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7 de Julio de 2015

Frenazo en la economía: bajo crecimiento del país abre posibilidad a realizar “ajustes” a reforma tributaria

Al hacer frente al magro crecimiento del Imacec de un 0,8% -muy por debajo de las expectativas- el ministro de Hacienda Rodrigo Valdés aisló el número calificándolo como "pobre". No obstante, la economía empieza a configurarse como una buena razón para sincerar qué aspectos del programa podrían cumplirse y cuáles podrían quedar en el olvido.

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Los parlamentarios pedían sincerar las cifras económicas desde hace un par de semanas y el sinceramiento llegó como un balde de agua con hielo. La velocidad del crecimiento económico de Chile está bajando. O por lo menos es una de las conclusiones que se desprendieron tras la publicación del Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de ayer, que registró tan sólo un 0,8% en 12 meses. El peor desempeño desde agosto del 2014.

La alerta se levantó en el mercado, ya que se apuntaba a un nivel de expansión de nuestra economía entre los rangos de 1,3 y 1,9%. El mismo Ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, indicó que la proyección de crecimiento para este año bajó de un 3,6 a un 2,5%.

De acuerdo a El Mercurio, algunas de las justificaciones para este número, según el Banco Central, serían que la industria manufacturera habría operado con menor fuerza, así como también la minería y el comercio mayorista. También se discutía sobre la influencia del paro aduanero.

Si bien desde el gobierno intentaban hacer frente a este índice calificándolo de “pobre”, en palabras de Valdés, inmediatamente el sector empresarial, junto con lamentar el resultado, empezó a pedir cambios para recuperar la velocidad de nuestra economía.

Sin embargo la economía va de la mano de la política, y lo anterior no fue lo único que el empresariado solicitó.

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Desde la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), su presidente Hermann Von Mühlenbrock, sugirió que se deben modificar tanto la reforma laboral como al “sistema tributario recientemente aprobado”. Como si hubiera concertación en las declaraciones, el titular de Hacienda se abrió justamente a incluir “perfeccionamientos técnicos” a la reforma tributaria, no sólo por la vía de circulares, sino también por el camino legal.

La razón perfecta

Tras el comité político, un mensaje a la mesura surgía desde el Ejecutivo. El ministro Rodrigo Valdés anunciaba que bajo ningún motivo se realizarían cambios estructurales a la reforma. “No es una reforma a la reforma”, descartó el jefe de la billetera fiscal. Insistía en destacar que estos cambios serían ajustes “particulares, de manera de simplificar cómo se aplica (la reforma tributaria). Pero no es algo que ni vaya a cambiar las tasas, ni quien paga, ni la carga tributaria”.

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Valdés, flanqueado por el vocero Marcelo Díaz y el presidente del Senado, Jorge Pizarro, porfió y dijo que “no se va a recaudar menos y no vamos a abrir una discusión sobre las tasas de impuestos que vienen”.

Con este escenario se configura un contexto para hablar con realidad. Cabe recapitular que precisamente lo que se criticaba al nucleo duro programático del primer gabinete de esta administración de Bachelet era su dogmatismo. Alberto Arenas, ex ministro de Hacienda, porfiaba al insistir en que con lo que se recaudaría con la reforma tributaria alcanzaría para financiar todos los cambios impulsados por el gobierno (o la retroexcavadora, metáfora instalada en los medios por parte del presidente del PPD, Jaime Quintana).

Alberto Arenas

Es más, Arenas indicó el 6 de abril del año pasado que el 2015 “va a ser mejor que 2014”, y luego diagnosticó el 12 de abril de 2014 que el cambio tributario no afectaría el crecimiento, la inversión y el empleo. Hasta ahora ninguno de esos planteamientos se condice con la situación actual.

Se evidencia que la “retroexcavadora” se ha estado quedando sin bencina.

Además, con el nuevo gabinete se especuló una suerte de “frenazo” a las reformas, con un ajuste ministerial que hacía prever un grado de moderación ante el “radicalismo” que tanta polémica causó en el empresariado.

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El escenario es perfecto para darse cuenta que la plata no alcanza, y por tanto se eche pie atrás para con parte importante del programa de gobierno. Desde hace unas semanas, justamente el vocero salía a justificar que ahora se debieran “priorizar” algunas reformas, así como el mismo Rodrigo Valdés indicó que “no hay espacios para aventuras”. Jorge Burgos, ministro del Interior, luego de asumir su cargo sentenciaba de muerte a la retroexcavadora indicando que “no le gustaba” porque “andaba para atrás”.

En la discusión de la reforma tributaria, se hablaba que no se debería dejar a un Servicio de Impuestos Internos “sin dientes”. No se sabe cuánto de la “dentadura” quedará tras los ajustes técnicos, mientras se nota que la economía chilena empieza a tener las “patas más cortas”.

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