Ex integrante de comisión Engel deja dirección de escuela de Ciencia Política UDP tras acusación de plagio

Claudio Fuentes, uno de los ex integrantes de la comisión Engel, que se estableció para presentar distintas propuestas anticorrupción en el contexto de los cuestionamientos por presunto financiamiento irregular de la política, enfrentó una acusación de plagio a principios de diciembre.

De acuerdo publica la revista Qué Pasa, quien fuese hasta esta jornada director de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales, enfrentó una acusación ante el comité de ética por parte de Mario Herrera, miembro del observatorio electoral de esa misma casa de estudios. En diciembre del 2014 publicaron ambos un paper llamado “Financiamiento de la política”.

Según la denuncia, Fuentes publicó después, en un libro llamado “Partidos políticos y elecciones. Representación política en América Latina”, otro texto llamado “Dinero y política: La amenaza de captura de las democracias latinoamericanas”, que contaría con párrafos copiados textualmente. El problema, según Herrera, es que en ese texto Fuentes aparece como único autor.

El comité, integrado por Ana María Stuven, Mónica Gerber y el decano de la facultad de Ciencias sociales e Historia, Manuel Vicuña, que calificaron la publicación del académico como “plagio”.

Este jueves, en una carta publicada en El Mostrador, Fuentes hace sus descargos, adelantando que en esta jornada dejará la dirección de la escuela, y aclara que el comité de ética “llegó a la convicción de que hubo un ‘aprovechamiento indebido de materiales de investigación’. El dilema que se planteaba era si debía prevalecer una interpretación legal o una ética, que no siempre van de la mano. Desde el punto de vista legal, el hecho de coautorear una obra inmediatamente nos transforma en copartícipes de ella en igualdad de condiciones (50/50). Por lo tanto, de acuerdo a la ley vigente no importa si uno de los autores participó de dicha creación más o menos sustantivamente. No se distingue la intensidad de la participación de cada coautor en el proceso de creación”.

Fuentes afirma que desde el origen de estos trabajos “ejercí una mentoría y liderazgo intelectual sobre estos trabajos y que materialmente había esrito un porcentaje importante de la segunda publicación –que sirvió de base para la tercera-. En todo momento sentí que actuaba de buena fe al reconocer el trabajo anterior (al referenciar el trabajo anterior coautoreado), y al querer enmendar eventuales omisiones involuntarias que siempre estuve dispuesto a realizar”.

Las reflexiones que comparte Fuentes apuntan a “primero, ¿cómo definimos el tipo de involucramiento que deben tener nuestros ayudantes de investigación en el proceso de creación de una obra intelectual? ¿Cómo se define al “creador” de una idea y al ejecutor de ella? ¿Cuándo y bajo qué circunstancias establecemos una coautoría? Finalmente, ¿qué tipo de estándares éticos nos regulan como comunidad, los estrictamente legales o los ético-morales, o ambos?”.