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15 de Enero de 2015

No confíes en nadie

Basada en la novela Antes de irme a dormir, de S.J. Watson, esta película tiene un suspenso distinto al de Alfred Hitchcock en el que espectador es copartícipe de informaciones que la protagonista desconoce.

Por José Blanco J.
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José Blanco J. es Profesor de Estado (Universidad de Chile), Doctor en Filosofía y Doctor en Materias Literarias (Universidad de Florencia, Italia). Se ha dedicado a la filología medioeval y humanista, dando especial importancia a Dante, Petrarca y Boccaccio sobre los que ha escrito numerosos libros y ensayos. Ha traducido al castellano textos de cronistas florentinos que vivieron en América en los siglos XVI y XVII. También ha publicado libros de historietas de dibujantes chilenos.

Solipsismo es un término filosófico que alude al hecho de que el individuo sólo puede estar seguro de que existe en su propia mente. La realidad que lo rodea no se puede conocer y es sólo parte de los estados mentales de su propio yo. Es como el “genio maligno” de Descartes o el Monólogo de Segismundo en La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca.

Al final de Desde el jardín (Being there), de Hal Ashby, según la novela de Jerzy Kosinski, se afirma “la vida es un estado de la mente”. ¡Y eso es!

Para Christine Lucas todo es nuevo cada mañana cuando despierta. El hombre que duerme en su misma cama le explica que es su marido y que tuvo un accidente: ahora, todo lo que conoce durante el día, lo olvida después de dormir.

Es un caso muy distinto al de Hechizo del tiempo, la ya clásica película con Bill Murray en que cada mañana el día se repetía nuevamente.

Esta mujer, que va para los 50, tiene miedo. ¿Puede confiar en ese hombre que dice ser su marido? ¿O en ese médico que la llama todos los días para ayudarla a recordar a través de la filmación que ella misma ha hecho de sus experiencias del día? Su mente sigue trabajando cuando sueña (incluso despierta) y allí es libre, pero son imágenes terribles. En ese eterno presente – que recuerda la tragedia del alzheimer – surgen escenas de violencia y también de un hijo que estaría muerto.

Basada en la novela Antes de irme a dormir, de S.J. Watson, esta película tiene un suspenso distinto al de Alfred Hitchcock en el que espectador es copartícipe de informaciones que la protagonista desconoce. Aquí – a pesar de la experiencia de Matrix o The Truman Show – está tan desconcertado como ella.

La película tiene su soporte en la extraordinaria interpretación de Nicole Kidman, hermosa criatura, que es además una gran actriz: ¿la recuerdan en Ojos bien cerrados, Las horas o Los otros? La acompañan Colin Firth, que ya fue su marido en Un pasado imborrable, y Mark Strong (el Lord Blackwood de Sherlock Holmes).

El productor ejecutivo es Riddley Scott y aquí siento también algo del Philip K. Dick de Blade Runner (los recuerdos inyectados a la replicante Rachel). Por su parte, Rowan Joffe es hijo de Roland Joffé, director de grandes películas como Los gritos del silencio, La ciudad de la alegría y La misión. Hasta el momento había dado pruebas sobre todo como guionista (El americano o 28 días después) y éste, su casi debut, es auspicioso.

(Before I Go to Sleep. USA, 2014)

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