Gobierno “acusa el golpe” tras histórica desaprobación pero descarta renunciar al programa

Humildad. Ese es el concepto que más ha repetido el vocero de gobierno, Marcelo Díaz, cada vez que han salido a enfrentar las negativas cifras que reportan los diversos sondeos de opinión. Solamente en la encuesta Plaza Pública-Cadem completaron 42 semanas consecutivas con más desaprobación que aprobación.

Pero hoy los resultados de las encuestas fueron más duros aún. El escenario se podía pensar sombrío, pero las cifras del sondeo Adimark confirmaban la histórica desaprobación de un 70% que alcanzó Michelle Bachelet en su segunda administración.

El número no viene solo. Con este porcentaje, la actual administración superaba la desaprobación que enfrentó el ex mandatario Sebastián Piñera durante el 2011, que se empinaba por el 68%.

Bachelet históricamente sobrepasó a Piñera en índices de desaprobación.

El diagnóstico entregado por la encuestra plantea precisamente la existencia de una profunda desafección entre la ciudadanía y tanto el gobierno como las reformas que plantean. Pero además, de forma inédita, una mayor cantidad de los consultados aseguraban identificarse más con el conglomerado opositor versus los que aún se sienten parte del proyecto y los ideales de la Nueva Mayoría.

Difícil víspera enfrenta esta administración ad portas del cónclave donde deben contestar “qué va a significar el ‘realismo sin renuncia’”, como lo planteó el presidente del Senado, Patricio Walker.

“Sin duda son cifras que no nos gustan. Nos gustaría que fueran diferentes evidentemente, pero son un elemento que reafirma nuestra convicción de que tenemos que trabajar intensamente y con mucha unidad para que la acción del Gobierno sea percibida por los ciudadanos”, acotó el vocero de gobierno.

Fiel a las palabras que usualmente repite al enfrentar las encuestas, Díaz indicó que la encuesta la reciben “con humildad, por cierto que la leemos con atención. Es una seña, de que tenemos que reforzar nuestro trabajo, nuestro compromiso”.

Sin embargo, en el espíritu de lo que defenderá esta administración ante gran parte de la Nueva Mayoría, Díaz -enfrentando consultas respecto del desencanto de la gente con las reformas- aclara que no se renunciará al programa. “Bajo ninguna circunstancia, porque saben lo que significa: renunciar al propósito de disminuir la desigualdad en Chile”, enfatizó el vocero.

El gobierno intenta manejar con optimismo estas cifras asegurando que “no hay nada irreversible”, pero ahora, desde las 15 horas, deberán enfrentar a sus principales críticos: la propia coalición.

Bachelet, un minuto para las tres de la tarde, llegaba al estado El Llano en San Miguel para enfrentar a la Nueva Mayoría. La apuesta es alta: coordinar a la coalición para terminar el gobierno de forma ordenada. El resultado de este cónclave, que se avizora extenso, podría determinar el tiempo que le resta a esta administración mientras estén en la conducción del país.