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31 de Diciembre de 2015

La controversia con la pura y casta Universidad de Los Andes

Las Universidades, independiente de su credo religioso, debieran enseñar los métodos anticonceptivos y de barrera, pues los profesionales que salgan de esas Universidades, trabajarán con gente y tienen entonces la responsabilidad de ayudar a disminuir los embarazos no deseados, embarazos adolescentes y disminuir la tasa de contagio de VIH y enfermedades de transmisión sexual.

Por Janet Noseda
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Janet Noseda es Psicóloga. Magister en psicología clínica. Especialista en género y diversidad sexual.

La Universidad de los Andes implementará dentro de su oferta, a la carrera de Obstetricia. Sin embargo, a través de un comunicado público, el Colegio de Matronas de Chile dio a conocer su preocupación, ya que esta carrera no incluiría dentro de su malla métodos anticonceptivos. Esto no es de extrañar, ya que sabemos que esta Universidad tiene convicciones religiosas del sector más conservador del catolicismo.

Como especialista en sexualidad y docente en el tema, soy una convencida de que la educación superior debe ser laica, especialmente en las carreras de salud, ya que la sexualidad ha sido tema de preocupación de la iglesia desde hace siglos, ideas que aún siguen presentes, quitándole a la sexualidad aspectos relacionados con el placer y limitándola exclusivamente a la reproducción.

Además, la iglesia ha prohibido desde hace años la anticoncepción y más aún, los métodos de protección para las enfermedades de transmisión sexual. Fue tema de lucha de las mujeres antiguamente, exigir su acceso a métodos anticonceptivos, lo cual se logró pero la iglesia, a través de sus dispositivos educativos, sigue prohibiendo estos métodos. Por ejemplo, prefieren enseñar métodos “naturales” de anticoncepción, como el método Billings o del calendario en vez de los métodos tales como las pastillas anticonceptivas, las inyecciones, etc, siendo que éstos últimos tienen mayor eficacia comprobada para la anticoncepción que los métodos “naturales” y que decir del uso de preservativo. Este método es el que más eficacia ha demostrado para evitar el contagio de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual pero las ideas religiosas, ven en este método un peligro, pues acerca a la sexualidad por placer y no por mera reproducción.

Las Universidades, independiente de su credo religioso, debieran enseñar los métodos anticonceptivos y de barrera, pues los profesionales que salgan de esas Universidades, trabajarán con gente y tienen entonces la responsabilidad de ayudar a disminuir los embarazos no deseados, embarazos adolescentes y disminuir la tasa de contagio de VIH y enfermedades de transmisión sexual. Recuerdo que hace algunos años, los centros de salud de la Universidad Católica, los áncora, no repartían preservativos ni métodos anticonceptivos, siendo que muchos de esos centros estaban ubicados en las comunas más vulnerables, como La Pintana, por ejemplo, donde las mujeres no tenían más opción que recurrir a estos centros para solicitar preservativos y métodos anticonceptivos pues no tenían la posibilidad de comprarlos pero se topaban con la restricción de estos centros para entregárselos. Aquí podemos ver un caso ético importante, de responsabilidad social que toda Universidad debiese tener. Conocido es también que la Universidad Católica realizó charlas a favor de la terapia reparativa de la homosexualidad y la misma Universidad de los Andes trajo hace unos años a un médico extranjero especialista en estas supuestas terapias, para un seminario.

¿Cuál es el dilema entonces?, ¿pueden las Universidades religiosas enseñar según la religión y no según la ciencia?, ¿cómo afecta esto a los alumnos, alumnas y comunidad? El tema es muy delicado, puesto que sus enseñanzas van en desmedro en este caso, de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, los cuales señalan que señalan que toda persona tiene derecho a planificar sus embarazos y acceder a métodos anticonceptivos. Así, nuestra población tiene el derecho de acceder a los métodos anticonceptivos y de barrera y no tienen por qué verse perjudicados por las creencias religiosas de las Universidades.

No estoy de acuerdo con que la Universidad de los Andes haya ingresado a la gratuidad, puesto que recibirán dineros del Estado para enseñar según la religión y no según la ciencia. La Iglesia, en su afán de seguir perpetuando sus ideas, ha creado dispositivos académicos, tales como Universidades, colegios, centros de formación técnica, etc, que funcionan como aparatos de divulgación de sus ideas entre los alumnos y alumnas, quienes después salen a la comunidad a seguir enseñándolos o limitar en este caso, el acceso a métodos anticonceptivos y métodos de barrera.

Dentro de lo que entendemos como educación pública gratuita y de calidad, debe incluirse el que la educación sea laica, alejada de la religiosidad y lo más cercana a la ciencia, puesto que no se puede jugar con la población y esto se hace más urgente en las carreras de salud, que tienen dentro de su campo a la sexualidad. Me parece que el Colegio de Matronas hizo lo que no hizo el Gobierno, alertar acerca de una falta gravísima de una Universidad debido a conceptos religiosos. El Estado debiese revisar las mallas académicas para que sean de excelencia, especialmente aquellas de las Universidades que entraron a la gratuidad y que son religiosas pues la religiosidad debe impartirse en cada hogar y en las iglesias, pero no en las Universidades.

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