Secciones El Dínamo

cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
11 de Octubre de 2022

Molotovs a la hora del recreo

El dramaturgo o guionista que describa el desmoronamiento de la autoridad que vivimos como país y que encuentra su más tragicómica expresión en las mesas para resolver el tema de la violencia en el INBA y los demás “liceos emblemáticos”, sin duda, pasará a la historia.

Por
El ataque reiterado a un cuartel militar, cuestión que en cualquier democracia respetable del mundo, se zanja con una respuesta clara, efectiva y ejemplificadora, acá se reduce al uso de la manguera contra los que arrojan motolov, en otra escena digna del teatro del absurdo, que se convierte en rutina. AGENCIA UNO/ARCHIVO
Compartir

Mesas de trabajo para abordar la violencia en los liceos emblemáticos, que se traduce en bombas molotov, robos para comprar bencina y mamelucos blancos, medio centenar de micros quemadas, suspensión de las clases, tránsito alterado, vecinos aterrados y un cuartel de Ejército sitiado que se resguarda manguereando a los delincuentes de las rodillas para abajo, porque el gobierno los considera “población vulnerable”… ¡y no vaya a ser que se les acuse de atentar contra sus derechos humanos! 

Mesas para esa violencia urbana y querellas para contrarrestar los gravísimos atentados en la macro zona sur. Una tras otra, con mínimos resultados. Eso es lo que se puede esperar de las autoridades responsables en materia de seguridad y orden público. Hasta ahora parece que eso sería todo.

Vamos con lo de las mesas de trabajo que son como una obra de Ionesco. 

En las mesas hay que sentar a un representante de los delincuentes, de los “vulnerables”, a esos que se considera “manifestantes” y no violentistas asistémicos. Hasta la prensa, sin reflexión ninguna, los instala así en el imaginario colectivo: manifestantes, cuando están haciendo bajar a los pasajeros de una micro a la fuerza para luego quemarla.

Pero al parecer a la mesa no acude ni uno. Es más, como dentro de sus demandas, donde figuran cuestiones tan delirantes como menú vegano y reparación de los WC, que ellos mismos tienen rayados, quebrados y desaparecidos porque los han convertido en proyectiles, hasta otras directamente políticas, como la renuncia del ministro de Educación, no hay espacio para la conversación. Así las cosas, los que se sientan en la mesa –y que se congratulan ya que “todas las actorías participan de la instancia de diálogo”- hablan entre ellos y no llegan a nada. 

El ataque reiterado a un cuartel militar, cuestión que en cualquier democracia respetable del mundo, se zanja con una respuesta clara, efectiva y ejemplificadora, acá se reduce al uso de la manguera contra los que arrojan motolov, en otra escena digna del teatro del absurdo, que se convierte en rutina. Tal como sucedió durante los meses posteriores al 18 de octubre de 2019 en la llamada Plaza Dignidad, donde los escarceos entre la policía y los violentistas llegaron a parecer una inoperante coreografía cotidiana. 

Rodrigo Rocco, el director de educación municipal de Santiago, nombrado por la alcaldesa Iraci Hassler, dijo a La Tercera el fin de semana que los violentistas del Instituto Nacional Barros Arana (INBA) son “pandillas juveniles que pueden tener una estética anarquista, no tienen mucho sustento teórico ni reflexión. Esos grupos se aprovechan de cualquier demanda, el TPP11, Kast, Boric, el baño, al punto que llegamos a cierto absurdo. Además, la cosa es bastante básica: los cabros van al Homecenter, se roban un overol, hacen una vaca y compran un litro de bencina. Es muy juvenil”.

También dijo que tiene la sensación de que el grado de violencia en el INBA está bajando. Que fue peor el primer semestre. Eso dijo el funcionario, que estudió teoría de la música, es militante comunista y fue dirigente de la FECH en sus años universitarios. Lo rebatió el general Jean Pierre Irribarra, comandante de la División de Ingenieros del Ejército, vecino del INBA, diciendo que si antes los ataques eran a diario, ahora son más de una vez al día. ¡Y siempre a la hora del recreo! O sea, conformémonos: los niños están estudiando entre recreo y recreo. 

El dramaturgo o guionista que describa el desmoronamiento de la autoridad que vivimos como país y que encuentra su más tragicómica expresión en las mesas para resolver el tema de la violencia en el INBA y los demás “liceos emblemáticos”, sin duda, pasará a la historia.

Léenos en Google News

Notas relacionadas

Deja tu comentario

Lo más reciente

Más noticias de Opinión