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19 de Noviembre de 2018

Viáticos, hoteles y autos: en qué utilizan los diputados los fondos para gastos operacionales

Además del pago por sedes o actividades distritales, el Congreso debe solventar traslados y estadías de parlamentarios. Mientras varios legisladores utilizan millones en bencina, comida y peajes otros han optado por reducir significativamente el gasto.

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Durante junio, el diputado UDI Ignacio Urrutia rindió casi $5 millones en gastos operacionales, montos que son destinados para realizar su trabajo fuera de los pasillos del Congreso. El legislador consignó $419 mil por sus tres sedes parlamentarias, en Longavi, Parral y Cauquenes; $100 mil en telefonía, $40 mil en correspondencia y $665 mil en actividades distritales.

En traslación, Urrutia informó un gasto de $993 mil en uso de vehículos, $200 mil en peajes y tag y $204 mil en bencina. En alimentación, en tanto, rindió otros $293 mil y en hoteles $833 mil, además de $1 millón 150 mil que recibió por concepto de viáticos, según el sitio web de Transparencia de la Cámara de Diputados. Los montos se mantienen prácticamente igual durante todo 2018, aunque superando con creces lo autorizado por el Consejo de Asignaciones Parlamentarias para gastos mensuales.

Los diputados cuentan cada mes con $3.527.000 -más una asignación extra dependiendo el distrito- para sus gastos operacionales, los que eventualmente pueden imputarse para el mes siguiente en caso de superar el máximo permitido. Cada parlamentario define de manera libre cómo administra su presupuesto y cómo lo justifican ante el Comité de Auditoría, espacio que chequea si las rendiciones fueron correctas o no. Si sobrepasan el monto autorizado por cada ítem, la Cámara no paga la diferencia, sino que debe asumirla el diputado.

De acuerdo a este órgano autónomo -un equipo compuesto de doce personas- los legisladores deben escoger entre dos modalidades para recibir sus viáticos que les permiten “solventar gastos asociados a su desplazamiento en el ejercicio de su función”: pueden recibir un viático completo que les permite financiar su alojamiento y alimentación personal (cerca de $80 mil diario), o si rendir aparte los hoteles y recibir solo el 40% del viático para comer ($32 mil por día).

Además de los $3,5 millones, por su zona el legislador recibe $600 mil pesos adicionales. Urrutia en mayo y junio recibió el viático completo, además de rendir más de $800 mil pesos en hoteles y casi $300 mil en alimentación, algo que es permitido solo si estos gastos corresponden al equipo de asesores que lo pudiera haber acompañado, de acuerdo al Comité. “Yo gasto lo que me dan no más, ni más ni menos. Yo tengo un distrito que está a 500 kilómetros de Valparaíso y no tengo avión, por supuesto que tengo gastos más altos que otros. Nunca me han objetado gastos”, dice el diputado UDI.

“Yo puedo rendir $5 millones pero la Cámara no me va a entregar más de tres millones y medio. El Congreso no puede entregar más allá de lo que permite el Consejo de Asignaciones. Yo puedo rendir diez millones pero me van a entregar igual los tres millones y medio. Da lo mismo lo que yo rinda”, agrega.

Viáticos

En el Comité de Auditoría explican que el viático no se rinde y que “eventualmente podrían gastarse en otra cosa, lo que no hay cómo determinar”. La mayoría de los diputados recibe casi la misma cifra por viáticos ($1.150.560), ya que éste está calculado sobre doce días de sesiones en Valparaíso por mes. Aumenta si hay cuatro semanas legislativas, en vez de tres, y disminuye si los legisladores están en misión fuera del país o con licencia médica.

En junio -el último mes que la Cámara registra en Transparencia, debido a un atraso interno- quien lidera el viático más alto es el PPD Rodrigo González, con $1.227.264. Según explica el parlamentario, “la Cámara deposita el viático, pero uno no tiene injerencia en eso, lo recibe no más, no tengo idea por qué fue más que el resto”.

Los demás gastos operacionales -fuera de los montos destinados a difusión, oficinas o actividades- pueden ser usados a criterio del diputado. Eso incluye la posibilidad de que la mayoría de los costos sean absorbidos por los propios parlamentarios en su sueldo, como ocurre con la mayoría de la bancada del Frente Amplio -hasta el registro de junio- y algunos otros diputados de la oposición.

Eso les amplía el margen para destinar los fondos disponibles a difusión o actividades distritales. O, como ocurre en algunos casos, que simplemente no sean ocupados.

Autos y alimentación lideran las cifras

Fuera del viático diario, las reglas para la rendición de los restantes gastos son algo más estrictas. Para el ítem combustible, por ejemplo, se deben utilizar tarjetas de carga, para llevar un correcto registro; para el uso de autos existen varias alternativas, como el arriendo de estos o utilizar uno que sea propiedad del parlamentario o de su equipo, el que debe ser inscrito debidamente en la Cámara. Por el desgaste o amortización del vehículo reciben $193 mil pesos mensuales, explica el Comité de Auditoría.

En general, los gastos de los diputados en estos ítems rondan los $400 mil pesos en autos y la mitad de esa cifra en bencina, aunque algunos utilizan bastante más, debido a que sus distritos son más grandes, u otros motivos que estimen.

