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11 de Julio de 2014

Más que el precio de la luz

Estamos convencidos de que la manera de desarrollar integralmente Chile y disminuir la desigualdad entre los chilenos es a través de la descentralización y de la participación informada en las decisiones que afectan a la vida de todos. Más que indignados por tener que pagar sobreprecio por la luz, los pehuenches (y los chilenos de todas las regiones) están cansados de soportar las consecuencias de decisiones centralizadas en Santiago.

Por Felipe Petit-Laurent
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Felipe Petit-Laurent es Ingeniero Comercial y en Turismo, Magister en Administración de Empresas con mención en RRHH y tiene un Diploma en Políticas Públicas y Superación de Pobreza para América Latina. En 2002 - 2003 fue profesional SERVICIO PAÍS en la comuna de San Fabián de Alico, región del Biobío. En 2007 retorna a la Fundación Superación de la Pobreza y asume la dirección del Programa Servicio País en la región del Biobío. Desde 2009 y hasta asumir la dirección nacional de SERVICIO PAÍS en marzo de 2014, se desempeñó como director regional de la Fundación Superación Pobreza la región de La Araucanía.

Hace años que los vecinos de la comuna de Alto Biobío (problema compartido con Santa Bárbara y Quilaco) se vieron obligados a convivir con dos centrales hidroeléctricas. Endesa las ubicó en la parte alta del río Biobío, un territorio que está muy próximo a la localidad y que hasta ese momento era habitado por comunidades mapuche pehuenche.

Con la construcción del primero de estos dos grandes proyectos energéticos, en 2001, llegó la electricidad a las casas de la zona. Hasta ese momento, sus habitantes vivían sin acceso a la electricidad. Sin embargo, lo que parecía ser una buena noticia, se convirtió pronto en una tremenda dificultad: las tarifas que las distribuidoras establecían para el lugar eran paradójicamente tan altas (las más caras del país) que provocaron el endeudamiento de la mayoría de los vecinos, habitantes de una de las comunas más pobres del país.

Pero eso no es todo. Porque estos vecinos, que llevan años sin suministro eléctrico porque no pueden pagar las facturas de la luz, si quisieran devolver la electricidad a sus casas, tendrían que pagar, además de la deuda, una reposición de la luz, lo que los dejaría de nuevo endeudados.

En Alto Biobío, más del 80% de los habitantes son rurales y más del 65% está por debajo de la línea de la pobreza. Sin embargo, y a pesar de “prestar” sus terrenos y sus aguas para las instalaciones hidroeléctricas, los vecinos tienen que enfrentarse cada mes a las tarifas de luz más caras del país. Todo esto, sumado a que hasta hace apenas 15 años las personas que habitaban el lugar ni siquiera tenían acceso a la electricidad, convierte al lugar en el reflejo de uno de los problemas más graves que enfrenta Chile, y que nosotros, como Servicio País, tratamos de abordar: la inequidad territorial.

La mayor parte de las familias no escogen el lugar donde nacen o viven. Y cuando toman la decisión de cambiar su lugar de residencia en busca de mejores oportunidades, lo hacen, generalmente, movidos por unas pocas variables que tienen que ver con la posibilidad de encontrar empleo, generar ingresos para el hogar y mejorar las condiciones de acceso a bienes y servicios básicos.

Pero no debería ser tarea de las familias el tener que preocuparse de buscar un lugar que les permita disponer de un acceso adecuado a las diferentes oportunidades de desarrollo y calidad de vida, sino que debería ser trabajo de la política pública asegurar que, independientemente del lugar donde vivan, todas las personas puedan acceder a las mismas oportunidades. El excesivo centralismo que vive el país, y que hace que más del 40% del PIB se concentre en la Región Metropolitana, frena el desarrollo de las regiones, que son, paradójicamente, las que más contribuyen al desarrollo del país.

Nuestros profesionales de Servicio País trabajan y viven en comunas, como Alto Biobío, que se desarrollan en contextos de aislamiento y vulnerabilidad. Conocen el Chile con falta de oportunidades; el que se desenvuelve a veces sin luz, agua o alcantarillado; el Chile de los caminos inconclusos y la falta de infraestructura. Pero también son testigos de las enormes capacidades que existen en estas comunidades y buscan potenciarlas.

Por eso, estamos convencidos de que la manera de desarrollar integralmente Chile y disminuir la desigualdad entre los chilenos es a través de la descentralización y de la participación informada en las decisiones que afectan a la vida de todos. Más que indignados por tener que pagar sobreprecio por la luz, los pehuenches (y los chilenos de todas las regiones) están cansados de soportar las consecuencias de decisiones centralizadas en Santiago.

El patrón de desarrollo territorial que tenemos no visualiza en su totalidad los activos que existen en los distintos territorios del país y así, la concentración de oportunidades en unas pocas zonas, hace que nos perdamos algunas fuentes importantes de innovación, emprendimiento y de fuerte potencial que hay en las regiones. Bajo esta premisa, nuestros profesionales de Servicio País se instalan cada año en comunidades rurales de Chile, en un proceso que permite mirar hacia las regiones y generar iniciativas en su favor. Porque paradojas como la del Alto Biobío se dan en todo el país.

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