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7 de Febrero de 2023

Trayectorias educativas inclusivas

Desde hace algunos años, también se han venido haciendo ajustes necesarios a los distintos instrumentos que se han utilizado para el acceso a la educación superior, de manera de qué puedan ser rendidos por estudiantes en situación de discapacidad.

Por Matías Poblete
Sin lugar a dudas, la inclusión no puede pasar por voluntades, más bien, debe ser parte de las obligaciones que las distintas casas de estudio deben cumplir para ejercer su rol social. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Matías Poblete

Matías Poblete es Presidente de la Fundación Chilena para la Discapacidad

Un estudiante en situación de discapacidad enfrenta una serie de barreras en su trayectoria educativa. Probablemente, en su hogar, en el trayecto al lugar de estudios, durante una clase y durante una evaluación tendrá que ingeniárselas para salvar los diversos obstáculos que impiden su participación en igualdad de oportunidades.

En el último tiempo, ha sido evidente que las personas en situación de discapacidad han logrado acceder a la educación superior, sin embargo, existe una gran deuda pendiente en relación a su permanencia en este nivel educativo y mayormente, en la existencia y disposición de los apoyos especializados, humanos y tecnológicos, a los que no siempre tienen acceso, para propiciar su aprendizaje en igualdad de condiciones.

Hace poco, se realizó un reconocimiento inédito y muy valorado a aquellos estudiantes en situación de discapacidad que rindieron la Prueba de Acceso a la Educación Superior en el año 2022 y que lograron un buen puntaje.

Desde hace algunos años, también se han venido haciendo ajustes necesarios a los distintos instrumentos que se han utilizado para el acceso a la educación superior, de manera de qué puedan ser rendidos por estudiantes en situación de discapacidad.

Tanto el reconocimiento como los ajustes necesarios que se han dispuesto, otorgan visibilidad y mayores oportunidades para que estudiantes en situación de discapacidad puedan acceder a la educación superior. Ahora bien, para transformar un sistema educativo rígido, con escasa accesibilidad y pocas oportunidades de inclusión, no basta con visibilizar y realizar sólo algunos ajustes, principalmente, en el acceso. En este sentido, nuestro país requiere de una política pública robusta, que se acompañe de leyes y medidas administrativas que vayan en el orden de los principios de igualdad de oportunidades y de no discriminación.

Aún al día de hoy, la inclusión en la educación superior pasa por la voluntad de personas, tanto directivos como docentes, quienes, sólo si lo tienen a bien, abrirán un espacio de igualdad de oportunidades para El Progreso en el desarrollo académico, el cual, determinará la permanencia de los estudiantes en situación de discapacidad en la carrera que eligieron cursar. Sin lugar a dudas, la inclusión no puede pasar por voluntades, más bien, debe ser parte de las obligaciones que las distintas casas de estudio deben cumplir para ejercer su rol social.

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