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22 de Enero de 2020

El renacer de Anomia, la exposición de Vicente Irarrázabal

La obra del artista chileno estaba en plena exposición cuando el Centro Arte Alameda se vio afectado por un incendio el pasado 27 de diciembre.

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Vicente Irarrázabal Anomia
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El pasado 27 de diciembre, Vicente Irarrázabal se encontraba en su casa recibiendo a su hermana que llegaba del extranjero. Eran años que no se veían, pero dicha reunión se vio interrumpida por una inesperada noticia: el Centro Arte Alameda, lugar que hace un mes albergaba su exposición Anomia estaba en llamas.

Como cada viernes, desde el pasado 18 de octubre, una nueva masiva manifestación se desarrollaba en el sector de Plaza Baquedano. Un enfrentamiento entre manifestantes y Carabineros derivó en el siniestro que afectó al centro cultural.

En conversación con EL DÍNAMO, Irarrázabal recuerda que lo primero que pensó en ese momento fue “que no hubieran heridos, era como un pánico. Luego, una angustia en que estaba mezclado todo. Por un lado, la pena de que se incendiara ese espacio tan bonito, lo que significaba para la gente, y también mi obra. Sentí una angustia que era difícil de definir”.

Para él no cabe ninguna duda, además, quiénes son los responsable del incendio. “A modo personal, porque esto está siendo investigado, fue Carabineros. Mientras yo estuve en montaje, yo vi cómo cayeron unas once lacrimógenas en el techo. Y eso no es mala puntería. También veía cómo la policía insultaba a los rescatistas o a la gente del centro. Le tenían sangre en el ojo”, aseguró.

Una obra premonitoria

Según detalla Vicente Irarrázabal, la obra comenzó a planearse mucho antes del 18 de octubre, pero una vez que el estallido social se desarrolló como tal, “me hizo sentido llevarla a cabo igual, porque calzaba”.

“Tenía sentido en relación a la temática, a la investigación. De partida, el cuadro que le da el título a la exposición en su origen se iba a llamar simplemente Anomia, era un concepto sociológico que habla de cómo los sujetos en la sociedad dejan de sentirse identificados con las normas sociales y comienzan a actuar con normas individuales, por soledad o desolación, incluso”, detalló.

“Todas las obras que estaban en la exposición original hablaban de una rabia contenida. Por otro lado, había una rabia contenida que tenía que ver con un modelo, el que se nos había implantado y estamos viendo si va a cambiar; que provocaba esta ‘anomia’, esta soledad que nos dividía”, agrega.

– Fuiste como un visionario…
– Algo hubo de que efectivamente… Porque mi obra es política, derechamente. Había en ella descontentos que tenían que ver con la contingencia que estamos viviendo y que derivó en este estallido social. Sí, de alguna manera fue premonitoria, visionaria.

De hecho, Irarrázabal comenta una situación bien particular. Una de las obras que forman parte de Anomia y que llevó a cabo hace dos años, él la define como un “meteorito que caía en medio de la pintura” y ahora “toda la gente veía un perdigón o un balín”.

“Esas cosas que uno dice ‘es azar’ y daba justo en el círculo que, perfectamente, podía ser interpretado como un ojo. Esa obra también fue afectada por el fuego, pero sobrevivió y se resignificó. Eso es lo interesante de las obras que sobrevivieron”, comenta.

Una nueva oportunidad

Al momento de referirse al equipo del Centro Arte Alameda, Vicente Irarrázabal solo tiene palabras de agradecimiento.

“Se portaron de manera increíble conmigo. Ellos salvaron mi obra, la sacaron mientras todavía había incendio. Fue gracias a ellos que mis obras se salvaron. Las dejaron en un departamento en la esquina, hacia Lemur, pero tenía que ir a sacarlas al día siguiente”, recuerda.

Fue en ese momento cuando se contactó con la Galería Montegrande, con quienes el artista ya tenía programada otra exposición para más adelante. A ellos les consultó si podía guardar algunas obras y “muy generosamente” aceptaron.

Tras esto, fue el curador de la galería quien se contactó con el equipo del Centro Arte Alameda con la idea de que Anomia volviera a exhibirse en este nuevo espacio, con el fin de ayudar a la reconstrucción del centro cultural que se vio afectado por las llamas durante el último viernes del 2019.

“Es una forma de resistencia: los espacios culturales no dan el brazo a torcer, los artistas tampoco. Y fue bonito, porque en la Alameda iba a terminar el 15 y la inauguración en la galería fue el 16”, cuenta Irarrázabal.

Para él, esta es “la continuación y una resignificación de la exposición, porque con lo ocurrido cambió totalmente”.

Agrega que “recibí mucho apoyo. De hecho una persona, Gonzalo, me ofreció impresiones de muy buena calidad y gratis. Me ofreció imprimir las obras como estaban antes, entonces la exposición ahora uno puede ver la obra como estaba y la quemada. Eso fue pura generosidad”.

Las impresiones están a la venta y eso va al Centro Arte. No las quemadas porque eso se va exhibir cuando el centro vuelva a abrir”, indicó.

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