales porque la base de la UDI es muy sólida y simpatizantes del régimen militar. Pero asegura que la consecuencia estará en la imagen que entregan de seguir anclados en códigos del pasado. “La vinculación con el régimen militar es algo que los complica, los aísla del resto del mundo político. Incluso Renovación Nacional ha dado señales distintas con el tema de Labbé. Se refuerza la idea que incluso en la centro derecha hay posiciones distintas y la UDI esta aislada en la defensa del régimen militar”, señala.

Por su parte, Claudio Fuentes afirma que esta situación si puede afectar las pretensiones presidenciales de la UDI, porque para ser gobierno necesitan acercarse al centro y con estas estrategias no lo están logrando.

Para Mauricio Morales, la situación de la UDI es crítica en todos los sentidos, porque todo parte con un un descenso electoral que viene desde las municipales del 2012. Además, señala que “no tienen un líder nacional visible que compita frente a los potenciales candidatos presidenciales de RN”.

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