Durante el mes analizado, la diputada UDI Sofía Cid, además de su viático, rindió $311 mil en alojamiento, $820 mil en bencina y $596 mil en uso de autos, además de otros gastos menores. Su par gremialista Nicolás Noman utilizó $800 mil en vehículos, $345 mil en combustible y $470 mil en alojamiento, además del viático. Érika Olivera (RN), en tanto, tiene un gasto de $993 mil en autos y $300 mil en bencina, casi lo mismo que Pablo Prieto (Indep.-RN).

Destacan otros gastos en junio, como el ítem alimentación de la diputada RN Camila Flores. En él rindió $1 millón 140 mil, casi la misma cifra que recibió en viáticos. También $993 mil en vehículos, $386 mil en bencina, $135 mil en peajes, $70 mil pesos en pasajes terrestres y casi $60 mil pesos en estacionamiento. En total ese mes, la legisladora gastó seis millones de pesos en gastos operacionales, aunque tenía autorizado un máximo de un poco más de $4 millones.

Aunque menor, en el ítem alimentación la frenteamplista Camila Rojas rindió $739 mil en ese mes. El mes anterior, en todo caso, solo tuvo un gasto de $36 mil.

En pagos de pajeas y tag, uno de los más altos del mes fue del presidente de Renovación Nacional, Mario Desbordes, quien es legislador por Maipú, en la región Metropolitana. El parlamentario rindió $412.292 en ese concepto, sumado a los $358 mil de bencina y $993 mil por concepto “vehículo”. Además, el viático de más de un millón de pesos.

En gastos de traslación, la diputada Aracely Leuquén rindió $1.597.300, más $331 mil en bencina y $164 mil en peajes. En abril, la legisladora RN ya había rendido un poco más de dos millones por el uso del auto, aunque en marzo ni mayo rindió por ese concepto. Por la zona que representa, el Consejo de Asignaciones le permite utilizar un millón adicional al monto base, es decir, $4,5 millones aproximadamente.

Quien también rinde una alta suma es el diputado RN Frank Sahuerbaun, con $1.577.973 por uso de vehículos, más $145 mil más en peajes y tag, $445 mil en combustible y otros menores, además del viático. El diputado Juan Luis Castro (PS) en vehículos rindió $1,1 millón, además de $147 mil en peajes y tag, más $205 mil de combustible.

El UDI Juan Fuenzalida rindió $803 mil pesos en combustible, más los $993 mil de vehículos y otros menores, además de casi un millón de viático y $350 mil pesos en alimentación. Su par gremialista Javier Macaya rindió ese mismo mes $1 millón 200 mil en combustible, y otros gastos menores. En alimentación fueron $147 mil pesos y $843 en viático.

Miguel Mellado -también RN- rindió un millón de pesos en vehículos y $250 mil en bencina, más el tradicional viático y otros menores. Jorge Sabag (DC), por otra parte, rindió $1.077.753 en combustible junto a otros gastos, cifra cercana a la que rindió Sebastián Torrealba (RN): $991 mil y 306 mil en peajes y tag.

Los menos gastadores

Desde que asumió en su cargo, el diputado Nino Baltolu no registra gastos operacionales por traslación. Solo ha consignado correspondencia, telefonía, difusión y actividades distritales, por montos totales que no superan el millón de pesos mensuales, pese a contar con $3,5 millones para ello y $700 mil pesos extra por su zona.

“Yo no quiero meterme en nada, no me atrevo y por eso hago todo con mis recursos, con mi sueldo. No sé si lo que voy a gastar después me van a decir que no se puede y no quiero estar en la boca de nadie. Es una cuestión muy personal y sé que con esto perjudico al resto, porque ni siquiera ocupo en publicidad. Tengo temor. Anoche, para no gastar en hotel tomé un vuelo a las 2 de la mañana y tengo que estar todo el día”, explica.

Mismo caso es el del diputado Andrés Celis, que no tiene gastos por traslación, pero en total gasta un poco más de $2 millones, donde el mayor ítem es difusión: $1.261.857. El PS Marcelo Díaz no rinde traslación tampoco y sus gastos totales no superan los $1,2 millones, lo mismo que el diputado Jorge Durán (RN). José Pérez (PR) tampoco rinde traslación, por lo menos hasta junio.

Sebastián Keitel sigue una dinámica similar. Desde que asumió en marzo ha rendido bajos montos, solo consignando los gastos en telefonía y actividades distritales. El comunista Amaro Labra no rinde auto ni combustible, pero sí locomoción de otro tipo; en el norte, Esteban Velásquez (FRVS) casi no rinde hasta junio, excepto los viáticos.

Por su parte, Pablo Vidal (RD) solo ha rendido el viático y el uso de su vehículo, aunque en meses anteriores algunos de esos ítems tampoco. El UDI Gastón von Mühlenbrock ha rendido bajas cifras desde que asumió el 11 de marzo, sin gastar más de $800 mil pesos mensuales.

El liberal Alejandro Bernales, en tanto, prácticamente solo ha recibido una parte del viático hasta junio. En su caso, según explica, los gastos que ha efectuado han sido bajos y que incluso pidió a la Cámara que no depositen más por concepto de oficina. “Hemos logrado funcionar con muy poco presupuesto y eso es al final un ahorro para el Congreso. No se justifican las grandes cantidades”, agrega.

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