El evangelio según San Eduardo, el participante más zen en la historia de “Manos al fuego”

Eduardo puso a prueba a su polola Macarena. Macarena debía ir a buscar un cooler a una fiesta de día en la playa en Iquique. Eduardo explica que sólo llevan dos meses juntos pero que tienen un amor muy bacán que está creciendo. En la fiesta, Macarena conoce a un argentino zorrón.

Comienza una escena que a cualquiera lo hubiese vuelto mono. Pero no a Eduardo. Porque Eduardo, tildado de inocente, es el Dalai Lama chileno bajo el efecto de cinco cajas de ravotril y dos de armonyl.

Eduardo quiso poner a prueba a su polola pero terminó poniendo a prueba a todo Chile, un país celópata.

¿Quiere aprender a manejar esa tensión en los brazos que produce la rabia? ¿Le gustaría no caer en la ceguera que cubre los ojos de rojo cuando se sienten celos?

El Dínamo tiene para usted, totalmente gratis, una nueva técnica de autocontrol en situaciones límites.

Esta es la técnica. En una situación donde su paciencia se vea puesta a prueba, haga lo siguiente:

Inhale. Exhale. Inhale, piense en delfines naciendo. Exhale, piense en osos panda cachorro tirándose por un resbalín.

Y repite estas frases, los mandamientos, el evangelio según San Eduardo:

“Ella es muy buena onda, abierta, simpática” – refiriéndose a su polola saludando coquetamente al modelo argentino.

“Es que ella es bailarina, pero se nota que no hay química” – mientras mira a Macarena bailando y diciéndole al zorrón que le gusta “el perreo intenso”.

“Ella es muy hermosa, yo confío demasiado en ella. Lo que pasa es que ella es muy guapa. Y capaz que también lo encuentre guapo. Pero está bien” – Eduardo mirando el coqueteo entre su novia y el modelo trasandino.

“Yo creo que en su interior está muy preocupada porque no hemos hablado” – Eduardo empatizando con Macarena.

“Él la intuye a ella, sabe como seducir” – Dice con una mirada a lo 42 frases de un sujeto enamorado.

Luego de llamarla por teléfono y ella decirle que está bailando con el dueño de la discoteque, Eduardo flaquea en su serenidad. Macarena le pregunta si es que prefiere que le mienta. Eduardo cuelga. Y vuelve a su zen-tro: “Se enojó. Se ofuscó. No lo expresa, pero le molestó”.

“Es que ella es así” – aceptación total.

“Mi amor te pillé. Me debes muchas penitencias” – dice completamente no confrontacional mientras se reencuentra y besa a su novia.

Luego Eduardo contará que terminaron. Pero se llevó 400 mil pesos. Y enseñó a Chile una gran lección de paz interior, autocontrol, confianza, y actitud zen.