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18 de Diciembre de 2017

Forever Alone

"Como se dice en Brasil, PPK está en la típica encrucijada: si corre lo pillan, si queda lo tragan".

Por Bruna Fonseca de Barros
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Bruna Fonseca de Barros es Periodista y asistente de investigación. Cursó un Magister en Relaciones Internacionales en la PUC Chile. Ha trabajado en la redacción de Infolatam. Twitter: @bru_fbarros

Un presidente es denunciado por tener relaciones ‘muy poco republicanas’ con una grande empresa multinacional. No hay movilizaciones populares, pero todos aguardan ansiosamente su pronunciamiento nacional para, más que dar alguna explicación, decir si deja o no el cargo. Al día siguiente, un enfático “Yo no renunciaré” estampa las portadas de los diarios.

Suena familiar, sin embargo, no estamos hablando de una tercera denuncia contra Michel Temer. Lo que parece un flashback es la más nueva realidad enfrentada por Pedro Pablo Kuczynski, presidente de Perú. A pesar de algunas coincidencias entre ambos gobernantes y su situación crítica, las diferencias coyunturales, al que parece, llevarán la crisis política peruana a tener un desenlace distinto de la brasileña.

Temer fue formalmente acusado de corrupción por la Fiscalía. En mayo, el presidente fue grabado teniendo una conversación con uno de los dueños del grupo J&F ordenando la compra del silencio del ex presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, con el objetivo de obstaculizar la Operación Lava Jato. Además, el ex diputado Rodrigo Rocha Loures fue flagrado por la Policía Federal en el estacionamiento de una pizzería con una maleta conteniendo R$500 mil reales (US$152 mil), parte de un pago de coimas por la venta una decisión del Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE) que favorecería a la multinacional J&F. Esta operación habría sido coordinada por Michel Temer como sugiere otra grabación.

En el caso peruano, Pedro Pablo Kuczynki ha sido acusado de recibir pagos de la constructora brasileña Odebrecht cuando era ministro de Alejandro Toledo, a través de la Westfield Capital, según ha constatado la Comisión Lava Jato de este país. Sin embargo, antes que surgieran documentos que corroboran este hecho, PPK declaró que nunca había recibido ni un peso de la constructora.

El presidente peruano a pesar de ser “un político profesional” como Temer, confió en un gabinete de carácter tecnócrata-purasangre que no logró establecer alianzas dentro de un congreso de mayoría fujimorista. El presidente brasileño, por otro lado, no solo es filiado al partido con mayor número de congresistas (PMDB) como también supo manejar las emendas en cambio de votos favorables a él en las dos demandas iniciadas después de denuncias en su contra (y que fueron posteriormente archivadas). ¿El precio? 6.6 billones de reales, casi 2 billones de dólares. La cifra fue divulgada por la ONG Contas Abertas y se refiere al valor del pago de emendas parlamentares, acelerado en períodos pre votación de la continuidad o no de los procesos contra Michel Temer.

Otro punto importante a ser considerado es la reacción del establishment económico. Tanto Michel Temer como PPK son presidentes que impulsan iniciativas pro mercado. Sin embargo, el líder brasileño tuvo el apoyo de distintos sectores del empresariado. Entre ellos, el propio presidente de la Confederación Nacional de la Industria (CNI) hizo una declaración pública en que decía: “todo el empresariado prefiere continuar con el presidente Michel Temer. Hoy la posición es esa: es mejor seguir y hacer la transición en el país. Llega de turbulencia.” Pedro Pablo Kuczynki hasta ahora tiene el silencio no sólo de sus partidarios, como también del sector económico, el cual hace muy poco celebraba al presidente peruano.

Por fin, en Brasil tenemos a grande parte de los congresistas involucrada en denuncias de todo tipo, muchas relacionadas a la Operación Lava Jato. Aunque trágico (pero no sorprendente) es un punto a favor del presidente. Temer se sostuvo en el poder por medio de una cuestionada alianza entre empresarios y la clase política. Los parlamentares aprobaban reformas (impopulares en su mayoría) a cambio de un salvoconducto ofrecido por el mercado para que los políticos pudieran enterrar la Operación Lava Jato. Igualmente, cuando un político ‘intocable’ es condenado por la Lava Jato, se abre un precedente que facilita el camino para la punición de otros investigados.

Este hecho hace con que ciertas aberraciones ocurran, como por ejemplo, la protección dada por el Partido de los Trabajadores a su mayor oponente, Aécio Neves (PSDB), en votación ocurrida en el Senado brasileño para decidir sobre las acusaciones que enfrentaba el senador psdebista. En Perú, la Lava Jato está en su comienzo (en Brasil ya supera los 3 años) y hasta ahora no existen congresistas involucrados en crimines investigados por la famosa Operación. Por esta razón no hay temor de que condenando a PPK estarían poniéndose también en riesgo. Asimismo, a pesar de que Keiko Fujimori haya sido citada en las investigaciones, la bancada fujimorista cree fielmente en su inocencia.

Como se dice en Brasil, PPK está en la típica encrucijada: si corre lo pillan, si queda lo tragan. El abandono de aquellos que son su base política, el silencio del empresariado y la falta de apoyo en el Congreso pueden hacer con que más un presidente latinoamericano caiga en plena democracia.

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