Hogar de Cristo cierra 31 centros del país por déficit de 3.500 millones de pesos

El Hogar de Cristo vive uno de sus momentos más difíciles. A más de 67 años de su creación, la institución cerrará este año 31 centros de acogida, debido al grave déficit económico que afecta a la entidad y que asciende a los 3.500 millones de pesos este año.

La institución que hoy acoge a más de 73 mil personas vulnerables, en sus 803 recintos, tendrá además, que posponer dos proyectos emblemáticos que le permitirían mejorar su cobertura y servicios sociales.

Con la clausura de los centros, 700 personas atendidas por el Hogar de Cristo serán derivadas a otras organizaciones y 364 trabajadores (el 9% del total) serán despedidos. Entre los centros que dejarán de funcionar, se encuentran los hogares de niños Santa Bernardita y Belén de Santiago, una sala cuna y jardín infantil de 32 niños en Colina, una hospedería femenina para 27 mujeres de Concepción y un jardín infantil de La Unión, que acoge a 65 menores de edad.

La directora ejecutiva del Hogar de Cristo, Susana Tonda, explicó que el recorte fue planificado con tiempo para generar el menor efecto posible y, a la vez, disminuir el déficit en 70%, según declaraciones a La Tercera.

Sólo para mantenerse, el Hogar de Cristo requiere de 35.000 millones anualmente. Los gastos fijos son múltiples. Por ejemplo, la entidad necesita 400.000 pesos para financiar el mes de cama a un adulto mayor postrado.

El capellán general del Hogar de Cristo, Pablo Walker afirmó que “las personas que nos ofrecen ayuda nos permiten construir y echar a andar, pero no sostener la totalidad del gasto a través de los años (…). De 100 pesos del hogar, 87 van al trato directo, 13 pesos van al soporte de administración”.

Susana Tonda explicó que “ha sido un proceso súper reflexivo, por supuesto que con pena, porque no son acciones agradables, pero estamos convencidos de que es un imperativo ético hacerlo en favor de los acogidos (…). El gasto aumentó significativamente en dos líneas. Tuvimos más de 30 obras dañadas con el terremoto directamente y tuvimos que reubicar a las personas en otros lugares. Significó una pérdida de 4.000 millones de pesos”.

La profesional explicó que los que los gastos habían aumentado porque la institución participó en la instalación de centros comunitarios en las zonas afectadas por el terremoto. “Eso nos significó un costo adicional de, al menos, 1.000 millones de pesos en el año, de lo cual sólo logramos financiar la mitad”.

En el último año la cantidad de aportes de grandes empresas y donantes poderosos cayó en 25%. También bajaron los recursos de la campaña de vueltos del supermercado. Si en 2009 se lograban juntar 1.500 millones, el monto se redujo en 27% y alcanzó los 1.100 millones tras el terremoto.

“Podríamos implementar servicios de siquiatría comunitaria, residencias protegidas. Son los focos en los que no hemos podido avanzar nada”, lamentó la directora de la institución. Y con el fin de frenar esta situación de déficit, la institución ha debido ocupar un fondo de estabilización de 8.000 millones de pesos, que había ahorrado para situaciones de emergencia por años.