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21 de Septiembre de 2016

Te Deum incendiario: siete disparos del obispo de Aysén contra el "sistema capitalista chileno"

El religioso dio un contexto general del asunto afirmando que “206 años de Independencia marcan la historia de Chile. Bien merece celebrarlos como pueblo agradecido". Pero luego comenzó con una serie de disparos contra el modelo

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“No se puede servir a Dios y al dinero”. Con ese nombre, el siempre polémico obispo de Aysén, Luis Infanti, cuestionó el modelo económico chileno en la celebración del Te Deum en esa ciudad el pasado 18 de septiembre.

El religioso dio un contexto general del asunto afirmando que “206 años de Independencia marcan la historia de Chile. Bien merece celebrarlos como pueblo agradecido”. Pero luego comenzó con una serie de disparos contra el modelo. Acá dejamos algunas de las mejores frases:

El dinero y los bienes no son malos, mas bien son necesarios, pero si pasan a ser ídolos, llegan a ser crueles, pues se alimentan de carne humana, comen el corazón, la mente, la voluntad, la libertad de las personas, y nos hacen esclavos de su tremendo poder”.

“Clamor por la llegada neocolonialista de las modernas ‘carabelas’. Las carabelas que llegaron hace poco más de 500 años a América Latina, hoy tienen nuevas y modernas expresiones y construcciones. La carabela de un sistema económico de extrema riqueza que produce fábricas de pobreza“.

“Un sistema que aprueba y potencia leyes que favorecen que en Chile hayan 1.700 personas que ganan más de mil millones de pesos al mes, condenando a tantos adultos mayores a miserables jubilaciones, luego de una vida entera de trabajo y sacrificios, haciendo que la vejez sea sinónimo de empobrecimiento”.

Un sistema que condena a los niños y jóvenes de todos nuestros colegios, a los enfermos de nuestros hospitales, a comer atún y jurel en latas, provenientes de ríos contaminados de China, traídos de miles y miles de kilómetros con costosos y contaminantes transportes, cuando en Chile, y en especial en nuestra Patagonia, abundan nutritivos y frescos peces de tantas especies en nuestros mares y ríos. Privando además de un trabajo digno a tantos pescadores y sus familias. O condenados a comer puré en escamas traído de Rusia, en lugar de valorar y dignificar nuestra tierra y el noble trabajo de nuestros campesinos, con la rica y sana variedad de papas de nuestra tierra”.

Un sistema que condena a entregar las aguas, los glaciares, los mares, las fuentes energéticas, los bosques, los minerales… a selectos grupos de poder económico. Fábricas de pobreza legalizada, que produce una creciente y preocupante corrupción en los poderes del Estado, amenazando la gobernabilidad democrática, profundizando la inequidad social, quitándole dignidad, vida y futuro a los pobres, amenazando la paz social, acrecentando el cáncer de la desconfianza en personas, instituciones, autoridades y en el ejercicio del poder”.

“Un sistema que incluso podría ser profundizado y consagrado con la amenazante aprobación del aún casi secreto tratado de libre comercio multilateral, TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica). Esta podría ser una segunda carabela, muy actual, en que podríamos ser saqueados, con Tratado legal, de los bienes y de la soberanía social, productiva y ética”.

“En palabras del papa Francisco, estamos urgidos en ‘poner la economía al servicio de los pobres. Los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero. Digamos ´NO´ a una economía de exclusión e inequidad, donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye la madre tierra’ (a los Movimientos Populares, 9 julio 2015, en Santa Cruz – Bolivia). El mismo Papa Francisco detecta ‘el hilo que une cada una de las exclusiones: un sistema que se ha hecho global y que ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo’ (idem). Un sistema de esclavitud”.

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