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12 de Enero de 2015

Las cáscaras de avellana se podrían utilizar como biocombustible

Científicos de la Universidad de Talca detectaron que el fruto del avellano tiene un poder calorífico casi tan alto como el de la leña tradicional.

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Actualmente, la leña es uno de los combustibles que más se utiliza para la calefacción domiciliara, pero debido a los altos índices de contaminación, principalmente en ciudades del sur del país como Temuco, son cada vez más las políticas que están orientadas a desincentivar el uso de este elemento.

Es así como la restricción ambiental y los programas orientados a reemplazar las estufas a leña por las que son a pellet, son algunas de medidas que se han tomado para afrontar la problemática de la contaminación ambiental.

Pero el pellet no es la única alternativa para calefaccionar el hogar, otra es la cáscara de avellana, residuo obtenido de la industria frutícola.

Un estudio realizado por el Centro de Sistemas de Ingeniería (KIPUS) de la Universidad de Talca y AgriChile, analizó las propiedades de las cáscara de avellana y sus beneficios energéticos.

“Tenemos un convenio con AgriChile para hacer ensayos con estas cáscaras: el primero guarda relación con las propiedades físicas y químicas de ésta para ser utilizada en alguna aplicación como combustible o como material complementario para la fabricación de tableros”, dijo Carlos Torres, director del Centro de Sistemas de Ingeniería de la Universidad de Talca.

Los resultados obtenidos en la primera investigación ha demostrado que la cáscara de avellana es una buena alternativa a la leña tradicional, algo que ya se ve en países como Estados Unidos, Italia y Turquía.

A modo de cifras, el poder calorífico de la cáscara es de 17,5 MJ/kg, según el estudio, es casi tan alto como el de la leña, el que corresponde a 18,5 MJ/kg y además se suma a otras propiedades como la combustión eficiente del material o la máxima limpieza y mínima ceniza, lo que permite su fácil manipulación.

En relación a cómo se utilizaría el combustible, Torres detalla que las cáscaras se insertarían en una parrilla para almacenarlas y posteriormente se introducirían a la estufa. Este sistema “permite encender de buena forma el combustible y que al mismo tiempo dure un tiempo considerable en el hogar y no se extinga al cabo de una hora, sino que dure lo mismo que una carga de leña”, explica el investigador.

Otra alternativa “es un alimentador automático que se adosa a la parte posterior de la estufa y permite suministrar combustible granular (pellet, astillas, cáscaras), tiene una tolva donde se almacena el combustible y un aditamento que transforma la estufa a leña en una más similar a lo que es una a pellet, pero que funciona con su estilo natural, aunque con una alimentación eléctrica para poder suministrar el combustible en forma dosificada”, añadió Torres.

Ambas opciones serán evaluadas y probadas durante este año y se espera que para el 2016 se comience a comercializar.  

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