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27 de Abril de 2012

Cardenal Medina compara a los homosexuales “con un niño que nace sin un brazo”

Asegura que estas personas deben ser “ayudados” y además considera como un error que el Estado reconozca las relaciones extramaritales.

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Cada vez que habla con los medios el Cardenal Jorge Medina, de 85 años, genera repercusiones. Y esta vez no fue la excepción y lo hizo al refirirse a temas como el aborto, la discriminación, las relaciones extramaritales y también la homosexualidad. Sobre esto último comparó a dichas personas con “un niño que nace sin un brazo” agregando que “digan lo que digan, ellos sienten que su situación no es normal. Hay que ayudarlos a sobrellevar ese peso”.

En entrevista con revista Caras y fiel a su estilo, el sacerdote fue drástico al considerar que “el fenómeno de la homosexualidad es complejo y sus causas no han sido aún científicamente identificadas. Me parece que salta a la vista que es un desorden, porque los órganos genitales están orientados a la procreación y usar ellos en forma homosexual es algo aberrante y contrario a la naturaleza”.

Confirmó que más de alguna vez asistió espiritualmente a homosexuales, confidenciando que trató de ser “acogedor y amable, pero sin disimular la verdad, como lo inculcan los documentos oficiales de la Iglesia en la materia. Es gente que sufre mucho. Digan lo que digan, ellos sienten que su situación no es normal. Hay que ayudarlos a sobrellevar ese peso, que yo lo compararía, por ejemplo, con un niño que nace sin un brazo. Es una desgracia y hay que asistir a ese niño para que su limitación no le impida llevar una vida lo más común posible”.

El religioso agregó que “hay que distinguir claramente entre ‘tendencia homosexual’, que en sí misma no es culpable, y la realización de actos homosexuales, los que sí son inmorales y absolutamente reñidos con la ética cristiana, tal como lo enseña la Biblia sin ambages. Una persona que tiene tendencia homosexual no debe ser objeto de violencia física y es acreedora de respeto y compasión. Pero el respeto no puede llegar nunca a reconocer como bueno o aceptable algo que está reñido con la moral y con la naturaleza”.

Medina también se refirió las relaciones extramaritales, considerando como un error que se reconozcan legalmente las situaciones de convivencia. “Ni reconocimiento, ni favorecimientos, ni asignaciones, ni herencias…”, sentenció, agregando que “lo que sucede es que uno observa una evolución malsana. Por ejemplo, una mujer que vive con un hombre ahora le llama ‘su pareja’. Y esa relación se considera legítima. Pero muchas veces no quieren tener hijos y después se separan y ‘rehacen’ sus vidas con quien quieren. Para mí la única convivencia legítima es la matrimonial”.

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