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23 de Noviembre de 2012

Un millón de egipcios salen a las calles en protesta contra “el nuevo faraón”

Miles de manifestantes incendiaron las sedes de los Hermanos Musulmanes en tres ciudades del país para protestar contra el autoritarismo del presidente Mursi.

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Luego de que el Presidente egipcio, Mohamed Mursi optara el jueves último por concentrar en su persona a los poderes ejecutivo y legislativo, los ciudadanos simplemente dijeron basta.

Las oficinas del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), fueron incendiadas en las ciudades de Suez, Ismailiya y Port Said. Un responsable del partido islamista indicó además que las oficinas del partido fueron tomadas en la ciudad de Alejandría, en donde estallaron choques entre manifestantes a favor y en contra de Mohamed Mursi.

Al menos 150 manifestantes resultaron heridos el pasado martes a manos de la Policía egipcia en el transcurso de violentos enfrentamientos en la céntrica plaza Tahrir,en El Cairo

Mursi, primer presidente civil e islamista del país más poblado del mundo árabe se arrogó en una “declaración constitucional” el derecho de tomar cualquier decisión o medida para proteger la revolución” del año pasado.

“Las declaraciones constitucionales, decisiones y leyes emitidas por el presidente son definitivas y no pueden ser apeladas” en espera de una nueva Constitución, prevista para mediados de febrero, según esta declaración. Esto significa que sus poderes quedan blindados ante la Justicia.

Tras enterarse de los disturbios, que reunieron a cerca de un millón de egipcios en las calles de varias ciudades, Mursi aseguró que asumirá los poderes reforzados que decidió la víspera.

“Nadie puede detener nuestra marcha hacia adelante (…) Estoy cumpliendo mi función para servir a Dios y a la nación y tomo las decisiones tras consultar con todo el mundo“, dijo el presidente egipcio. Su objetivo, dice, es conseguir “la estabilidad política, social y económica” del país.

Mursi tenía hasta ahora el control del poder ejecutivo y legislativo, pues el Parlamento había sido disuelto por la Junta Militar dos días antes de la segunda vuelta de las presidenciales, en aquella etapa transitoria en la que asumieron el mando.

El mandatario, que ganó con casi un 52 % de los votos en la segunda vuelta de las elecciones, renunció a su militancia en los Hermanos Musulmanes tras conocerse su triunfo en los comicios.

Mursi es por tanto el primer civil que accede a la presidencia y el primer jefe de Estado elegido en unas elecciones democráticas en la historia de Egipto, aunque no debe minusvalorarse el poder de los miiltares en un país que desde 1953, tras la caída de la monarquía, ha sido dirigido por generales.

La reacción opositora

En rueda de prensa, los líderes de la oposición calificaron de “golpe” la resolución presidencial de este jueves.

“Trabajaremos juntos como egipcios hasta que consigamos los objetivos de la revolución”, señaló el Nobel de la Paz Mohamed El Baradei, en una rara muestra de unidad entre los líderes de la oposición, que hasta el momento han fracasado en sus intentos de presentar un frente unido contra los islamistas Hermanos Musulmanes, consigna RT.

“Hacemos un llamamiento a todos los egipcios para que protesten en todas las plazas de Egipto este viernes”, instó la oposición.

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