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14 de Julio de 2015

Pez ciego que vive en cuevas escondería la respuesta para frenar la obesidad humana

Se trata de un animal 'gordo' que es capaz de sobrevivir varios meses sin comida, cuyo metabolismo está ralentizado, detalla un nuevo estudio de la Universidad de Harvard.

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Una especie de pez ciego que vive en cuevas llamado ‘Astyanax mexicanus’ y que se ha adaptado a los ciclos anuales de hambre posee mutaciones en el gen MC4R, el mismo que está mutando en ciertas personas obesas con apetitos insaciables, ha revelado un nuevo estudio realizado por genetistas de la escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.

Este pez aguanta meses sin alimento porque almacena grandes cantidades de grasa, que va quemando lentamente. Debido a esta característica, especialistas han señalado que ayudará a comprender cómo funcionan las dietas y la relación entre la obesidad y las enfermedades humanas.

El estudio liderado por el profesor de Genética Clifford Tabin detalla que los alimentos y las dietas tienen un efecto distinto según las personas, y la razón es debido a que cada uno poseo un metabolismo diferente que lleva a que aumentemos de peso con distintas cantidades de comida.

“El trabajo con estos peces de cueva nos da un ejemplo en un entorno natural de por qué y cómo han evolucionado los metabolismos para ser diferentes. Algunos de los mecanismos que vemos en ellos pueden tener implicaciones para la salud humana”, asegura el genetista.

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El estudio puso a prueba a estos animales y luego de dos meses sin comida, estos peces perdieron la mitad de peso que las poblaciones de la superficie. Después de tres meses, el ‘Astyanax mexicanus’ estaba “totalmente bien”, mientras que los peces de la superficie empezaron a morir. “Creemos que estos peces pueden ir mucho más lejos, debido a sus inmensas reservas de grasa”, explica el investigador Nicolas Rohner.

Análisis posteriores revelaron que algunas poblaciones rupestres evolucionaron para tener apetitos insaciables de manera que cuando el alimento llega a estar disponible, sean capaces de comer sin límites y así almacenar tanta grasa como sea posible para mantenerse activos hasta el próximo festín.

De todos modos, este animal no duerme en tiempos de escasez, “este modelo podría ser similar a la hibernación en animales que viven de la grasa almacenada durante largos periodos”, propone Rohner.

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