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22 de Enero de 2014

Inversiones peruanas en Chile (y viceversa) que también esperan el fallo de La Haya

La llamada “teoría de las cuerdas separadas” fue la línea que caracterizó a los últimos seis años de diferendo marítimo con Perú, coincidiendo con los récords históricos de inversión entre ambos países.

Por Daniel Jeria
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Dos años después de firmarse un Tratado de Libre Comercio entre Lima y Santiago, el entonces presidente peruano Alan García formalizó su demanda marítima contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por un triángulo de mar de aproximadamente 38.000 km² frente a las costas de Arica.

El jueves pasado se cumplieron seis años desde que Chile y Perú se encuentran en litigio por un territorio que contiene importantes recursos pesqueros para la zona. Seis años en los que se ha dado un incremento sostenido de las inversiones entre ambos países.

Para bien o para mal, la llamada “teoría de las cuerdas separadas” fue la línea que caracterizó  a estos seis años de diferendo marítimo con Perú, y fue la razón por la que el mismo período coincide con los récords históricos de inversión entre ambos países.

El último año del que se tiene registro oficial del origen de inversiones extrajeras en Chile es el 2012, cuando se materializaron US$224,3 millones de inversiones peruanas en nuestro país. Los datos del Comité de Inversiones Extranjeras registran que sólo en ese año se invirtió más de un tercio de todo lo que Perú ha invertido en Chile desde 1974.

Esta cifra tiene grandes diferencias con las entregadas por el Consejo Empresarial Chileno Peruano (CEChP),  instancia que reúne periódicamente a los grandes empresarios de ambos países. Según este organismo, en 2012 Perú invirtió US$7.000 millones en Chile –que hizo lo propio en Perú con US$13.000 millones– monto que para 2013 se habría incrementado a US$10.000 millones.

La diferencia se produce, como explica el Gerente General de la Cámara de Comercio Chileno-Peruana en Santiago, porque no hay un “dispositivo legal que obligue a registrarse” a los empresarios que invierten entre ambos países, y “sólo quienes quieren hacerlo pueden incorporarse a los registros de protección de inversiones”.

Este registro voluntario es el Decreto Ley 600, de 1974, que usa el Comité de Inversiones Extranjeras en nuestro país para calcular cuánto se invierte en Chile desde el extranjero.

Mirando al Norte

Los datos de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) del Ministerio de Relaciones Exteriores ponen a Perú como el cuarto mayor destino de inversiones chilenas, totalizando US$ 13.610 millones desde 1990.

Nuevamente salen al ruedo las cuerdas separadas cuando se constata que de ese total, más de US$8.000 millones se invirtieron con posterioridad a la demanda en La Haya, y el récord de capitales chilenos desembarcando en Perú se produjo en 2011, cuando luego de seis años consecutivos de incrementos en la inversión, las empresas chilenas llegaron a invertir US$2.079 millones. La drástica caída a US$470 millones en 2012 se explica porque ese año se privilegió la expansión chilena en Colombia (ver gráfico).

/ Direcon

/ Direcon

Se calcula que en la actualidad hay más de 350 empresas chilenas desarrollando más de 650 proyectos a lo largo del territorio peruano. Estos emprendimientos darían trabajo a alrededor de 117.000 personas en el vecino país.

El comercio, o más específicamente el retail es sin duda el sector preferido de las inversiones chilenas en Perú –US$8.250 millones– concentrando el 62,2% del total de las inversiones contabilizadas por la Direcon (ver gráfico).

/ Direcon

/ Direcon

No por nada los chilenos son los “reyes del retail” en Perú: 8 de las 10 mayores empresas del rubro pertenecen a través de distintas marcas a tres grupos comerciales chilenos: Falabella instaló hace ya años sus tiendas Saga Falabella, y más recientemente los supermercados Tottus, además de su banco. Cencosud posee las cadenas de supermercados Wong y Metro, además de la tienda para el hogar Easy y en 2013 instaló las primeras tiendas París. Ripley figura también con su banco y 18 tiendas en todo el país.

Chile tiene también presencia en el sector energético, principalmente a través de Enersis; industrial, alimentario y últimamente financiero, con la apertura de filiales peruanas de empresas como AFP Hábitat, Larraín Vial o Aseguradora Magallanes.

Perú apuntando al Sur

Sin embargo, poco se sabe de las inversiones que viajan en la otra dirección, principalmente porque lo hacen silenciosamente. Aunque menor en cantidades, la inversión peruana en Chile también ha venido experimentando un crecimiento sostenido.

Sin embargo, este número resulta igual o aún más difícil de estimar que el monto de las inversiones chilenas en Perú, ya que, al menos públicamente, este país no maneja un reporte de su Inversión Extranjera Directa.

Con todo, la Cámara Nacional de Comercio, Producción, Turismo y Servicios de Perú informó hoy que las inversiones de ese país en el nuestro alcanzaron los US$10.000 millones al término de 2013, cifra que se ajusta al cálculo hecho a principios del año pasado por el CEChP.

