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12 de Enero de 2012

Investigador mapuche: “La CAM es más una escuela ideológica que una organización”

Según el historiador Fernando Pairicán, imágenes como la del Carabinero agrediendo a una mujer mapuche que lo encara, demuestra esa "nueva mística de no bajar la cabeza por ser mapuche". Y advierte que la única solución al conflicto es una reforma constitucional que defina a Chile como "estado plurinacional".

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Aunque sólo tiene 27 años ya es considerado uno de los  especialistas que con mayor propiedad puede hablar de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), organización que ha estado en el centro del debate luego que el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, la señalara como posible autora de los incendios en Carahue que le costaron la vida a siete brigadistas. Y es que Fernando Pairicán no sólo logró su título de historiador con la tesis “La nueva guerra de Arauco”, enfocada en la trayectoria de la CAM, sino que es candidato a magíster en Historia de América en la Universidad de Santiago pero ahora con el texto “Empresarios y mapuches, dos nuevos actores políticos en la Transición”.

Durante sus indagaciones, debió conocer de cerca tanto a la organización -cuyos máximos líderes con Héctor Llaitul a la cabeza permanecen en prisión- como a sus circunstancias, es por eso que advierte que desde la muerte de Matías Catrileo a manos de Carabineros en 2008 no sólo se constató “un reflujo político” de la CAM sino también “un ascenso en sus movilizaciones”.

Según el investigador, actualmente es difícil dimensionar el tamaño de la estructura del grupo, un colectivo -explica- que “se mueve entre la ilegalidad y la clandestinidad” y que debe ser considerado “como una escuela ideológica más que una organización”.

La CAM terminó por desmentir su participación en los incendios de Carahue el martes, casi una semana de ocurrido el incendio y de las primeras acusaciones que la involucraban, ¿no fue una reacción tardía?
-Esas son preguntas para los militantes de la CAM, pero a grandes rasgos hay dos cosas para entender lo que me pregunta: el allanamiento de la cárcel de Angol y la imposibilidad de que entraran medios de comunicación, como es el caso de Al Jazeera, a entrevistarlos. Eso influye. Además, hay que considerar que la información les llega más parcelada que a nosotros ya que están aislados del mundo real.

Detrás de las insinuaciones del Gobierno estaría la sospecha de una posible planificación de acciones desde la cárcel, ¿cuál es la capacidad real de que eso ocurra?
-No tengo cómo saberlo.

¿Teme que tras los incendios, el clima que se ha creado y la apelación a la Ley Antiterrorista, haya un recrudecimiento de la violencia o una mayor “represión” como advierten desde la zona?
-¡Es que la Ley Antiterrorista se viene aplicando contra el pueblo mapuche desde Ricardo Lagos! Incluso Bachelet volvió a ella, por lo tanto no es algo nuevo. En todo caso caso, al igual como Llaitul previó en el comunicado de la CAM, creo que a través del pueblo mapuche puede que se busque un chivo expiatorio para aplicársela al movimiento social en su conjunto durante el 2012. Se sabe que viene con movilización estudiantil, mapuche, posiblemente de la salud, subcontratistas…

¿Vio el video -divulgado por una comunidad mapuche- en el que un Carabinero le pega a una mujer con su guagua en brazos?
-Como mapuche, lo que me parece notable de esas imágenes es la capacidad de nuestar gente, sobre todo la más humilde, de defenderse frente a un paco armado. La ñaña, protegiendo a su hijo, se para frente a un paco que está apuntándola con una escopeta. Eso se entiende por los 20 años que llevan estas agrupaciones sembrando una nueva mística con la idea de no bajar más la cabeza por ser mapuche. Durante muchos años, ser indio significaba ser tonto, flojo y terminabas por bajar la cabeza. Lo de ese paco es racismo y me parece mucho más terrorista que de lo que han venido acusando al pueblo mapuche.

¿Cuál debería ser el primer paso del gobierno para solucionar el conflicto?
-Una reforma constitucional que defina a Chile como un estado plurinacional. Es la única forma institucional de solucionar esta protesta social. Pueden invertir en muchas medidas asistenciales, pero el avance neoliberal en la zona sigue. El tema de las hidroeléctricas y forestales continúa destruyendo el territorio y cambiando el ecosistema del pueblo mapuche. Con eso se destruyen las plantas medicinales, se contaminan los ríos y, por ende, cambia la cosmovisión de esa gente. Te están destruyendo todo lo que a ti te conjuga como mapuche.

 

“No es viable hablar de grupo terrorista”

¿Qué es hoy la CAM?
-Es la continuadora de la escuela política que sembró el Consejo de Todas las Tierras y con él se disputan las mismas bases sociales. En algún momento, la CAM logró ganar esa pelea por su forma de operar, por esa protesta social que irrumpe cada cierto tiempo y que hoy a los gobiernos, sobre todo a uno de derecha, les molesta tanto.

