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15 de Julio de 2015

Nueva Mayoría en crisis: Partidos cuestionan la coalición mientras se desmoronan las reformas planteadas por el gobierno

De a poco la Presidenta, tras sincerar que su hoja de ruta sufriría de “priorización” y “jerarquización”, ha empezado un proceso de diversos ajustes a múltiples emblemas de su programa. Los partidos se impacientan y la sucesora de la Concertación comienza a tambalearse.

Por Francisco Valenzuela
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Las máscaras se están cayendo de a poco con los tirones de la economía. El ánimo refundacional del gobierno, con sonrisas displicentes y aires victoriosos que inauguraron el segundo gobierno de Michelle Bachelet cada vez más se acercan a una serie de muecas incómodas por parte de los dirigentes de los partidos de la Nueva Mayoría, que in crescendo ven cómo diversas promesas de campaña se desmoronan al enfrentar la realidad.

El “principio del fin” fue el deficiente crecimiento del país, con un Imacec de 0,8% el 6 de julio, el más bajo en 9 meses, el cual vendría flanqueado por un anuncio de “ajustes” a la reforma tributaria, en la voz del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.

“Realismo sin renuncia”, fue el esperado sinceramiento de la Presidenta el pasado viernes, tan exigido por los partidos. El “realismo” es porque se sentenció, por ejemplo, que la llegada a la esperada gratuidad en el marco de la reforma educacional sería gradual, pero “sin renuncia” porque no se dejaría de perseguir el objetivo.

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Fue Adriana Delpiano, ministra de Educación, la encargada de poner las cartas sobre la mesa con este nuevo “realismo”: ya no se buscaría un 70 sino un 60% de gratuidad en la educación superior en esta administración. Pero el mazazo sólo llegó ayer ante la Confech: las privadas fuera del Consejo de Rectores no están consideradas en esta pasada. “Se discriminará a los estudiantes más pobres que no estudian en universidades del CRUCh”, se lamentaba el Vocero de las Universidades privadas, Nicolás Fernández.

Y si bien Valentina Saavedra, presidenta de la Fech, criticó a la gestión del antecesor de Delpiano, Nicolás Eyzaguirre, como “arrogante”, en los hechos después de que Bachelet adelantara el 21 de mayo la marginación de las instituciones privadas de la gratuidad en este momento, el actual titular de la Segpres planteó incluir a los estudiantes de estos establecimientos, creadas después de 1981, tras establecer una serie de consideraciones.

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Cambió el ministro y cambió el discurso, lo que evidencia un grado de desorden, o una falta de continuidad en las negociaciones por parte del gobierno. Por ahora, este sinceramiento cercó a los beneficiados de la gratuidad de la educación superior en 265 mil estudiantes, cifra planteada desde el Mineduc.

Estos anuncios preocuparon al Partido Comunista, cuyos principales bastiones para pertenecer al conglomerado de gobierno son las reformas educacional y laboral, esta última por su cercanía con el mundo social y sindical. Si bien el presidente de esa colectividad, Guillermo Teillier, se cuadró con la postura del Ejecutivo tras el comité político del lunes, bastó un pronunciamiento del jefe de bancada de sus diputados, Daniel Núñez, para que tal como el PPD -que el lunes presentó una carta al Ejecutivo-, dejaran en duda la pertenencia a la Nueva Mayoría.

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Recién el 31 de agosto la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, presentará la reforma laboral, actualmente discutida con diversos actores, para la cual el nuevo timonel de la Confederación de la Producción y el Comercio, Alberto Salas, indicó que si la normativa surge en su estado actual “será una mala reforma”.

Todos los actores están intentando imponer su visión, para influenciar en este “segundo tiempo” o también llamado “tercer gobierno”. El mismo Partido Comunista está “de las mechas” con la Democracia Cristiana, desde donde su presidente Jorge Pizarro también se cuadra con esta “gradualidad” y “jerarquización”.

Lo anterior ocurre en medio de golpes en la mesa del histórico ex diputado Gutenberg Martínez, quien sentenció que la Nueva Mayoría “perdió su mayoría” y mientras el ex timonel de la colectividad, Ignacio Walker, planteaba una “convención constituyente” para evitar la tan temida “asamblea constituyente”, que ha tenido que enfrentar la incertidumbre del “proceso constituyente” -a empezar en Septiembre-, hasta que finalmente ayer la Presidenta sí aclaró un punto: la nueva carta magna del gobierno no se realizará vía plebiscito. Nuevo sinceramiento realista.

Una Nueva Mayoría que vino a reemplazar a la Concertación cada día enfrenta más cuestionamientos por parte de sus integrantes ante el Ejecutivo. Si bien quienes tienen relaciones más estrechas con la mandataria salen dando señales de normalidad de los comité políticos de los lunes, pero basta que éstos se encuentren con sus partidos, bastante más inquietos que sus timoneles, para que den vuelta el timón y se manifiesten críticos y hasta planteen el fin del conglomerado oficialista, a cerca de dos años y tres meses y medio de haberse planteado. Y aparentemente las críticas no irán menguando de aquí en más.

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