Graves revueltas en ex Penitenciaria vuelven a encender las alarmas
Sólo una semana después del fatídico incendio en la cárcel de San Miguel, volvieron a encenderse las alarmas en el sistema penitenciario. Esta vez, por una violenta revuelta anoche al interior de la ex Penitenciaria, hoy Centro de Detención Preventiva Santiago Sur.
Sólo una semana después del fatídico incendio en la cárcel de San Miguel, volvieron a encenderse las alarmas en el sistema penitenciario. Esta vez, por una violenta revuelta anoche al interior de la ex Penitenciaria, hoy Centro de Detención Preventiva Santiago Sur.
Pero si la naturaleza de los incidentes son aún confusos -el director de Gendarmería, Luis Masferrer, se negó a hablar de motín cuando ese era el concepto que circulaba entre los periodistas-, aún más lo son las cifras de heridos. Mientras la institución asegura que se trató de 54 internos y 12 gendarmes; desde el interior del recinto, suboficiales barajaban una cifra cercana a los 90 convictos lesionados.
Según Gendarmería, no habría ninguno grave ya que todos habrían resultado perjudicados por la inhalación de monóxido de carbono y el alcance de balines de goma.
Los altercados se originaron al final de la tarde de ayer, y ya entrada la noche, cuando personal de la unidad carcelaria inició el registro de celdas en las galerías 8, 10 y 11. Según Masferrer, fue en ese momento cuando un grupo de reos se opuso fuertemente a los procedimientos, desencadenando una revuelta entre sus compañeros. Según el director de Gendarmería, este tipo de maniobras son habituales, pero no así la reacción de los afectados.
“La crisis del sistema carcelario se vive a diario. En este penal hay 7.115 convictos y está diseñado para 2.900”, afirmó Masferrer, a la vez que agregó que gracias al operativo fueron incautadas 120 armas blancas hechizas, bebidas alcohólicas artesanales y 16 teléfonos celulares.
Ya iniciadas las refriegas, personal de Gendarmería -que debió reforzarse con fuerzas antimotines- decidió utilizar sus armas cargadas con perdigones de goma para controlar el ataque. De hecho, en un momento, los presos hicieron amago de comenzar a prender fuego, obligando a que se presentaran en el lugar carros de Bomberos que, finalmente, no fueron empleados.
Mientras en el interior del penal, cundia el neviosismo y la confusión, en el exterior varios grupos de familiares se apostaron en el lugar a la espera de ver el desenlace de las revuletas y con el temor de que se repitieran las escenas del pasado 8 de diciembre en San Miguel . Incluso en algún momento, habrían intentado traspasar las barreras papales que se dispusieron en el entorno para poder acercarse lo más posible al edificio carcelario.
Pero ésta no es la primera vez, desde lo ocurrido en San Miguel, que la ex penitenciaria hace noticia. Hace unos días, un grupo de reclusos inició una huelga de hambre en protesta por la situación al interior de las cárceles del país.