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13 de Abril de 2015

La influencia de Galeano sobre la política del continente en 15 frases que nadie debe olvidar

El fallecido autor uruguayo se convirtió en un referente para la izquierda del continente con sus aportes desde la literatura.

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Desde su publicación en el año 1971, el libro Las venas abiertas de América Latina se transformó en un verdadero clásico de la literatura política. Salió a la luz cuando Eduardo Galeano tenía 31 años, fue traducido a una veintena de idiomas y prohibido por las dictaduras en Uruguay, Argentina -y cómo no- Chile.

Luego de masificarse, el propio autor reconoció que, al momento de su publicación, no tenía la formación necesaria para realizar el trabajo que esperaba. “(El libro) intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria. No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada”, explicó.

Pese a esto, durante la V Cumbre de las Américas en 2009, el fallecido ex presidente venezolano, Hugo Chávez, le regaló un ejemplar del texto al mandatario de Estados Unidos, Barack Obama.

El libro saltó del lugar 60.280 al número 10 de la lista de los títulos más vendidos de Amazon en cosa de horas. Pese a esto, Galeano dijo que “ni Obama y ni Chávez entenderían el texto (…) él (Chávez) se lo entregó a Obama con la mejor intención del mundo, pero le regaló a Obama un libro en un idioma que él no conoce. Entonces, fue un gesto generoso, pero un poco cruel“. Sus otras frases destacadas:

“El poder es como un violín. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha”

“Cuando se van a tomar decisiones que afectan a más de una generación, que de alguna manera pueden hipotecar el destino de tus hijos o el de los hijos de tus hijos, eso tiene que ser Plebiscitado. No puede ser decidido por un gobierno y chao”

“Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”

“La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los organismos internacionales que controlan la moneda, el comercio y el crédito practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor de los tirabombas”

“Las decisiones, la sartén por el mango, la tienen cinco países en el Consejo de Seguridad, que son los que pueden vetar. Fíjate tú, qué retrato del mundo, ¿no? Es increíble: las cinco potencias que velan por la paz son las cinco principales productoras de armas; quienes hacen el negocio de la guerra se ocupan de la paz, en este mundo que está patas arriba”

“La democracia es un lujo del norte. Al sur se le permite el espectáculo, que eso no se le niega a nadie. Y a nadie molesta mucho, al fin y al cabo, que la política sea democrática, siempre y cuando la economía no lo sea”

“La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más allá. Por mucho que camine, nunca la alcanzaré. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar”

“A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder”

“La violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo”

“Estamos en plena cultura del envase. El contrato de matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios”

“Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen”

“La divinización del mercado, que compra cada vez menos y paga cada vez peor, permite atiborrar de mágicas chucherías a las grandes ciudades del sur del mundo, drogadas por la religión del consumo, mientras los campos se agotan, se pudren las aguas que los alimentan y una costra seca cubre los desiertos que antes fueron bosques”

“No hay que confundir la sombra con el hueso; la democracia puede ser solamente una ficción que enmascare la dictadura económica”

“Ahora las torturas se llaman apremios ilegales. La traición se llama realismo. El oportunismo se llama pragmatismo. El imperialismo se llama globalización. Y a las víctimas del imperialismo se las llama países en vía de desarrollo”

“El racismo se justifica, como el machismo, por la herencia genética: los pobres no están jodidos por culpa de la historia, sino por obra de la biología. En la sangre llevan su destino y, para peor, los cromosomas de la inferioridad suelen mezclarse con las malas semillas del crimen. Cuando se acerca un pobre de piel oscura, el peligrosímetro enciende la luz roja, y suena la alarma”

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