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30 de Abril de 2014

Una cruzada verde y hot: Porno para salvar los bosques cumple 10 años

Creada por la pareja formada por la sueca, Leona Johansson y el noruego, Tommy Hol Ellingsen, la ONG Fuck For Forest, ha producido pornografía amateur para salvar bosques desde Perú a Eslovaquia. Ya suman 4.000 socios y han recaudado 250.000 euros con sus fotos y vídeos.

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¿Se puede proteger la selva amazónica con sexo? Aunque no lo creas, la respuesta es si. Así lo prueba la pareja formada por la sueca, Leona Johansson y el noruego, Tommy Hol Ellingsen, quienes llevan -literalmente- haciéndolo desde 2004 a través de Fuck For Forest.

Se trata de un proyecto de corte “erótico ecológico”, tal como ellos lo definen, y que busca recaudar fondos para financiar proyectos ecológicos ofreciendo material pornográfico amateur. Con sede en Berlín, hoy cuenta con 4.000 socios y unos eslóganes que no dejan lugar a malentendidos: Cambia la realidad con amor y sexualidad o Salvar el planeta es sexy.

En la última década, los activistas eróticos han recaudado 250.000 euros que han servido para financiar un total de ocho proyectos medioambientales en Perú, Brasil, Ecuador, Costa Rica y Eslovaquia. “Apoyamos iniciativas locales que tengan una intención idealista, y siempre tratamos directamente con los grupos que trabajan en la zona, por lo que siempre sabemos a quién apoyamos y en qué se usa el dinero”, explica la pareja al diario español El País.

Sin embargo, la pareja no ha estado exenta de polémicas. Tommy y Leona decidieron tener sexo explícito ante las 4.000 personas que estaban viendo el concierto de la banda The Cumshots (Las eyaculaciones) en el festival de música The Quart, en Noruega. Ellos alegaron que querían protestar de una manera llamativa frente al daño que hace el hombre al medioambiente, pero igualmente fueron detenidos y tuvieron que pagar una multa de 1.200 euros. Tras el incidente, se trasladaron a la capital alemana y Fuck For Forest  no hizo más que crecer.

¿Y cómo creció? Gracias a las aporte de sus activistas sexuales, que cuentan con dos variantes: una es hacerse miembro del club y participar con fotos y vídeos eróticos propios, que pasan a formar parte de la oferta de la web. Esto da al usuario acceso libre a todo el material subido.

Si el interesado quiere participar en la salvación del medio ambiente sin desnudarse, esta la alternativa de pagar una cuota mensual que también permite visualizar todas las fotos y vídeos publicados. No hay profesionales entre los activistas. “Una de las ideas de FFF es no ser demasiado profesional, nos preocupa más pasarlo bien que hacer un producto perfecto. Muchos de nuestros activistas nunca querrían aparecer en una web porno convencional”, aseguran.

Tal ha sido el éxito de esta iniciativa que se han rodado dos películas contando la historia de la pareja. La primera, del director polaco Michal Marczak, muestra la vida de unos hippies que profesan el amor y el sexo libre, consumen drogas, son vegetarianos y recorren el mundo publicitando su causa. El filme ha tenido cierta repercusión a nivel internacional, pero no muestra a la organización como realmente es, en opinión de sus fundadores. “Estamos a punto de estrenar un documental hecho por nosotros mismos que narra los tres primeros años del desarrollo de la ONG, muestra más la realidad que hay detrás del proyecto”, subrayan.

La respuesta a los cuestionamientos

Los fundadores de Fuck For Forest rechazan que su iniciativa sea vista como pornografía a secas. La diferencia está en la intención que hay detrás. “Documentamos relaciones sexuales reales y no decimos a la gente cómo se tiene que comportar o qué tiene que hacer. Grabamos por placer y por salvar la naturaleza y no sacamos ningún beneficio económico. Como los activistas eróticos no cobran, la energía que se ve entre ellos es muy diferente a la que hay en la pornografía comercial”, explican.

Pese a los logros conseguidos, la pareja también ha debido enfrentar el rechazo de organizaciones que han cuestionado el origen de la ayuda que ofrecen. “La mayoría de las veces, esas organizaciones piensan en su imagen pública y temen el qué dirán”, retrucan ellos.

“¿Por qué el cuerpo humano desnudo se considera ofensivo, mientras que autos y fábricas pueden contaminar abiertamente sin que nadie lo juzgue?. Si trabajas con sexo, ¿no eres suficientemente bueno para salvar la naturaleza?”, sentencian.

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