La verdadera y silenciosa invasión

Basta un recorrido por las calles de Lima, o cualquiera de las principales ciudades peruanas para notar la fuerte presencia chilena en el negocio de las grandes tiendas. Recorriendo por ejemplo, el Mall Plaza Santa Anita en Lima, nos encontraremos una gran tienda Saga Falabella justo frente a Ripley, y en el piso inferior un hipermercado Tottus. Incluso la conocida tienda de Decoración Casa&Ideas ha abierto ya 11 tiendas en el país.

La inversión peruana en Chile, en contraste, ha sido mucho más sigilosa, aunque no menos efectiva. Mientras en Lima se multiplican las marcas chilenas, en Santiago no vemos una mayor presencia peruana sino en la gastronomía o en la extensa colonia de ese país en nuestra capital.

Chile ha tenido éxito en el mercado de consumo masivo peruano porque este país ha vivido en los últimos años un proceso de crecimiento acelerado muy similar al que experimentó nuestro país en los años ’90, con una economía abierta y una clase media en desarrollo. Al retail chileno prácticamente le bastó con replicar el modelo de crecimiento que utilizó en Chile hace dos décadas atrás para instalarse en un mercado floreciente.

Por otra parte, a las empresas peruanas se les hace  muy difícil y poco rentable el propósito de instalar nuevas marcas en un modelo de negocios con firmas  que llevan una veintena de años consolidándose en Chile.

Es por eso que las empresas peruanas han optado por una estrategia de inversiones silenciosa. Tan silenciosa que reconocidas marcas nacionales han pasado a propiedad peruana sin que lo hayamos notado.

Al parecer, los empresarios peruanos gustan de invertir en Chile, aunque sus objetivos son ligeramente distintos de los que llevan a los chilenos a invertir al norte de la frontera.

Descontando el hecho de que uno de cada tres restaurantes abiertos en Santiago son de gastronomía peruana (según la Cámara de Comercio Peruano-Chilena), los rubros que destacan son los de construcción (no inmobiliaria), industria y minería.

Tres de los mayores grupos económicos del Perú están presentes en Chile y con serios planes de aumentar su participación en nuestro mercado. Y Chile no mira en absoluto con recelo estas intenciones. No extraña que 15 empresas peruanas fueron seleccionadas para participar en el Foro Internacional de Inversiones Chile 2014, en el que las empresas extranjeras vendrán a exponer sus proyectos de inversión en nuestro país.

Al igual que en Chile, los grandes grupos empresariales corresponden a familias. Brescia destaca en los materiales de construcción, con la propiedad de dos marcas antiguas y muy reconocidas por los chilenos: Cemento Melón y Pinturas Tricolor.

De hecho, la compra de Melón en 2009 marcó el inicio de la ola de inversiones peruanas en Chile. Desde entonces, la balanza entre lo que invertimos allá y lo que ellos invierten acá tiende, lento pero seguro, hacia el equilibrio.

Graña y Montero, por su parte, posee dos empresas constructoras orientadas a las grandes obras y la ingeniería, con especial énfasis en los proyectos mineros

El grupo Romero, a su vez,  destaca por haber comprado en 2012 una de las “tres grandes” corredoras de inversiones chilenas: IM Trust. Además, junto con la alianza que tiene en Perú con el banco BCI, es dueño del 3,5% de ese banco en Chile.

Estos sectores no son arbitrarios, sino que tienen por finalidad asistir precisamente al creciente  desarrollo de la economía peruana.

Estos son los principales emprendimientos peruanos en Chile:

  • En 2009 el grupo Brescia, uno de los más grandes del Perú, compró a la cementera chilena Melón por US$555 millones.
  • En 2012, Brescia compró también Pinturas Tricolor por US$96,1 millones.
  • La minera peruana Volcán entró también al negocio cementero en 2011, al comprar el 17% de Polpaico.
  • El grupo peruano Graña y Montero es dueño de las constructoras chilenas DSD y Vial y Vives.
  • La minera Hochschild compró en US$ 103,1 millones en 2013 a la chilena Andina Minerals, dueña del proyecto minero Volcán y la mitad del proyecto Pampa Buenos Aires, ambos, yacimientos de oro en el norte chileno.
  • La peruana Belcorp está presente en Chile desde 1988 con las marcas de cosméticos Esika, L’Bel y Cyzone. Recientemente abrió su primera tienda en un mall del sector oriente.
  • El Banco de Crédito del Perú, el principal banco de ese país y propiedad del grupo Romero, tiene una participación de un 3,5% de BCI en Chile.
  • Alicorp, del grupo Romero, compró en 2012 a la compañía chilota Salmofood en US$62 millones. Salmofood abastece de alimento e insumos a la industria acuícola.
  • El grupo Romero compró también en 2012 el 60% de IM Trust, corredora de bolsa chilena.
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