Sarkozy reúne a los suyos tras la histórica derrota electoral en el Senado
El resultado electoral, que dio la mayoría absoluta a la izquierda en la cámara alta por primera vez desde la fundación de la V República en 1958, es "una seria advertencia" para los conservadores de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Sarkozy, según el ministro de Agricultura, Bruno Le Maire.
El jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy, se reunió hoy con su primer ministro, François Fillon, y con el secretario general de la gobernante UMP, Jean-François Copé, tras la histórica derrota ante la izquierda en el Senado en el último test electoral antes de las Presidenciales de 2012.
El resultado electoral, que dio la mayoría absoluta a la izquierda en la cámara alta por primera vez desde la fundación de la V República en 1958, es “una seria advertencia” para los conservadores de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Sarkozy, según el ministro de Agricultura, Bruno Le Maire.
Desde las filas de la derecha predominan dos mensajes para sobreponerse a la derrota de cara a las Presidenciales que se celebrarán entre los meses de abril y mayo de 2012.
El primero, autocrítico, versa sobre “la unidad” frente a las “divisiones internas” que debe mostrar el partido en el Gobierno, explicaba el propio Le Maire.
El segundo, de futuro, consiste en reiterar que la batalla trascendental se librará “la próxima primavera”, según señalaba Fillon tras conocerse los resultados de la votación para renovar 170 escaños del Senado por sufragio indirecto de 71.890 cargos electos.
La izquierda, por su parte, insiste en el carácter “histórico” de los comicios y arroja la derrota sobre los hombros de Sarkozy para desgastar a un presidente que ve cómo la economía francesa se ha estancado en el último trimestre, el paro sigue en un 9,6 por ciento de la población activa y que tiene que lidiar con varios presuntos escándalos de corrupción en su partido.
Los sondeos, como el último elaborado por TNS Sofres, indican que el 83 por ciento de los franceses creen que “las cosas van a ir de mal en peor”. Por ello desde el Partido Socialista (PS), que celebrará primarias a dos vueltas el 9 y el 16 de octubre para designar a su candidato a las Presidenciales, se habla ya de “descomposición del sistema político” de Sarkozy.
François Hollande, favorito por delante de Martine Aubry para convertirse en la cara del PS en la carrera al Elíseo, aseguró tras conocerse la victoria de la izquierda en el Senado que es “premonitoria de lo que va a pasar en 2012” y recalcó que el resultado es “un fracaso serio, por no decir grave”, para Sarkozy.
Hollande advirtió, no obstante, de que ya en el pasado la izquierda logró “ganar las elecciones intermedias” y no las presidenciales.
Similar entusiasmo muestran los ecologistas, que a través de su candidata al Elíseo, la jueza Eva Joly, aseguraron que es “una verdadera señal para la próxima cita electoral”.
“La victoria (…) es el primer paso. El cambio real tendrá lugar en las urnas el 22 de abril de 2012”, indicó Joly en unas declaraciones muy similares a las del secretario general del Partido Comunista Francés (PCF), Pierre Laurent, a pesar de que su formación perdió 3 senadores de 24 que tenía.
Desde un punto de vista práctico, que la izquierda controle el Senado supone un contratiempo para los conservadores, que pueden esperar que los senadores ralenticen las medidas adoptadas por el Gobierno y aprobadas por los diputados en la Asamblea Nacional, donde la UMP conserva la mayoría.
De entrada, existen serias posibilidades de que Sarkozy no pueda incluir en la Constitución la denominada “regla de oro” para garantizar el equilibrio presupuestario que han adoptado países como Alemania o España, pues para ello necesitaría el voto de dos tercios del Parlamento (Asamblea Nacional y Senado) y ya no los tendrá.
Los senadores no podrán bloquear las decisiones aceptadas por los diputados, pero podrán ralentizar su aplicación considerablemente.
Si los textos no se aprueban en las dos cámaras es necesario reunir a una comisión mixta paritaria, que estiraría los debates en periodo de pre-campaña electoral, con lo que la izquierda tendría más control sobre la agenda política.
Además, la izquierda podrá constituir comisiones de investigación sobre asuntos de actualidad o sobre aquellos temas que más comprometen a los conservadores.