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1 de Junio de 2014

OEA se une a la visión de que el crecimiento no basta contra la desigualdad

La gran brecha entre ricos y pobres afecta a "todas las regiones de América" y es "un obstáculo para la eficaz realización de la agenda democrática", según José Miguel Insulza, secretario general del organismo.

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La Organización de Estados Americanos (OEA) se ha sumado a un intenso debate a nivel mundial sobre la desigualdad, al convertirla en eje de su reunión anual de cancilleres, cuyos actos previos comenzaron este domingo en Paraguay, un análisis que la considera un problema que el crecimiento económico por sí mismo no resuelve.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, afirmó hoy que el continente ha cambiado mucho “para bien” en los últimos años, en términos de avance de la democracia y crecimiento económico, pero que ese progreso no ha sido completo.

“No ha convertido a nuestros países en sociedades más igualitarias. Por el contrario, aún prevalece un alto grado de injusticia en la distribución de la riqueza y en el acceso a los bienes sociales, una desigualdad que es de un tamaño tal que incluso daña nuestro tejido democrático”, apuntó.

La gran brecha entre ricos y pobres afecta a “todas las regiones de América”, según Insulza, que la calificó como “un obstáculo para la eficaz realización de la agenda democrática”, incluida la defensa de los derechos humanos.

Se trata de un tema que está en boga en los organismos multilaterales y centros académicos a nivel mundial.

“Capital en el Siglo XXI”, del francés Thomas Piketty, se ha convertido en la comidilla de los economistas y fue el libro de no ficción más vendido durante tres semanas en Estados Unidos según la lista del diario The New York Times.

El volumen constata el aumento de la desigualdad en Estados Unidos y Europa en las últimas décadas, que atribuye a la dinámica natural del capitalismo, ya que los rendimientos inmobiliarios y de acciones, en posesión principalmente de los ricos, son mayores que el crecimiento económico del país como un todo.

En América Latina, una de las regiones con más disparidad de ingresos del planeta, la desigualdad disminuyó entre 2003 y 2011 a la par que aumentaba el empleo, según un informe del Banco Mundial.

Ahora que las perspectivas de crecimiento son menos halagüeñas para la región, ese organismo recomienda políticas que bajen aun más la desigualdad, que ve no solo como un problema de justicia social, sino un freno para la propia actividad económica.

“Permitir que aquellas personas que actualmente se encuentran marginadas mejoren sus condiciones de vida liberaría su potencial económico intrínseco”, aseveró el Banco en un informe reciente.

Es en ese contexto en el que tendrá lugar el debate entre los 28 cancilleres y altos cargos de otros seis países americanos (todos menos Cuba) que han confirmado su presencia a la Asamblea de la OEA, que tendrá lugar del martes al jueves en torno al lema “Desarrollo con inclusión social”.

“Es un tema muy oportuno y fundamental para un hemisferio que tiene un rostro de profunda desigualdad social”, dijo el embajador mexicano ante la OEA, Emilio Rabasa. “La marginación de grupos sociales, de la mujer y los jóvenes evita el crecimiento económico”, recalcó.

Los actos previos al cónclave comenzaron hoy con una conferencia sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales organizada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un órgano autónomo de la OEA.

El evento es parte de una serie de contactos con organizaciones no gubernamentales del continente para definir la metodología y misión de la futura Relatoría Especial sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

El objetivo será que la CIDH no se ocupe solo de recibir peticiones de violaciones de derechos humanos, sino de promoverlos, en áreas como la salud, el trabajo, la seguridad social y la alimentación, según el comisionado encargado del tema, el brasileño Paulo Vannuchi.

En ese sentido, Insulza afirmó que la pobreza extrema supone “la negación de todos los derechos humanos” y afirmó que debe existir un equilibrio entre derechos políticos y los derechos económicos y sociales.

Además de los países miembros, en la Asamblea participarán casi 300 representantes de organizaciones no gubernamentales, según los organizadores.

También estarán funcionarios de 39 países observadores de la OEA, incluida China, Corea del Sur, la Unión Europea y Kazajistán, que tendrá la mayor delegación, encabezada por el vicecanciller, Yerzhan Ashikbayev. 

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