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16 de Enero de 2015

Paulsen y su nuevo trabajo como asesor: "Seguiré en Tolerancia Cero hasta que la incompatibilidad lo haga imposible"

Luego de su salida de Radio ADN, el periodista Fernando Paulsen realizó un giro en su carrera: hoy es consultor comunicacional en el estudio del destacado abogado penalista Juan Pablo Hermosilla. En esta entrevista habla sobre conflictos de interés, política, los cambios en el poder actual y Caso Penta. "Creo que en todos los reportajes de Penta que ha publicado La Tercera, en alguna parte debiera haberse puesto que ellos son competidores de Penta en el mercado financiero a través de Corpbanca", dice. Y termina todo con una gran pregunta: "Con Malaimagen me muero de la risa, pero no sé por qué siempre me hace con corbata. Si tú ves los programas nunca aparecí con una".

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El dial de la radio de su auto no ha cambiado. “Sigo pegado escuchando ADN” dice Fernando Paulsen, a menos de un mes de su salida de ese medio de comunicación. Es que por más que se sienta “decepcionado” del periodismo y haya decidido entrar al mundo de las asesorías comunicacionales, Paulsen no puede dejar de ser lo que es: un periodista con opinión en los más variados temas. Analítico, crítico y verborreico, el periodista analiza y dispara en esta entrevista con El Dínamo.

-¿Cómo han sido estos días después de su salida en la radio?

-La respuesta trivial: desde hacía cuatro años que no tenía la costumbre de levantarme después de las 4:45 AM, así que han sido unos días extraordinarios desde ese punto de vista.

-Luego de su salida de radio ADN, este mes usted se integró a la oficina de abogados Hermosilla & Compañía para hacerse cargo del área comunicacional ¿En qué consiste esa asesoría? 

-Tiene que ver con un diagnóstico de estrategia legal, incorporando multisectorialmente otras variables. Y ahí estoy  yo: para ver cuáles son las variables que no son estrictamente legales, pero que afectan a esa estrategia legal o que pueden ayudar a generar el mejor diagnóstico posible para los clientes de la firma. Estoy en un cargo de consultor interno.

-Usted dijo que la idea de su nuevo trabajo es integrar servicios judiciales con asesorías comunicacionales, tal como en Estados Unidos. ¿Cómo funciona ese modelo?

-Para esto tengo que dar una explicación al estilo Paulsen versión Kramer: en todo orden de cosas que tienen que ver con las comunicaciones, periodismo, política, empresas, está produciéndose una transición gigantesca.  Se está invirtiendo la forma de llevar adelante las relaciones de poder. Las clásicas eran entre las relaciones de gobierno, poder, la elite y no importaba la clase media y las personas que eran directamente afectadas. El boom de la tecnología de la información democratiza la manera en que la gente se comunica entre sí. Hoy todos pueden advertirse a sí mismos, en una situación, como víctimas de un abuso. Antes no habían movimientos de comunicación horizontal, todo era vertical hacia la elite y sus medios de comunicación.

“Con el caso de Martín Larraín se instaló el tema de la impunidad en Chile. Mucha gente cree que puede haber pasado alguna influencia externa que no tiene que ver con la ley. Si yo estoy convencido de que ahí lo legal es lo único que importa y lo legal es lo que certificó el tribunal, ¿cómo me explico todo lo que está ocurriendo?”

– ¿La idea es integrar ambas dimensiones?

Para establecer un diagnóstico de algo tú tienes la ley, los temas estrictamente comunicacionales y un componente sociocultural muy poderoso que está adquiriendo una dimensión mucho más alta de lo que tenía hace pocos años, que es cómo impacta emotiva, social y políticamente lo que estamos hablando.

Por ejemplo, el caso de Martín Larraín. Con eso se instaló el tema de la impunidad en Chile. Mucha gente cree que puede haber pasado alguna influencia externa que no tiene que ver con la ley. Si yo estoy convencido de que ahí lo legal es lo único que importa y lo legal es lo que certificó el tribunal, ¿cómo me explico todo lo que está ocurriendo?

Esto se da en un contexto que tiene componentes no legales, pero que pueden afectar lo legal: la lógica del abogado que llegaba a hablar para callado con el juez, que el juez nunca hacía declaraciones, eso permitía formas de opacidad. Hoy se hace cada vez más necesario que invoques todos los preceptos legales para defender a tu cliente, pero además dentro de un contexto que permita diagnosticar una arista distinta.

-Cuando se le preguntó antes por su nuevo trabajo aclaró que no iba a hacer relaciones públicas. ¿Cuál es la diferencia que ve entre ambas prácticas?

