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19 de Diciembre de 2010

La receta del sistema de donaciones más exitoso del mundo

Con la muerte del pequeño Joaquín Corvalán nuevamente volvió a abrirse el debate sobre la necesidad de mejorar el sistema de donaciones y trasplantes. El menor, de tan sólo dos años, falleció esperando un corazón que viniera a reemplazar el suyo, enfermo por una miocardiopatía dilatada.

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Con la muerte del pequeño Joaquín Corvalán nuevamente volvió a abrirse el debate sobre la necesidad de mejorar el sistema de donaciones y trasplantes. El menor, de tan sólo dos años, falleció esperando un corazón que viniera a reemplazar el suyo, enfermo por una miocardiopatía dilatada.

En nuestro país, en 2009, se registró una de las peores tasas de donantes efectivos por millón de habitantes de las últimas décadas: 6,5. Paupérrima si se le compara con la del país líder en la materia, España, que registra un índice que fluctúa entre los 33 y 35 donantes por millón de habitantes. Pero esto no siempre ha sido así. Hace 20 años, esa cifra, en el país ibérico, no llegaba ni a la mitad. ¿Qué explica esa alza? Muy simple: un singular sistema, apodado el “spanish model” entre los especialistas del sector, que buscó a través de la mejora en la eficiencia del modelo aumentar los trasplantes, y por ende, los donantes. Y no al revés.

 Aquí algunas claves de ese modelo que ya ha sido replicado en varios países de Europa:

1) Concentración de esfuerzos en las UCIs: en los manuales de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) de España lo tienen claro. “La causa número uno de pérdida de donantes y la que marca la diferencia entre un país y otro, es la no detección de los donantes potenciales, es decir, de aquellos enfermos que pueden fallecer en situación de muerte cerebral” y que, como es natural, se encuentran en las UCIs.

Tanto es así que, aseguran, cualquier porcentaje posterior de pérdida ya sea por causas médicas, negativas familiares o legales queda absolutamente compensada si hay una detección adecuada. Es por ello que un agente fundamental del proceso es un médico ubicado en cada UCI del país que está constantemente “monitoreando” a potenciales donantes. Se trata de una “auditoria” continua de las muertes encefálicas, supervisadas por un coordinador de trasplante intrahospitalario.

2) Coordinador hospitalario: cuando recién comenzaron los trasplantes en el mundo, y en especial en los países anglosajones, esta figura solía estar ocupada por un profesional no médico que hacía el mero papel de auxiliar del proceso. España, en cambio, en 1989, cuando inicia su programa estrella de trasplantes, decide cambiar esa figura y opta por médicos intensivistas. Este cambio de modelo fue clave, al punto que hoy los coordinadores son el verdadero “corazón” del sistema al interior de cada hospital del país. Su misión es “potenciar la donación de órganos” en su respectivo establecimiento.

Y uno de los secretos para que existan en cada recinto asistencial es que se permite que esa figura la ocupen profesionales a tiempo parcial, lo cual es vital en ciudades pequeñas donde no abundan los especialistas. Quienes conocen la historia, recuerdan cómo en 1989, año de inicio del “spanish model”, se vivió una verdadera eclosión de profesionales muy jóvenes, muchos de ellos recien titulados, fuertemente motivados que llegaron a ocupar esos puestos en cada hospital de España. Su labor consiste no sólo en estar en permanente contacto con los médicos de las UCIs, sino con todo el resto del sistema, a nivel regional y nacional, el cual se activa una vez que aquellos profesionales detectan un potencial donante.

3) Oficina central de trasplantes: establecida a nivel nacional, es la encargada no sólo d distribuir los órganos, sino también de la organización del transporte, el manejo de las listas de espera, las estadísticas, y la información general y especializada. Su ayuda es fundamental en el caso de los centros de salud más chicos, alejados de grandes hospitales, y con pocos recursos al punto que serían incapaces de llevar a cabo la totalidad del proceso -incluso en sus aspectos técnicos más simples- sin la ayuda del aparato central.

4) Formación continua: ya es tradición que tanto de los coordinadores como todo el personal del aparato nacional de salud, tenga instrucción permanente y regular sobre el sistema de trasplantes. Ya sea a nivel general o con cursos específicos como los dictados sobre detección de donantes, aspectos legales, entrevistas a familiares, datos organizativos, características comunicacionales del proceso, etc… la idea es transformar a todos en verdaderos “embajadores”  y piezas operativas del sistema.

5) Trabajo con los medios de comunicación: en España están conscientes que una vez establecida la eficiencia del sistema, corresponde sumar a la población a la causa a través de canales regulares de información sobre el proceso de donar. Para ello, entre otras medidas, hay una línea de teléfono activa durante las 24 horas con información sobre el tema. Además, la ONT tiene reuniones periódicas con periodistas, cursos de formación, y rápido manejo de publicidad adversa y situaciones de crisis que ayudan a que la donación sea una “causa país”.

6) Marco legislativo: similar al del resto de países occidentales, en España han hecho especial esfuerzo en dotarse de una legislación que sirva de sostén efectivo para todo el proceso de donación y trasplante. Es así como sus leyes se han preocupado de definir y establecer lo que se entiende por muerte encefálica, por condiciones óptimas de extracción de órganos, y por exigencias inviolables como la ausencia de motivación económica, entre otras.

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