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29 de Mayo de 2023

La conspiración de los idiotas

No les importa si en la pasada multiplican los pobres. Tampoco hacer pilotos que no funcionan y que le cuestan al país millones. Menos destruir el valor de una empresa privada para hacer crecer otra que les garantizara el trabajo hasta que se jubilen.

Por Christian Aste
Su único objetivo es que ellos y sus amiguis, tengan o no talento, sean o no los mismos de siempre (actores, actrices y comunicadores sociales) vivan a costa de los demás. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Christian Aste

Christian Aste es abogado

Etimológicamente conspirar significa unirse (con) con el propósito de materializar una aspiración y/o anhelo (spirare) e idiota el que hace prevaler lo suyo (idios = interés propio).

De este modo, si nos encontramos frente a un grupo de individuos que comparte como sueño hacerse del poder, pero no con el objeto de cambiar para bien la vida de todos, sino que para que ellos y sus amigos sean beneficiados con un trabajo permanente y remunerado a un “precio justo”, lo que tenemos es una conspiración idiota.

Sí, parecida a la que ocurrió en Cuba, Venezuela, Nicaragua, o la que viene ocurriendo hace un rato en Argentina y para lástima de nosotros en Chile, donde un grupo de burguesitos acomodados, incapaces de encontrar buen trabajo en el sector privado, no halló nada mejor que socavar el modelo, haciendo hincapié en sus defectos (todos lo tienen) para imponer una orgánica que los tiene a ellos y sus amiguis como eje.

No les importa si en la pasada multiplican los pobres. Tampoco hacer pilotos que no funcionan y que le cuestan al país millones. Menos destruir el valor de una empresa privada para hacer crecer otra que les garantizara el trabajo hasta que se jubilen. Su único objetivo es que ellos y sus amiguis, tengan o no talento, sean o no los mismos de siempre (actores, actrices y comunicadores sociales) vivan a costa de los demás. Los contraten siempre en las teleseries, se adjudiquen fondos públicos sin rendirle cuenta a nadie, sean asesores, jefes de gabinete, expertos en lo que sea, en toda la estructura gubernamental, por el máximo de tiempo posible. No es relevante si confunden los números, o que no se preparan para las reuniones (Senado incluido), pues lo que vale y que en verdad les importa, es que tengan presencia en los medios, gocen de desplante, no se sonrojen cuando mienten, mantengan la calma para decir burradas, y por sobre todo repitan hasta el hartazgo el mismo slogan panfletario de siempre, en el que son recurrentes frases como “racistas y fascistas antidemocráticos”, “partidario de la dictadura” y “violadores de derechos humanos”.

Que los mapuches no los voten, que los únicos fascistas sean los que quieren un Estado grande, que las únicas dictaduras que existen sean sus referentes, o que los únicos derechos humanos que se protejan, cuando gobiernan sean los de los violentistas que quieren a la fuerza imponer su ideología, son un detalle. Tal como lo es, que tengan la capacidad de multiplicar los pobres, y lograr que el país decrezca (lo más fácil).

Bien como resulta imposible que los idiotas entiendan que sus ideas son malas para todos, porque no les importa el todo, sino que solo su beneficio, apelaré a eso, esto es, a sus intereses, y lo haré interpretando a la gran masa de emprendedores que quieren levantarse por sí mismos. “Queridos idiotas, apláudanse entre ustedes. Sigan repitiendo lo mismo, continúen considerándose los buenos, detentadores de la cultura, la buena música, la poesía, y el progresismo. Hagan harto hincapié en que cuando hablan son inclusivos, sus políticas tienen perspectiva de género. Son amigos de la naturaleza. Democráticos, en concreto personas buenas, que si están de acuerdo con el aborto, es porque no quieren que ese posible ser, que para ustedes no lo es, no exista, porque el mundo bajo el yugo capitalista es patriarcal, injusto y desigual. Sigan creyendo que los delincuentes son malos por culpa del modelo, y porque hay muchos delitos (Petro) y que los que sí deben estar presos son los ricos, porque siempre han abusado de las minorías. Sigan diciendo todo eso, porque lo harán, aunque alguien tenga la paciencia para demostrarle con datos que están equivocados. Mi ánimo, no es polemizar con ustedes, porque resulta imposible hacerlo. Me declaro vencido. Tienen el derecho a expresar su mirada. Hacerlo con la convicción y pasión que les caracteriza. Pueden poner incluso música de fondo cuando lo hagan (Les va muy bien en la composición al estilo Ismael Serrano o Serrat (verdaderos genios). Mi único pero, chiquito para no incomodarlos y no me hagan una marcha u organicen un nuevo estallido con el “lumpen, que es el que hace las revoluciones”, según el presidente, es que nos dejen producir y trabajar tranquilos. Si lo hacemos, ustedes tendrán los recursos para seguir ganando bien y haciendo lo que les gusta, que es distribuir la riqueza ajena. Solo les pedimos que nos dejen trabajar tranquilo. No se disparen en los pies.

Si insisten en impuestos expropiatorios, más riqueza se irá. No hay que hacer ningún piloto para eso. Es cosa de leer lo que ocurre cuando se establecen impuestos altos y los políticos no hacen lo mínimo que se les pide, que es garantizar el orden y la seguridad pública. No se vistan de empresarios. No les queda, no saben hacerlo. Admitan eso. No les pido más. Es solo reconocer que esa cualidad de producir y generar riqueza, no la tienen. No pueden esperar tenerlo todo. Resérvense para lo que sí saben que es debatir y descalificar. Son exitosos en eso. Pero no maten la gallina de los huevos de oro. No giren contra saldos que no tienen. Hagan el esfuerzo de entender cómo funciona el dinero. No se pongan creativos, por favor. Ah me olvidaba, ármense de paciencia con los que piensan distinto a ustedes. No todos tienen su lucidez. No los cancelen, eso lo hacen los facistas y nacistas. No lo olviden. Muchas gracias”.

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