Pero la CAM ha estado involucrada en hechos de violencia que se asemejan a los de un atentado terrorista…
– No es viable hablar de grupo terrorista. Es una protesta social muy radical, generada por un contexto político que la clase política de principios de los noventa no visionó. La ley indígena, entre otras medias, podría haber sido una forma interesante, a través de la institucionalidad, de darle una resolución política al tema. Pero no fue así. Las tierras que la ley prometía recuperar nunca llegaban, y si a esto le sumamos Ralco que demostró que los intereses económicos está sobre los derechos de los indígenas…. La CAM, finalmente, sale a responder en una atmósfera de frustración y desilución de su pueblo. Utiliza la violencia política de manera muy racional para enfrentar ese vacío histórico que ha generado la incomprensión del mundo mapuche. Pero no es viable hablar de terrorismo.

Pero es violencia política en una democracia…
– Pero es una democracia muy tutelada, con una Constitución autoritaria, que no ha dado espacios para canalizar las aspiraciones y proyecto mapuches. Ya hay seis países en América Latina con autonomía. Bolivia y Ecuador fueron los últimos. Chile está detrás de ese avance histórico.

¿Cuál es el objetivo último de la CAM?
-La autonomía y la autodeterminación. En eso están de acuerdo todas las organizaciones mapuche.

¿En qué se traduce?
-Ahí, el movimiento político mapuche tiene una gran falencia. No se ponen de acuerdo en qué entienden por autonomía y autodeterminación. Está la idea de que autonomía no necesariamente significa independencia del Estado sino que cuotas de poder económico, social y político. Pero para eso se tiene que aceptar constitucionalmente la existencia de muchos pueblos, es decir que Chile es plurinacional.

Y recuperación de tierras…
-Exacto. Un pueblo no puede tener autonomía sin tierra. Pero atención, no es tierra, es territorio.

Esto significaría expropiaciones y cambios políticos con los que no necesariamente está de acuerdo el resto de la población.
-Es compleja esa mirada. Claramente, la autonomía se tiene que construir a través de un diálogo intercultural con el empresariado, la sociedad y el mundo político que habitan los territorios donde está el pueblo mapuche. Todas las organizaciones lo han planteado: no es expulsar a los chilenos que están habitando en territorio ancestral. El cómo se va a hacer y construir es la gracia de la política.

 

“Eje del mal”
¿Aprecia algún cambio en estos dos años de la administración de Piñera, en relación a la respuesta del Estado o sólo ha sido una política continuista de la Concertación?
-Hay una continuidad, principalmente desde Lagos que fue el primero en tratar de generar una respuesta asistencial con el “Proyecto Orígenes”. Es lo que Piñera hoy plantea con el Plan Araucanía, que es bien interesante, al menos en su diagnóstico, porque se basa en la encuesta Casen que deja en evidencia que el pueblo mapuche vive en la pobreza más extrema en relación al pueblo chileno y que la región es una de las más desfavorecidas. Pero su resolución sigue siendo asistencial, con el tema del turismo, de financiar proyectos de desarrollo… que, finalmente, no dan cuenta del gran tema.

Pero el gobierno insiste en que se está trabajando en la entrega de tierras, en la capacitación, en el desarrollo social, en que hay una mesa de trabajo establecida y que el ministro Lavín permanece en permanente contacto con la zona…
-No he estado en la región, pero que Lavín haya entregado tierras de una comunidad emblemática como Temu Lemu es sólo sellar algo que ya ocurrió en la práctica. Y es que los mapuche ya tenían esas tierras, ya las habían recuperado. No es más que una legalización. Me parece bien porque se entrega el derecho de propiedad seguro, pero viene a ser sólo una fotografía.

¿Qué hay de cierto en los supuesto contactos de la CAM con grupos anarquistas en Santiago?
-Creo que no es así. Es más una propaganda por parte del gobierno, para poder encasillar a todos los mapuche y su movimiento político en un eje del mal.

El año pasado, la  Federación de Estudiantes Mapuche (FEMAE) -con José Ancalao a la cabeza- fue una pieza clave en la Confech, ¿como evalúa su actuar?
-No soy el más indicado para hablar de ello.

¿Pero no cree que ellos abrieron el camino de lo que puede ser una salida exitosa en otros ámbitos al integrarse a grupos sociales más amplios a nivel nacional?
– Ninguna de las vías se interponen.Hay que tener claro que si Ancalao puede hacerlo es porque hace 20 años el pueblo mapuche se viene movilizando desde la protesta y la recuperación de tierras. En todo caso, siempre los mapuche han aceptado negociar y entrar en algún espacio de institucionalidad.

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