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3 de Marzo de 2011

“El IPad 2 o el mesías que no llega”, por Andrés Azócar

Apenas ha pasado poco más de una década desde que los medios comenzaron a visualizar que el negocio empezaba a flaquear. Los primeros años, Internet fue una gran ilusión: una audiencia en crecimiento, un nuevo mercado se abría, la publicidad se multiplicaba en nuevos canales.

 

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Apenas ha pasado poco más de una década desde que los medios comenzaron a visualizar que el negocio empezaba a flaquear. Los primeros años, Internet fue una gran ilusión: una audiencia en crecimiento, un nuevo mercado se abría, la publicidad se multiplicaba en nuevos canales.

 

Y ahora, como ciegos, nuevamente, los medios andan en busca de una tabla de salvación -muchos de ellos aún con la lógica de los dinosaurios- que tiene su nueva oportunidad en el IPad y otras tabletas. El lanzamiento de la segunda versión del fetiche de Jobs volvió a levantar los ánimos. Mal que mal sólo este año se venderán 40 millones de IPads 2.

La pregunta parece obvia. Si en 10 años, los medios apenas han recuperado en la web un 10% de la publicidad que perdieron en el papel, por qué confiar en un dispositivo en el que dejan de controlar algunas de sus principales fortalezas: la distribución y la relación directa con los clientes.

 

Y que, para colmo, no tiene un modelo de publicidad aceptable: más de un 50% de los usuarios de las tabletas no vuelve a usar una aplicación luego de descargarla. Ergo, no vuelve a ver el aviso. Que los medios apenas hayan logrado entender la capacidad narrativa de una aplicación es, a estas alturas, algo no tan relevante.

 

El post PC –como le llaman algunos- es sin duda una idea brillante para Apple, la segunda empresa más grande del mundo en valor bursátil. Para muchos, es la ecuación perfecta de hardware, software, diseño y modelo de negocios. Eso no significa que esto último sea un regalo para los medios.

 

De hecho, a simple vista, el escenario sólo parece favorable para el dueño de la pelota… De todas maneras, los medios ven en estos dispositivos, un modo de volver a darle valora a los contenidos, un presente que hoy se ve completamente nublado. Al menos lo que se aprecia en un mercado maduro como el de EE.UU. es dramático.

 

Facebook, que vive del contenido de su audiencia, tiene ventas por US$2 mil millones al año y está valorado en US$50 mil millones. McClatchy, el grupo de diarios más grande de EE.UU. se nutre de los contenidos generados por periodistas profesionales, vende US$1,4 mil millones pero, a diferencia de la red social, tiene un valor estimado de apenas US$372 millones. El mercado no apuesta por los medios tradicionales.

Para los optimistas, el IPad es un dispositivo perfecto para revivir al moribundo. Su portabilidad, la interactividad de su interfaz y el despliegue visual hacen pensar que la audiencia redescubrirá la pasión por consumir noticias y entretención.

 

El cobro de suscripción (30%) que impone Apple es alto, pero es más bajo que el 40% promedio que representan los costos de distribución en papel. Otro hechos avalan la ilusión por este “salvavidas digital”: El Pew Institute publicó un estudio que mostró que el 21% de los usuarios en EE.UU. había pagado por descargar aplicaciones para celulares y tabletas y que el 18% dijo haber comprado diarios o revistas digitales.

 

Por otro lado, una investigación de la Universidad de Missouri descubrió que los contenidos de noticias son los más populares en el IPad y que un 80% de los encuestados pasaba más de 30 minutos consumiéndolas.

Probablemente, parte de esta información es la que llevó a Murdoch a levantar The Daily -el primer medio creado para el IPad-, pero eso tampoco despeja las dudas sobre la capacidad de la tableta de Apple de revertir la caída de los medios. Es imposible no pesar en el efímero éxito de la aplicación de la Wired o en algo más obvio: dónde cuadran las cuentas de los medios que apuestan por las aplicaciones.

 

Y sobre esto, aún no hay cifras que avalen o destruyan la apuesta. El dilema de los medios, como lo llama el analista Frédéric Filloux, está en cómo abordar el futuro. Y la ecuación parece más que compleja. Por eso la respuesta sigue siendo muy abierta, pero mientras no se tenga el control de “tubería” o mientras Apple siga siendo el único dominante, la respuesta parece estar en no poner las fichas en un solo modelo. Es decir, es mejor seguir esperando al mesías o transformarse en él.

 

 

Andrés Azócar es editor de investigación de TVN, autor del blog Hijodelmedio.com y del libro “Tompkins, el Millonario Verde”. Director ejecutivo del Consejo Editorial de El Dínamo.
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