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29 de Abril de 2014

Vivienda social sostenible para Chile

Con el reciente terremoto en el norte de Chile y el incendio en Valparaíso, surgen de nuevo interrogantes acerca de la calidad de las construcciones, especialmente de aquellas de carácter social.

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 La calidad y cantidad de la vivienda social en Chile es un tema recurrente y en el que aún queda un amplio camino por recorrer. Si bien Chile redujo las familias con problemas de vivienda de 30 % a 9% entre 1990 y 2009, según datos de la encuesta CASEN 2011 el déficit habitacional en Chile alcanza aún las 491 mil viviendas.

El ideal de viviendas dignas y barrios integrados que se desea para solucionar este problema debe abordarse no solo como un tema social y económico,  sino también como una oportunidad para mejorar la calidad de vida de las personas con viviendas ambientalmente sustentables.

Cerca de la mitad de los recursos naturales del planeta los utiliza el sector construcción (45-50% de la energía, 50% del agua, 60% de los materiales, 60% de los productos madereros) e influye indirectamente en problemas como la destrucción de los corales y de la selva húmeda, siendo una de las industrias menos sustentables del planeta.

A través de la implementación de mejoras tecnológicas, de diseño y de formas de construcción  que tomen al ser humano y al entorno natural como centro de la intervención, este problema se puede transformar en una oportunidad.

Así lo demuestra Matías Cataldo, Ingeniero Civil Industrial, Master en Ciencias de la Ingeniería mención Medio Ambiente de la Universidad Adolfo Ibáñez, en su estudio acerca del diseño e implementación de una vivienda social en superadobe para Chile. En éste, se simulan distintos diseños de vivienda social que cumplen con la reglamentación chilena existente y además se benefician del uso de las características térmicas y de construcción del superadobe. Se concluye, que los muros de superadobe cumplen con los requisitos en Zona 4 sin utilizar ningún tipo de aislación ni relleno térmico. Por lo mismo su eficiencia energética es 20% mejor que el diseño tradicional estudiado en albañilería.

Este tema es muy relevante para Chile donde el consumo energético comercial-residencial representa cerca del 30% de la demanda total país. Además, los costos se disminuyen y las ventajas sociales se incrementan pues es posible construir las viviendas con mano de obra no calificada.

Con el reciente terremoto en el norte de Chile y el incendio en Valparaíso, surgen de nuevo interrogantes acerca de la calidad de las construcciones, especialmente de aquellas de carácter social. Desde el punto de vista combustible el adobe que usa metal para su soporte es mucho más ventajoso que la madera siendo clasificado como albañilería  no combustible (ISO clase 4). Desde el punto de vista sísmico es evidente el vacío en  Chile donde no existe una norma técnica que lo avale. Sin embargo, existen países también sísmicos con normativas  apropiadas tales como las Normas de Construcción en Tierra de Nueva Zelanda, la Norma Peruana NTE E 0.80 y la norma internacional de la American Society for Testing and Materials (ASTM) E2392.

Sin lugar a dudas este es un tema complejo por la historia del adobe tradicional, sin embargo estudiando y normando los criterios de seguridad necesarios para avalar estas nuevas técnicas se puede avanzar en la búsqueda de alternativas integrales y sustentables que son necesarias para transformar la industria de la construcción a todo nivel.

 

 

 

 

 

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