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25 de Febrero de 2014

Hagamos algo bueno: la primera autopista urbana para bicicletas

Quisiera tener el atrevimiento, de hacer una propuesta de política pública sin precedente en nuestro país y quizás el continente. Me refiero a una carretera o autopista urbana para bicicletas, si, leyó muy claro, una carretera urbana.

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Es algo que al menos en el conocimiento popular ya es más que sabido, me refiero a la mala calidad de las ciclovías capitalinas y en general los bajos estándares de todas las políticas que se han aplicado en Santiago para el uso de la bicicleta como medio de transporte.  Chequeando en infraestructura, no tenemos una verdadera red de ciclovías, no tenemos cicleteros, tampoco contamos con un sistema de bicicletas públicas de escala regional. En definitiva no hay mucho que mostrar en estas latitudes.

Pero quisiera tener el atrevimiento, de hacer una propuesta de política pública sin precedente en nuestro país y quizás el continente.  Me refiero a una carretera o autopista urbana para bicicletas, si, leyó muy claro, una carretera urbana.

Esta idea está hoy en implementación en Copenhague, su nombre es CykelSuperstier y busca básicamente conectar de la forma más eficiente posible diferentes puntos de la ciudad. El concepto es muy simple, pero su alcance puede ser significativo ¿Cómo sería si en lugar de las “ciclovías” que tenemos contáramos con rutas eficientes, seguras y directas?.

Si en lugar de seguir completando de forma paupérrima la red de ciclovías planificada en el año 1997 de más de 1000 kilómetros y nuestras autoridades se decidieran por construir sólo 100 kilómetros de estas rutas los resultados podrían ser sorprendentes, estoy seguro.

 

En carpeta hay proyectos faraónicos de concesiones  de autopistas urbanas por 7.895 millones de dólares hacia 2025 y sólo 398 para completar la red de ciclovías. Ojo que los tramos malos que ya tenemos se consideran como infraestructura ya existente y revisando el historial de estas obras con todo derecho podemos suponer que no las mejorarán.

Pero si juntáramos puntos neurálgicos de nuestra ciudad con caminos directos y bien diseñados probablemente mucha más gente se atrevería a tomar su bicicleta para realizar sus actividades diarias. Los invito a conocer la iniciativa y a hacer un política pública de verdad en la materia, cada día está más cerca una ventana de oportunidad donde se podrían implementar políticas de buena calidad en este ámbito.

Ya tenemos una materia prima, que son este grupo creciente de ciclistas, ciudadanos, personas con derechos, que exigen respeto y consideración para ellos y ya no se conforman con políticas hechas “por cumplir”.

 

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