-Las relaciones públicas tienen una definición de personas que actúan de voceros de una empresa. Por lo tanto, tienen una labor mecánica de comunicación. La empresa tiene que comunicar por qué se ha producido el problema en sus tarjetas de crédito y hay un relacionador público que manda la información a los medios o que llama por teléfono a los periodistas para tratar de que no pongan nada o que pongan su versión. Pero nada de eso tiene que ver con lo que yo voy a hacer.

Fernando-Paulsen

-¿Había hecho algo parecido anteriormente?

-Sí, con Juan Pablo hemos hecho al menos dos o tres cosas exactamente iguales. Solo que todas de ellas las hice en el extranjero, en esta misma lógica. Después de salir de Análisis, trabajé para Carlos Cardoen para crear la fundación Cardoen y Juan Pablo fue uno de los abogados que llegó para enfrentar el juicio que metió Estados Unidos a Carlos cuando Saddam Hussein invadió Kuwait y pasó de ser el mejor aliado de Estados Unidos a ser enemigo público número uno. Estados Unidos decidió atacar a quienes proveían armas en distintas partes del mundo, entre ellos estaba Carlos Cardoen. Hubo que enfrentar ese proceso y se hizo en Estados Unidos.

Hemos tenido otro caso reciente de un empresario europeo. Nos llamaron a presentar nuestra tesis, viajamos a Zurich hace seis meses, presentamos toda nuestra estrategia con el diagnóstico de lo que iba a pasar. Nos dijeron que iban a continuar con sus abogados, pero a partir de ahí ha pasado exactamente todo lo que dijimos en nuestro diagnóstico, tanto en la parte legal como en la cultural en torno al problema.

-Va a trabajar con Juan Pablo Hermosilla, amigo suyo de hace 30 años, ¿cómo se conocieron y cómo se ha forjado esa relación de la amistad en dictadura?

-Cuando recibí el premio de embotelladora Andina dije que tenía tres papás, uno de ellos es Nurieldín Hermosilla y dije que tenía varios hermanos por elección, entre los cuales estaban Lucho y Juan Pablo Hermosilla, a quienes conocí cuando era periodista de la revista Análisis y ellos trabajaban en la Vicaría.

Lucho es padrino de mi hijo Baltazar y con Juan Pablo hemos generado una relación mucho más intensa desde el punto de vista laboral porque a los dos nos apasiona una cosa que hemos generado como profesores de universidades. Hemos hablado muchísimo de cómo se incorporan las variables sociales, psicológicas, cognitivas a los juicios, desde un punto de vista académico. Nos gusta juntarnos a almorzar y estar como cinco horas analizando juicios de afuera, lo pasamos chancho.

-¿Desde cuando venían conversando esto y por qué decidió concretarlo ahora?

-No lo conversamos nunca directamente, Juan Pablo nunca me hizo una oferta. Pero cuando pasó lo que pasó en la radio ADN y yo renuncié, pedí un almuerzo con Juan Pablo y le conté lo que iba a hacer. Entonces decidí arriesgarme. Me preguntó qué iba a hacer y yo le dije que iba a buscar otra cosa o que podía irme a trabajar con él. Y Juan Pablo me dijo ‘¡pero al tiro, vamos!’.

Carlos Alberto Délano

“Es impresentable que algunos parlamentarios  juren que ellos nunca tuvieron relaciones con Penta y  después son pillados. ¿Cuándo tiene valor el reconocimiento de algo? Cuando no te han pillado… Pero cuando te tienen absolutamente calzado y tú lo has negado una y otra vez, que tú digas ‘reconozco que hice eso y lo digo muy hombrecito’ me parece ridículo”

-Imagine que se cruza con alguno de los Carlos (Délano o Lavín) de Penta y le pidieran asesoría comunicacional o manejo mediático. ¿Qué le diría que ha hecho mal?

-Carlos Alberto Délano no lo va a pedir porque tendría que venir a esta oficina y él ya tiene abogado. Esto no lo voy a contestar asignado a Carlos Alberto Délano, si no que a todos los que han sido imputados y que tienen determinadas situaciones comunes.

Este caso emana de una derivación que está anclada en una investigación sobre corrupción al interior del Servicio de Impuestos Internos y que por la casualidad de la línea de investigación termina en el caso Penta. Enfrentado a tener que dar cuenta por primera vez de lo que se sabe,  cuando tienes antecedentes que la cosa puede ser bastante conocida -porque esas personas sabían que se habían incautando computadores- la primera declaración es lejos la más importante que existe en cualquier condición de comunicación. Es clave, porque fija tu marco de credibilidad y de imagen para el resto del juicio. Quien quiera que le haya sugerido a esas personas que dieron su primera declaración, las que se demostraron que eran mentiras, francamente esas personas debieran estar despedidas.

-En ese sentido Délano y Lavín ¿acertaron en dilatar su primera declaración?

