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29 de Enero de 2015

La bisexualidad cuestionada

La verdad es que la bisexualidad es una orientación sexual tan válida y existente como la heterosexualidad y la homosexualidad/lesbianismo y en ningún caso es una fase antes que precede el asumirse como homosexual o lesbiana.

Por Janet Noseda
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Janet Noseda es Psicóloga. Magister en psicología clínica. Especialista en género y diversidad sexual.

¿Qué ocurre cuando una persona confiesa ser bisexual?

Existen bastantes prejuicios contra las personas bisexuales, tanto desde la población heterosexual como desde los mismos círculos de la diversidad sexual. Se piensa que “deberían definirse”, haciendo alusión a elegir ser homosexual/lesbiana o ser heterosexual (como si la orientación sexual se eligiera como se elige la ropa cada mañana). Otros señalan que la bisexualidad no existe, negando entonces a la persona bisexual e invalidando su orientación sexual. Esto, en base a creencias de que la bisexualidad es una forma de ocultar la homosexualidad o el lesbianismo y que entonces, “es una fase”, o “se les va a pasar y entonces, recién saldrán del closet y se declararán homosexuales o lesbianas”.  También, existe el prejuicio de que el VIH está asociado a la bisexualidad, culpando a las personas bisexuales de la transmisión del virus “por andar con unos y con otros”. Así, la figura de la persona bisexual se estigmatiza y demoniza como personas irresponsables que niegan de su verdadera homosexualidad, escondiéndose en una orientación sexual que no existe.

La verdad es que la bisexualidad es una orientación sexual tan válida y existente como la heterosexualidad y la homosexualidad/lesbianismo y en ningún caso es una fase antes que precede el asumirse como homosexual o lesbiana. El ser bisexual, se define como la atracción física y emocional estable, hacia personas de ambos sexos. Lamentablemente, existe también la creencia de que las personas bisexuales tienen siempre “una tendencia a gustarles más un sexo que el otro”. Esto, incomoda y discrimina, puesto que quien es bisexual, no tiene una tendencia mayor hacia uno u otro sexo. Esta atracción varía en el tiempo y no se define genitalmente, sino por los afectos hacia las personas, separados de su genitalidad.

Diversos estudios han encontrado menor auto estima en personas bisexuales, en comparación con personas homosexuales y lesbianas, debido a la discriminación y a prejuicios. Esto, afecto a las personas bisexuales en cuanto a admitir frente a sus seres queridos que son bisexuales, pues deben también afrontar prejuicios y presión sobre definirse entre la heterosexualidad o la homosexualidad/lesbianismo, siendo que su orientación sexual es así: atracción hacia ambos sexos. Pedirle a una persona bisexual que “se defina” carece de tanto sentido y es tan inhumano, como pedirle a una persona homosexual que se defina como heterosexual, pues esconde detrás la idea de que su orientación sexual es algo que puede elegirse y que los seres humanos, tenemos atracción hacia un solo sexo.

Es curioso que dentro de la misma diversidad sexual exista discriminación usando argumentos heterocentristas: “defínete”, haciendo alusión hacia un binomalismo y cuestionando la validez de la orientación sexual de otra persona. Ello duele, discrimina, menoscaba la auto estima y además, aísla socialmente. Personalmente, después de trabajar muchos años en clínica con personas viviendo con VIH/SIDA, efectivamente conocí casos de hombres que eran casados y tenían una pareja gay. Mi opinión es que este problema no es atribuible a la persona, como si pudiéramos arrogarnos el apuntar con el dedo a un sujeto o sujeta de un problema que es social. Creo y de esta opinión me hago cargo pues es personal, basada en mi propia experiencia profesional, que este fenómeno es social y tiene que ver con la discriminación y castigo hacia quien revela una orientación sexual homosexual. Existe detrás de estas personas, miedos, profundas culpas y la negación de la propia sexualidad y en este caso, la responsabilidad la tenemos como sociedad.

Creo que debemos avanzar, desde todas las miradas y posiciones, hacia el derrocamiento de los prejuicios de la bisexualidad y hacia la validación de las orientaciones sexuales e identidades de género de los seres humanos. Ricos y diversos, por cierto y dejar de una vez por todas, de cuestionar éstos aspectos, tan íntimos y centrales, de los demás. Debemos tener mucho cuidado y ser respetuosos y respetuosas.

Quisiera terminar este artículo recordando que Freud fue el primero en presentar una teoría de una bisexualidad primaria, donde todos y todas seríamos bisexuales, aprendiendo por temor al castigo, la heterosexualidad. Autoras contemporáneas, cuestionan la naturaleza “única” de la orientación sexual que nace de la psiquiatría, abogando por una orientación sexual cambiante y fluctuante, donde la atracción hacia diversos seres humanos estaría mucho más cerca de una “naturaleza” de nuestra psiquis (si queremos abogar por una naturaleza o  una verdad) que orientaciones sexuales estancadas, como es el caso de la heterosexualidad y la homosexualidad/lesbianismo.

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