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2 de Febrero de 2018

Violación de Ingrid en Perdona Nuestros Pecados: cuando la violencia sexual es representada en TV

"Por una parte, es cierto, este tipo de contenidos puede provocar un mayor entendimiento de lo que significa una violación. Aunque, ¿tan poca empatía existe como para no tenerlo claro desde antes?".

Por Karen Denisse Vergara Sánchez
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Karen Denisse Vergara Sánchez es Periodista e investigadora en temáticas de género y violencia

Recientemente en la exitosa teleserie nocturna de Mega, Perdona Nuestros Pecados, se observó el ataque sexual en manada contra Ingrid, el personaje encarnado por la actriz Romina Norambuena. La escena, de gran violencia, conmovió y alertó a los televidentes, quienes se lanzaron a apoyar, criticar y cuestionar la mentada toma, lo que reabre el debate sobre los contenidos que son exhibidos en televisión.

¿Hay una sola respuesta para este debate? La verdad es que no. Por una parte, es cierto, este tipo de contenidos puede provocar un mayor entendimiento de lo que significa una violación. Aunque, ¿tan poca empatía existe como para no tenerlo claro desde antes? En lo que le ocurre a Ingrid se muestra el estereotipo típico de lo que nos hacen creer que es una violación en toda su magnitud: ocurre preferentemente de noche, con varios sujetos, cuando una mujer camina sola. Por supuesto que es una creación y no un hecho real, pero responde a un término estudiado y reconocido como “realidad ficcionada”, es decir, corresponde a la representación que la gente le da a estos hechos en su cabeza.

Por eso muchas veces se ve a algunas personas justificando un ataque de este tipo por la hora, la compañía o la vestimenta utilizada.

La “realidad ficcionada” nos sirve mucho para conocer la sociedad en la cual estamos insertos. Recordemos que esta teleserie tiene un alto rating, en tiempos donde la gente consume cada vez menos televisión. ¿Es esto antojadizo o responde a lo que queremos consumir? Hay una palabra para ello, “representación”. La representación es la forma en la cual los grupos sociales, las instituciones y los medios se adueñan y reproducen lo que ocurre en la cotidianidad, creando nuevos significados para determinados hechos, los que nuevamente toma la gente al observar estos contenidos, reconstruyendo la realidad, sus valores y relaciones con el entorno. De ello, se pueden extraer 4 formas de cómo estos contenidos nos afectan:

1) En el conocimiento, ya que posibilitan que las personas encuentren formas de comprender y explicar su realidad.

2) La identitaria, la que hace que una comunidad se identifique con cierto grupo social con el cual comparten normas y valores específicos.

3) La orientación, la cual entrega modos en los cuales los sujetos estructuran sus prácticas y comportamientos.

4) La justificativa, que hace que una persona pueda justificar un comportamiento ante la sociedad.

Estos 4 factores debería ser los pilares sobre cómo se comunica y se crea contenido, pues si bien hay un amplio debate sobre si la televisión tiene como fin educar o no, lo que esta representa a la sociedad es un reflejo distorsionado que se nos entrega de lo que está ocurriendo en la realidad que puede llegar a validar ciertas conductas.

Les daré un ejemplo un tanto antiguo, pero que volvió a tener vigencia ¿Qué tenía en común la película Drácula de Francis Ford Coppola con lo que ocurría en la sociedad americana de los 90’? Hace muy poco conocimos el testimonio de una de sus protagonistas, Winona Ryder, quien alertó sin éxito sobre las vejaciones a las que fue sometida para lograr su papel en la exitosa cinta, las que incluyeron opacarla totalmente en los créditos pese a haber conseguido el financiamiento y el casting para la película (labor en la que debería haber sido destacada como productora general) y las humillaciones a las que la sometieron Coppola y Gary Oldman para que entrara “en sintonía” con las escenas más explícitas y sexuales de la película, ya que era su paso de la actriz “virginal” a la “experimentada”. ¿No es ello acaso un ejemplo solapado de lo que se gestaba en la producción cinematográfica hollywoodense? Respondía a una estructura social que se repite hasta ahora: mujeres relegadas a las sombras, y siendo meramente un instrumento para la codicia de otros.

En Chile no es por azar que estemos enfrentando una cruel ola de violencia contra las mujeres y comunidad LGBTI desde hace unos años. Las tasas de femicidios y agresiones sexuales han aumentado, y la brutalidad de los crímenes va en alza. Es la respuesta a que se estén ampliando y equiparando (de una manera muy mínima) nuestros derechos. Hace dos años investigué junto con otra académica la cobertura de los femicidios en la prensa y cómo podían tener una cuota de culpa a la hora que se cometen nuevos crímenes de este tipo. Notamos como la prensa intentaba justificar a los agresores o estereotipaba y revictimizaba a las mujeres asesinadas.

Quizás deberíamos pensar en eso, antes de observar una violación televisada, aún cuando esté enmarcada dentro de la ficción y realizar este debate, estableciendo nuestros propios criterios y posturas frente al tema.

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