-Yo creo que esa fue una estrategia correcta, el poder tomarse el tiempo para decir las cosas que creían. Pero encuentro impresentable que algunos parlamentarios  juren que ellos nunca tuvieron relaciones con Penta y  después son pillados. ¿Cuándo tiene valor el reconocimiento de algo? Cuando no te han pillado. Cuando tú revisas y dices ‘sí, tienes razón: hay boletas que se entregaron irregularmente, pido disculpas y abro en este instante mi contabilidad’. Pero cuando te tienen absolutamente calzado y tú lo has negado una y otra vez, que tú digas ‘reconozco que hice eso y lo digo muy hombrecito’ me parece ridículo.

-Y con respecto a la UDI, ¿en qué posición queda? Primero bajaron el tono, después Iván Moreira reconoce su vínculo con Penta y el partido termina pidiendo disculpas públicas. 

-El primero que lo reconoce adquiere méritos de imagen, que el segundo y el tercero no van a tener. Y Moreira decide ser el primero, además él tenía bastante hachitas que afilar con la UDI porque fue miserable cómo lo trataron. Pero lo que yo discrepo con Iván, es que él pida que le den mérito por haber reconocido algo cuando en realidad no lo está reconociendo, se está adelantando al fiscal. Ya sabe que lo pillaron. Él debió haber reconocido esto la primera vez que se lo preguntaron. La persona que lo reconoce ahí, yo me saco el sombrero, pero la que lo hace después, es una persona que controla daños.

“Un político y filósofo norteamericano decía: ‘Cuando tú te encuentras dentro de un hoyo, deja de excavar’. Y la UDI no ha dejado nunca de excavar”

-Y el hecho que la UDI quiera apoyar ahora el proyecto de financiamiento a la política con La Moneda, ¿le da mérito?

-Es inevitable que después del caso Penta salga una ley del financiamiento a la política. Es imposible pensar que después de este escándalo se van a seguir haciendo las cosas exactamente igual. Si la UDI se va a subir al final, al principio, si va a poner sus votos o no, es absolutamente irrelevante, va a salir de todas maneras. Hay otras cosas que son evitables. Es totalmente evitable que la UDI diga que esto es una persecución política sabiendo cómo partió el caso. Que se prolongue la agonía del reconocimiento obligado, que destruye la credibilidad, me parece estúpido.

El que se insinúe que estos lo hacen todos y que, por lo tanto, debiera ser menor el trato por el hecho de que lo hacen todos, me parece un error. Cuando se está en un juicio, tiene valor la evidencia que puedes utilizar para comprobar los delitos, no puedes equiparar la situación de alguien que tiene muestras palpables de haber cometido delito con personas que se suponen que quizás lo hicieron. Y que lo haga un parlamentario me parece peligroso. Un político y filósofo norteamericano decía: ‘Cuando tú te encuentras dentro de un hoyo, deja de excavar’. Y la UDI no ha dejado nunca de excavar, se vio en un hoyo desde un principio.

/ Agencia Uno

-¿La ciudadanía castiga esas incongruencias?

-Cuando leí la columna de Gonzalo Rojas en El Mercurio señalando que no cabía la menor duda que, a estas alturas, la UDI debe haber perdido el 10 o 30% de su base electoral, pensé que si lo están diciendo ellos es porque el golpe es muy fuerte. Probablemente la UDI está en una situación mucho más débil que la que eventualmente pudo haber estado la Concertación en el MOP-Gate.

-Lagos dijo que eran casos “absolutamente distintos” y Aleuy descartó un acuerdo político. ¿Concuerda con esa visión?

-Por cierto va a haber negociación política como se hizo en ese entonces. El MOP-Gate derivó en la modificación a la ley de transparencia pública, pero no se negoció nada respecto a lo que pasaba con los involucrados, Carlos Cruz recibió una condena.  En este caso, que va a haber negociación para que cambie el modelo de financiamiento a la política es obvio, si no sería un escándalo. Pero es distinto una negociación para mejorar esa ley a una negociación para que no se cumplan las correspondientes sanciones dictadas por la Justicia. No veo ninguna posibilidad.

“Hasta los más grandes enfrentados a una querella o delito penal tienen que reducir su arrogancia. Los ves en una situación vulnerable y ellos tienen que aceptar que tienen que bajar del pedestal y someterse a situaciones donde la verdad, los hechos, la evidencia, tienen valor” 

-¿Cómo podría explicar su cambio de trabajo el Fernando Paulsen actual al Fernando Paulsen de hace 30 años, el que trabajaba en revista Análisis y Teleanálisis durante la dictadura?

