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28 de Septiembre de 2011

Villegas sobre Labbé: "muestra considerables cojones"

"Labbé, además, es cuero duro. No serán cien colegiales ni los abundantes periodistas con vocación de inquisidores al servicio de la humanidad los que le hagan perder la compostura. Cuero duro a la antigua, con paralelo desprecio por el chivateo, las algaradas y los rebeldes", dice el panelista de T0 sobre el alcalde de Providencia.

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Todo movimiento social en gran escala necesita su “Hall of Fame”, un nutrido elenco de estrellas esplendorosas y de siniestros villanos, estos últimos para hacer de antenas receptoras de las iras y rencores que genera a borbotones cada movimiento que jamás haya existido. En el caso del movimiento estudiantil, varios son los villanos en stock, pero el último y más sonado es Cristián Labbé, el alcalde de Providencia. Labbé, quien nunca ha sido bienquisto en los ambientes del progresismo, izquierdismo y concertacionismo, ahora también es figura malévola para los escolares debido a su cierre, por decreto y en estilo de bando, de los colegios de su comuna.

¿Es justo el tratamiento que está recibiendo? ¿Merece los insultos, los ataques, las críticas, el basureo y ninguneo desde casi todos los sectores, incluyendo el gobierno? Pregunta equivocada: en situaciones como esta, cuando las pasiones andan circulando en estado de efervescencia y vociferación, la interrogante acerca de la justicia o injusticia carece de sentido. Sencillamente, la gente es catalogada según si esté -o se cree está- a favor o en contra del asunto. Se es amigo o enemigo, se sirve o no a la causa, se somete uno o no al estado de ánimo prevaleciente, a las ideas de moda, al parloteo en uso, a las consignas del momento.

Hay que reconocerle a Labbé que su disposición a enfrentar la tremenda presión que ejerce un movimiento con tan aplastante apoyo ciudadano es muestra de considerables cojones. No deja de ser un mérito en una sociedad donde, al contrario, el paisaje humano está repleto de hipócritas. Pocos son los que, como Labbé, manifiestan abiertamente su lealtad al fenecido comandante Pinochet y su gobierno. En la llamada “derecha dura” no hay sino gente reblandecida, temerosa de Dios y de los hombres, del revoltijo, las funas, los procesos, los insultos y las persecuciones. Muchos prohombres de ese sector incluso aparecen ahora reciclados, “refurbished” como liberales de cabellera suelta, tez asoleada y camisa sin corbata.

Labbé, además, es cuero duro. No serán cien colegiales ni los abundantes periodistas con vocación de inquisidores al servicio de la humanidad los que le hagan perder la compostura. Cuero duro a la antigua, con paralelo desprecio por el chivateo, las algaradas y los rebeldes. Es hombre criado en cuartel, en patios donde se marcha y no se juega, en espacio de órdenes y obediencias. Odia visceralmente el despelote y está convencido que aun las revoluciones deben hacerse desde arriba, por órdenes superiores y “conforme a la ley”.

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