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23 de Marzo de 2011

Siete grandes escritores chilenos que “sobrevivieron” a su muerte

Inspirados en la próxima edición póstuma de la novela "The Pale King" de David Foster Wallace, que aparece este 15 de abril -y que The New Yorker adelantó hace unos días-, presentamos algunos de los más prolíficos autores nacionales que han publicado- y hasta irrumpido en el mundo literario- después de su funeral.

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Inspirados en la próxima edición póstuma de la novela “The Pale King” de David Foster Wallace, que aparece este 15 de abril -y que The New Yorker adelantó hace unos días-, presentamos algunos de los más prolíficos autores nacionales que han publicado- y hasta irrumpido en el mundo literario- después de su funeral.

1.- Rodrigo Lira (muerto en 1981) es uno de los casos emblemáticos entre estos autores. Del poeta santiaguino se publicó de manera póstuma “Proyecto de Obras Completas” (1984), con prólogo de Enrique Lihn, a tres años de aparecer muerto en su tina desangrado, mientras que en 2006 se editó una nueva recopilación, con 6 textos inéditos suyos, titulada “Declaración jurada”.

2.- Roberto Bolaño (muerto en 2003) fue, sin embargo, quien se llevó los flashes, el reconocimiento y también el dinero, con varios títulos lanzados al mercado por Anagrama después de su muerte. “La Universidad Desconocida” (2007), “2666” (2004), “El Tercer Reich” (2010) o la reciente novela “Los Sinsabores del Verdadero Policía” (2011), cuentan en la lista, además de varios cuentos y algunos ensayos.

 

Ciertamente es uno de los autores fallecidos con más títulos publicados tras su muerte, a nivel mundial, junto al ruso Nabokov, la neozelandesa Janet Frame y el propio Foster Wallace. Prueba de su inagotable combustión y el interés global por este tipo de personajes.

 

 3.- Juan Emar (muerto en 1964) perteneció a la vanguardia literaria de comienzos del siglo pasado y varias décadas después de su muerte se publicó recién su notable trabajo como crítico de arte. Plasmado principalmente en las obras “Notas de arte: Jean Emar en La Nación 1923-1927” (2003) y “Jean Emar: Escritos de arte 1923-1925”, de la misma época en donde se hizo de su reconocido seudónimo tomado de la expresión “J’ en au marre” (‘estoy harto’ en francés).

4.- Francisco Coloane (muerto en 2002) fue un novelista marcado por Tierra
del Fuego, que a sólo unos años después de su muerte aparecieron
editados “Papeles recortados” (2004) y “Última carta” (2005).

 

5.- José Donoso (muerto en 1996) aporta una clave que aparentemente sólo alcanzaron autores como Bolaño: una especie de hype mediático que acompañó muy bien la venta de sus obras póstumas, como “El mocho” (1997) y “Lagartija sin cola” (2007). Consistió en alimentar una biografía confusa, con datos frescos y desconocidos para la opinión pública, que hicieron aún más atractivo a un personaje interesante por sí solo, en su rol de escritor o periodista. Un botón podrían ser ciertos pasajes homosexuales [faceta desconocida] revelados por la reciente biografía publicada por su hija Piñar Donoso, amparada en cartas y extractos del diario personal del autor, en “Correr el tupido velo” (2009).

6.- Jorge Teillier (muerto en 1996) fue un poeta anclado en Cabildo, que en su caso particular publicó tras su muerte “Hotel Nube” (1996) y “En el Mudo Corazón del Bosque” (1997), junto a otras ediciones póstumas publicadas por la Editorial Universitaria, como “Lo soñé o fue verdad” (2003).

7.- Enrique Lihn (muerto en 1988) fue uno de los más fértiles poetas y novelistas locales, recordado además por el irónico collage Quebrantahuesos. “Álbum de Toda Especie de Poemas” (1989), “Asedios a Óscar Hahn” (1989) y “Diario de muerte” (1989) fueron algunas de sus obras póstumas.

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