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8 de Agosto de 2014

El “BisNominal”

Juguémonos con fuerza por una reforma por más representación y mejor democracia, pero que sea de verdad una reforma y no más de lo mismo. No un nuevo “BisNominal”, que elegirá a los mismos, sumando ahora a los amigos de los amigos

Por Manuel José Ossandón
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Manuel José Ossandón es Senador de la República, ex alcalde de Puente Alto.

Para dejarlo claro desde el inicio, nunca he apoyado el sistema binominal. Sin embargo, creo que la propuesta entregada por el gobierno no es la correcta. Y más errado todavia me parece el ministro Peñailillo cuando afirma que nuestro sector quiere mantener el binominal por un tema de conveniencia política.

El actual sistema tiene dos grandes falencias: la gente no entiende bien por quién está votando y el sistema no es competitivo, favoreciendo y perjudicando por igual a ambos sectores. No olvidemos que en la última elección catorce parlamentarios llegaron al Congreso gracias a las bondades del sistema.

De los 12 diputados favorecidos, siete son de la Nueva Mayoría, incluido uno del Partido Comunista, cuatro de la UDI y uno del pacto Si Tú Quieres Chile Cambia. En el caso de los senadores hubo dos premiados -ambos de la Nueva Mayoría- a pesar de haber obtenido el tercer lugar. Con esto queda claro que Peñailillo se equivoca cuando dice que el Binominal favorece a la derecha. Más claro echarle agua.

Hay que aclarar que, bajo las reglas del nuevo sistema, de quedar distritos con posibilidad de escoger entre 2 y 8 diputados seguirá ocurriendo lo que ocurre hoy: candidatos que obtengan la tercera o cuarta votación quedarán fuera. Si en un distrito de ocho escaños un candidato del partido X obtiene individualmente un 40% de la votación y sus 4 compañeros de lista suman un 11% adicional, con ese 51% el partido X elegirá 5 diputados. Si el resto de la votación se distribuye entre 4 partidos que reciban en torno al 12%, quedarán fuera candidatos con más votos que los diputados “arrastrados” del partido X.

En la mayoría de los distritos se escoge un parlamentario por coalición. El nuevo sistema electoral no producirá más competencia, ya que seguirán siendo los partidos quienes decidan cómo se reparten los escaños. En un distrito con 6 diputados, las dos grandes coaliciones se quedarán con dos diputados cada una y, en consecuencia, sólo habrá dos escaños en competencia real.

A mi juicio, habrá claros retrocesos respecto a la situación actual. No es verdad que se deba aumentar el número de senadores y diputados para mejorar la representación. Estados Unidos tiene una Cámara Baja con 435 representantes para una población de 315 millones. Ese número no ha cambiado desde 1787, cuando la población era de 3,5 millones. La única razón por la que hoy en Chile se está aumentando el número de parlamentarios es para acomodar a los partidos que participan de la negociación.

Otro retroceso es el dibujo del nuevo mapa electoral. Al reducirse el número de distritos y aumentar la población, las campañas se harán más costosas y será más difícil desbancar a un legislador en ejercicio. El que los distritos los determinen los propios políticos que deberán luego competir no logra otra cosa que alimentar el desprestigio de la política y dar insumos a los que acusan a los políticos de cuidar sus propios intereses.

Sugiero un sistema uninominal, con 120 distritos de similar población en la Cámara y 19 circunscripciones con el mismo formato en el Senado. Cada circunscripción elegirá un senador cada cuatro años, lo que permitirá la renovación de la mitad del Senado junto a cada elección presidencial. Los distritos serán dibujados por una comisión autónoma, de tal forma de evitar que los parlamentarios nos hagamos un traje a la medida. Similar a nuestro sistema municipal: compiten varios y gana el mejor, y sólo a él se le exige cuenta de la gestión de su mandato. Más transparencia, más competencia y mayor credibilidad. Invito al gobierno a demostrar que quiere un sistema electoral que le haga bien a Chile y no uno a la medida para algunos partidos.

Quiero, como la mayoria de los chilenos, un cambio al Binominal, pero que sea por un sistema mínimamente ético y no arreglado al antojo de los partidos políticos. Es raro que el grito en el cielo venga de un político, pero en este tema tengo la conciencia tranquila: fui siempre Alcalde, y antes de competir en la senatorial anuncié que si ganaba arrastrado por el Binominal no asumiría.

Juguémonos con fuerza por una reforma por más representación y mejor democracia, pero que sea de verdad una reforma y no más de lo mismo. No un nuevo “BisNominal”, que elegirá a los mismos, sumando ahora a los amigos de los amigos

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