Profesores, los Atlas de Chile

Tan común como escuchar sobre la falta de espíritu cívico de los jóvenes, es el escuchar que la solución pasa por incluir educación cívica en los colegios. Siguiendo esta lógica y sin importar el hecho de no saber si funciona, hemos llenado a los colegios de programas especiales para la prevención de drogas, de salud y de educación sexual como las JOCAS.

Estos programas caen como gotas de aguas en las escuelas: provienen de diferentes nubes-ministerios. Y para peor las gotas, incluso las que vienen de la misma nube, no tiene idea de lo que pasa con la otra gota. No saben dónde caen, ni a quién mojan. Sólo sabemos que cuando muchas gotas caen en un terreno que no está preparado, terminan haciendo barro y pozas, agua estancada que se queda esperando que el tiempo pase hasta que de manera espontánea desaparezcan.

El tanto repetirnos que la educación es la principal bala de plata para mejorar los problemas sociales de nuestro país, es que hemos terminado creyendo que es la única forma de hacerlo sin importar los costos y consecuencias. Tanto hemos repetido nuestra fe en la educación, que la hemos transformado en una especia de religión dentro de la política, con su propia mitología de héroes y villanos.

Así como Atlas, titán de la mitología griega que debía cargar sobre sus hombros los pilares que mantenían la Tierra separada de los cielos, estas políticas que caen para mejorar y usar el sistema educativo, se han hecho sobre los hombros de los profesores, pero sin mejorar las condiciones de su ejercicio lo que finalmente ha complejizado y burocratizado las escuelas.

Se pensó que contando con sistemas de apoyo externo, tanto privados como estatales, se ayudaría a que el colegio soportara este nuevo sistema. Pero lo que siguió sucediendo es que estas mismas agencias terminaron sobrecargando el rol del docente.

Es por todo esto, que era esencial aprobar la idea de legislar la carrera docente, puesto que un rechazo de esta ley hubiese significado seguir tratando a los profesores como Zeus trato al titán Atlas.

Que el proyecto de carrera docente debe mejorar es un hecho de la causa, puesto que tal como está hoy el proyecto no logra desarrollar todo el potencial que tiene. ¿Cómo debe mejorar? Más allá del aumento de horas no lectivas, debemos buscar limitar la constante rendición de cuenta sobre los profesores.

¿Si sabemos que un profesor llegó a su nivel óptimo (que es lo máximo que puede hacer una evaluación central) no sería mejor que su propia comunidad lo evalué? ¿No sería mejor que no lo obliguemos a seguir rindiéndole cuenta al Estado y que le demos espacio para rendirle cuente a su comunidad, a su director, a sus alumnos? ¿No sería mejor que le demos el tiempo para que, con sus pares puedan compartir experiencias?

Cierto es que a todos nos evalúan todos los años nuestros propios jefes, pero es cierto también que sólo los profesores tienen que rendirle cuentas al gobierno central. ¿No será mejor que una vez que aseguramos centralmente que el profesor cuenta con las condiciones básicas, demos autonomía a ese profesor para seguir perfeccionándose?

Una mejor educación para nuestros niños, es una educación donde el profesor puede seguir avanzando. Una mejor educación es cuando dejamos de tratar al profesor como un titán, sino como un profesional. Igual que a todos.