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3 de Enero de 2017

Diputados RN, PPD y DC se unen para “no perder la humanidad” y piden libertad de presos enfermos

Esto en el contexto de la petición de "perdón" por parte de un grupo de presos de Punta Peuco.

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Un grupo transversal de diputados envió una carta a El Mercurio pidiendo apoyar el proyecto que permitiría que quieren se encuentran privados de libertad y que padezcan una enfermedad terminal puedan continuar cumpliendo su condena en sus hogares o un centro hospitalario.

La carta fue firmada por Cristián Monckeberg (RN), Ricardo Rincón (DC), Jorge Sabag (DC), Diego Paulsen (RN), Germán Becker (RN), Gonzalo Fuenzalida (RN) y Miguel Ángel Alvarado (PPD).

Los parlamentarios aseguran que entienden “que gran parte del debate público se centra en la posibilidad de que condenados por delitos de lesa humanidad puedan acceder a esta medida humanitaria” pero que es momento de abordar el debate de fondos, en el contexto de la petición de “perdón” por parte de un grupo de presos de Punta Peuco.

El texto detalla que la medida no tiene relación a condena o a una persona en particular, sino a que si una mujer o un hombre enfermo y cuya muerte está próxima “se condice con la dignidad inherente al ser humano”.

¿Se puede, en esas condiciones, cumplir el fin de la pena, que es reformar y readaptar socialmente al condenado?”, se preguntan en la carta. Los parlamentarios suscriben que eso es un principio legal y que no poder cumplirlo le quita sentido al castigo.

Pensar que una persona merece ser privada de libertad como una señal social o para infligirle un sufrimiento deliberado en razón de los delitos cometidos resulta inaceptable en una sociedad democrática y que diga respetar los derechos humanos”, cuestionan.

En esa línea, el grupo recalca que el fin de la pena no sólo no se cumple, sino que la muerte termina con ella, “pues libera el alma y el cuerpo solo demanda sepultura. Qué mejor, entonces, que permitir que ello ocurra en el hogar”.

“La obligación moral que tenemos como sociedad de no olvidar los crímenes ocurridos en Chile no se cumple teniendo al condenado que padece una enfermedad terminal en la cárcel ni pretendiendo que ello sirva de lección o escarmiento, pues esa actitud instrumentaliza al ser humano de manera inmoral e impropia. Por el contrario, la única forma de defender los DD.HH. es no perder la humanidad”, finalizan.

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