La escritora Isabel Allende es parte de un listado de novelistas que verán sus libros prohibidos en el estado de Florida, en Estados Unidos.
Y es que dos obras de la escritora chilena están incluidas en la “lista negra” de 673 títulos que el gobernador Ron DeSantis ordenó retirar de los colegios del condado Orange, en Florida.
Esto, como parte de la nueva ley que excluye de las aulas los libros que tengan referencias al sexo o a contenido LGBTQ, las que son consideradas inapropiadas para los menores.
Los libros de Isabel Allende censurados son su clásico La Casa de los Espíritus (1982) y una de sus novelas más recientes, Más Allá del Invierno (2017). Esto, por contener pasajes donde se habla de sexualidad o de las relaciones amorosas de sus protagonistas.
Otros autores considerados en esta “lista negra” son Kafka en la orilla de Haruki Murakami, El cuento de la criada de Margaret Atwood, Juego de Tronos de George R.R. Martin y Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez.
The Hill precisó que muchas de las novelas estaban en las salas de profesores, ya que “no todos los libros eran necesariamente parte de la instrucción requerida, pero estaban disponibles para los estudiantes si querían leerlos”.
La postura tomada por el Ejecutivo fue valorada por todo el espectro político, que puntualizó que la permanencia de Javier Etcheberry al frente del SII "se hacia insostenible".
Gamarra es considerado el mayor emporio textil de Sudamérica y hace unos años era foco de delincuencia y estaba invadido por el comercio ilegal. Ante esta situación se decidió instalar rejas y portones para controlar el acceso, lo cual ha permitido eliminar el comercio ambulante y reducir las incivilidades.
Son la clave para interactuar de manera efectiva con la inteligencia artificial, democratizando su acceso y transformando nuestra forma de trabajar, crear y aprender. Dominar su uso requiere claridad y precisión, abriendo oportunidades y desafíos en un mundo cada vez más digital y automatizado.
La lucha presidencial en la oposición se ha tomado las redes sociales, por lo que las acusaciones de campañas orquestadas por seguidores de ciertas candidaturas se han vuelto habituales.
Manouchehri sabe que, gracias a que hay poco vino tinto y poca empanada en su sangre, gracias a que no se parece nada al chileno medio que representa, las cámaras lo quieren. Aprovecha ese cariño para presentar los más aventurados proyectos de ley y hacerse parte de toda suerte de casos judiciales donde, una vez más, las cámaras se encontrarán con el azul de sus ojos escrutadores y justicieros.