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27 de Agosto de 2020

La reforma previsional que promete aumentar las pensiones en un 50%

El doctor en Ingeniería, Patricio Basso no busca competir con las ideas del oficialismo y oposición para cambiar el sistema, sino que ofrecer una salida rápida a través de una ley corta.

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Basso reforma previsional
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A la fecha no existe ninguna propuesta de ley para cambiar el sistema de pensiones, ya sea por parte del oficialismo o de la oposición, que logre convencer a su contraparte. Sin embargo, poco a poco comienza a aparecer una tercera alternativa de la mano del doctor en ingeniería y ex vicerrector de Administración y Finanzas de la Universidad de Chile, Patricio Basso, quien con la colaboración de la senadora Ximena Rincón, cosecha apoyos en la Cámara Alta.

Una propuesta que a diferencia de las otras no sería una reforma previsional de largo aliento, sino que, busca a través de una ley corta, establecer otra nueva metodología para el cálculo de pensiones. Según planteó Basso, tras años de investigación en su rol como académico, la transformación produciría un aumento en las pensiones de hasta un 50% de forma inmediata.

La pregunta que nace por consecuencia es cómo se podría lograr el aumento sin implicar en un gasto fiscal durante los primeros dos años -costará US$40 millones en total durante sus primeros 10 años-. Según explicó Patricio Basso en entrevista con EL DÍNAMO sólo bastaría con aplicar algunas modificaciones a la metodología de cálculo actual para el retiro programado.

Un aspecto es la pensión de sobrevivencia que según Basso contó, “hace que el pensionado guarde recursos para pagar las pensiones de su familia -viuda- tras morir”, por lo que sugiere que, “después de que muera es mejor que se entregue como herencia el saldo que hay y no en cuotas bajas como pasa actualmente”.

“La pensión se calcula una vez al año, entonces cuando llega el recálculo le sacan plata de su saldo y se vuelve a calcular con un capital menor, a eso se le denomina factor de ajuste. Genera un fondo paralelo que se guarda, para cuando la persona se muera comenzar a pagar a la viuda o viudo”, agregó.

En relación a las tablas de mortalidad actuales la principal crítica es que se calculan todos los años. Por ejemplo, si a una persona a los 65 años le calculan la pensión con el sistema actual la esperanza de vida sería hasta los 86 años, pero se hace cada año, entonces cuando se llega a los 66 se vuelve a recalcular con su nueva esperanza de vida.

“Lo que ocurre es semejante a lo que sucede si en un crédito normal, por ejemplo inmobiliario, se extiende el plazo del crédito: disminuye el valor de las cuotas mensuales, en este caso el monto de la pensión”, precisó en su propuesta.

Por eso, la idea del Basso es que “se calcule a plazo fijo durante todo el periodo de cálculo según la esperanza de vida del pensionado. De ahí en adelante, para quienes sobrepasen la esperanza de vida el Estado financie la pensión para el futuro, que sea el promedio de todas las pensiones que recibió por parte de las AFP”.

Sobre la Tasa de Interés Técnico de Retiro Programado reveló que en vez de utilizar la rentabilidad de los fondos, en los cuales se va incrementando su saldo, utilizan una tasa más baja. En palabras del experto, “las tasas que están usando han ido siempre por debajo de la rentabilidad de los fondos de pensiones, perjudicando, por tanto, el monto de pensión a pagar”.

“Se debe utilizar una estimación de la rentabilidad de los fondos de pensiones a un año plazo”, sugirió Basso.

Por último, la idea del académico es agregar una banda de pensiones del 3%, de manera que “la variación interanual de las pensiones no sea más allá de un 3%, con lo que las pensiones serían constantes, a diferencia de lo que ocurre en la actualidad donde la pensión se programaría para que vaya cayendo”.

“Es una mejora para los pensionados del actual sistema y atiende al objetivo del sistema, que la persona ahorró para tener su pensión y no para prestar dinero a los grupos económicos. Y no cambiamos nada más, esto no cambia el modelo, mantiene el modelo de cuenta individual, salvo que cambiamos el cálculo“, aseguró.

Simpatizantes en el Senado de la reforma previsional de Basso

Antecedentes alentadores que estarían convenciendo a varios parlamentarios de Gobierno y oposición desde que Basso y Rincón hicieron pública la propuesta. Incluso, durante este lunes a las 19.00 horas alrededor de 20 senadores de centro izquierda se reunieron vía Zoom con el especialista y se mostraron abiertos al proyecto.

Entre ellos, según revelaron a EL DÍNAMO cercanos a la reunión, estuvo el senador Alejandro Navarro (PRO), José Miguel Insulza (PS), Isabel Allende (PS), Ricardo Lagos Weber (PPD) y Juan Pablo Letelier (PS), entre otros.

La única discrepancia con el proyecto es que algunos miembros de la oposición temerían que con la reforma previsional de Basso se paralice la discusión de una modificación más de fondo de nuestro actual sistema previsional, pese a que el académico les habría reiterado que esta iniciativa “no compite con ninguna de las propuestas actuales”.

En paralelo, y tras la gestión de la senadora Rincón, se formó un grupo transversal de senadores de ambos bandos, el cual está integrado por varias personas del oficialismo como Francisco Chahuán (RN), David Sandoval (RN), Iván Moreira (UDI) y Marcela Sabat (RN). Además de Kenneth Pugh (Ind.), Carlos Bianchi (Ind.) y Alfonso de Urresti (PS).

Basso pide más apoyo al Gobierno

El texto legal ya fue redactado y de acuerdo a sus impulsores podría aprobarse -si se legisla como ley corta- en dos semanas debido al apoyo logrado en el Senado. De todas formas, para conseguirlo, primero se hace necesario que sea respaldado por el Gobierno donde aún no se ha avanzado mucho.

En esta línea el propio Patricio Basso reveló que la primera comunicación con La Moneda se gestó el 20 de enero de este año cuando la pandemia del COVID-19 aún no se tomaba la agenda del Gobierno. Por esa fecha Basso y Rincón le entregaron un documento inicial a la ministra del Trabajo, María José Zaldívar, quien se comprometió a estudiarla, pero nunca contestó.

Este boceto no consideraba la eliminación de las pensiones de sobrevivencia, y por ende, significaba un gasto fiscal inicial. Entendiendo el contexto de crisis generado por el COVID-19, Basso afinó su iniciativa y seis meses más tarde le volvió a presentar otro documento a Zaldívar.

La ministra se comprometió a estudiarla e incluso designó a una contraparte técnica, que fue asumida por el subsecretario de Previsión Social, Pedro Pizarro.

“Pasaron varias semanas y me mandó una respuesta que la preparó la Superintendencia de Pensiones, donde apuntaron a cuánto costaría esto para más adelante. Contesté de vuelta con proyecciones hasta el 2070 que están por debajo del gasto que ellos esperaban. Pizarro dijo que podría rondar -el costo anual para el Estado- en unos US$ 2.700 millones, pero en realidad sólo serían US$ 702 millones, lo que si se compara con el PIB que tendremos en el 2070 no es una cifra alarmante. De ahí no he recibido más noticias de él -Pizarro-“, cuestionó Basso.

Cálculos de Patricio Basso sobre el gasto a largo plazo para el Estado.

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