Fenómeno natural tragó un pedazo de isla equivalente a una cancha de fútbol en Australia
En apenas 25 minutos, centenares de turistas vieron cómo desaparecieron 200 metros de tierra en la famosa playa Rainbow, en en Queensland.
El pasado fin de semana, cerca de 150 campistas de la playa Rainbow, en Queensland, fueron sorprendidos por un abrupto deslizamiento de la arena. Fueron casi 200 metros de playa que desaparecieron en la isla de Fraser, con 50 metros de ancho y 9 metros de profundidad en las zonas más ondas (ver vídeo).
Todo sucedía con normalidad a las 11 de la mañana de ese sábado en este popular balneario, niños jugaban en la playa, jóvenes tomaban sol o nadaban y parejas paseaban, cuando de manera sorpresiva sintieron un sonido similar a un trueno. La advertencia de la naturaleza hizo que los campistas se pusieran alerta y vieran atónicos lo que sucedía al frente de ellos. Este sumidero se llevó consigo un auto y varias carpas que se encontraban en el Camping Inskip Point, e incluso, una mujer se salvó porque su marido la alcanzó a despertar y sacar de su casa rodante antes de que se lo tragara.
A pesar de la fuerza de la naturaleza y del alto número de personas en la playa, el incidente no dejó víctimas ni desaparecidos. Las autoridades mantienen el lugar acordonados para impedir el acceso de vehículos y peatones, dado que temen a que las corrientes marinas expandan el socavón. Este hecho es segunda vez que ocurre en el mismo sitio.
¿Por qué?
Dolina es el nombre de este extraño fenómeno, y a pesar de que la lógica lleva a pensar que esta clase de hundimientos de tierra son provocados por el hombre, no siempre es así. En el caso de la playa Rainbow, la naturaleza fue el causante de este socavón. Estos se producen cuando el agua, la lluvia o las corrientes submarinas se filtran a través del suelo, e incluso la roca a tal punto en que ya no puede soportar su propio peso y cede. En específico, el incidente fue causado por un colapso de las cuevas subterráneas, según señaló el geólogo Armstrong Osborne de la Universidad de Sydney al periódico británico The Guardian.