-Lo voy a contar con una anécdota. Yo terminé el máster en periodismo en la Universidad de Texas en marzo de 1981 y luego me inscribí en la facultad de leyes de la Universidad para tomar un título de postgrado para abogado. Iba caminando de vuelta a mi casa y me salió el angelito que me dice: ‘Fernando, deja de escapar, estás haciendo esto porque no quieres volver a Chile todavía’. Y por más que me gustaban las leyes estaba dilatando esa decisión. Al día siguiente me desinscribí y tomé un avión a Chile dos días después.

Creo que los periodistas somos claves en una sociedad. La libertad de expresión, de información y la capacidad de las personas de estar informadas es absolutamente trascendental, pero creo que somos la segunda profesión más necesaria a la hora de establecer las bases de una convivencia ciudadana. La primera es, por lejos, la Justicia. Por más buena información que haya, si la Justicia está arbitrariamente estipulada genera todos los incentivos más malos que existen.

-Entonces su nuevo trabajo responde a una vocación que siempre ha tenido…

-Sí, me gusta la Justicia Penal porque tiene la otra cosa que creo que es necesaria: hasta los más grandes enfrentados a una querella o delito penal tienen que reducir su arrogancia. Los ves en una situación vulnerable y ellos tienen que aceptar que tienen que bajar del pedestal y someterse a situaciones donde la verdad, los hechos, la evidencia, tienen valor.

“Creo que en todos los reportajes de Penta que ha publicado La Tercera, en alguna parte debiera haberse puesto que ellos son competidores de Penta en el mercado financiero a través de Corpbanca”

-¿Va a seguir siendo panelista en Tolerancia Cero?

-Sí, voy a seguir hasta que la incompatibilidad de temas, producto de mi nuevo trabajo, lo haga imposible.

-Justamente Juan Pablo Hermosilla ha tenido clientes de gran revuelo mediático que han ido al programa. ¿Se inhabilitaría de esos debates si se da el caso?

-Absolutamente. Me inhabilito inmediatamente y lo tengo hablado con Jaime de Aguirre. Cuando yo note que me estoy inhabilitando en demasiados temas que Tolerancia Cero quiere tratar, evidentemente que el responsable voy a ser yo y me tendría que ir de ahí. Y antes de que me digan algo voy a decir ‘Jaime, no puedo estar todos los domingos inhabilitándome en alguno de los tres temas que tocamos porque me parece poco profesional, te pido que me liberes de estar acá’.

-Después de recibir el premio de periodismo de la embotelladora Andina 2012, usted señaló que “el conflicto de interés en el periodista es algo que se resuelve traspasándole a la persona que escucha al periodista, la información de que existe un conflicto de interés”. ¿Aplicaría a su situación?

-El conflicto de interés en periodismo se da porque el lector o telespectador no sabe que tú tienes una relación que eventualmente puede ser importante para la noticia. Yo cada vez que entrevisté a Lucho Hermosilla en Medioanoche partí diciéndole a la gente que Lucho Hermosilla es mi compadre, que es padrino de mi hijo, por lo tanto si considera que hubo algún sesgo o algo que no pregunté, porque puedo tener una relación con él, quiero que sepa que hay una relación que existe y usted califique como quiera.

El conflicto de interés, al explicitarse, tiende en una gran medida a desaparecer porque le pasas al lector su capacidad de asignar confianza y credibilidad sobre la base de toda la información disponible.

Voy a poner un ejemplo que algunos amigos míos me van a retar. Creo que en todos los reportajes de Penta que ha publicado La Tercera, en alguna parte debiera haberse puesto que ellos son competidores de Penta en el mercado financiero a través de Corpbanca. Creo que no le quita colocar un asterisco que explique eso. En Estados Unidos se hace todo el tiempo.

-Para usted el periodismo interpretativo tiene un valor fundamental en el ejercicio de la profesión, lo que precisamente hace que muchas veces te explayes en Tolerancia Cero. Las parodias de Malaimagen y de Kramer, ¿le dan risa?

-Sí, por cierto. Además que Kramer tuvo la deferencia de avisarme, que haga lo que quiera. A ratos me siento identificado, en algunas cosas sí. Fernando Villegas grafica mucho mejor esta situación cuando él dice que Tolerancia Cero ha tenido la dificultad de explicitar a los telespectadores que nosotros no somos un panel de entrevistadores que llevamos a un entrevistado. Somos panelistas que entregamos nuestra opinión y que invitamos a alguien para que, junto a nosotros, emita una opinión.

La gente cree que este es un programa de preguntas y que quiere que se les deje escuchar al entrevistado y claro, tiendo a veces a explayarme más de la cuenta, la gente puede pensar que me farrié al invitado.  Con Malaimagen me muero de la risa, pero no sé por qué siempre me hace con corbata. Si tú ves los programas nunca aparecí con una.

 

 

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