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28 de Abril de 2022

Saint Charles College: el establecimiento con altos índices de vulnerabilidad que rompe esquemas de la mano de la tecnología

El colegio subvencionado de la comuna de La Florida, que es absolutamente gratuito para las familias, cuenta con un importante despliegue tecnológico en sus salas y, además, ha incluido clases de robótica a la malla curricular, entre otras innovaciones.

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Este colegio cuenta con 548 alumnos, entre educación Parvularia, Básica y Media. SAINT CHARLES COLLEGE
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Si de romper esquemas se trata, el Saint Charles College, en la comuna de La Florida, es un ejemplo claro de aquello, ya que gracias a la implementación de una serie de iniciativas pedagógicas han logrado no solo mejorar sus resultados académicos, sino también generar un espacio donde los estudiantes se sientan felices y el bullying quede fuera de las aulas.

Con 548 alumnos en total y más de un 70% en situación de vulnerabilidad, este establecimiento subvencionado gratuito que nació en 1994 (primero como particular pagado con el nombre de AIEP English School, y ya en 2002 pasa a tener su actual nombre y a ser subvencionado), cuyo sostenedor es Fulvio Corcione y su directora Nina Borisova, es hoy uno de los colegios de “Excelencia Académica” del país, título que ostenta por dos períodos consecutivos.

Pero ¿cuál ha sido la clave para conseguir tales resultados? Si bien se trata de un colegio gratuito, producto de lo cual los recursos económicos no abundan, han tratado de poner a disposición de estudiantes y profesores las mejores herramientas pedagógicas, y siempre con un importante componente tecnológico.

De hecho, todas sus salas de clases cuentan con proyector, pizarra interactiva e, incluso, el control de asistencia, calificaciones y conducta se lleva de forma digital, dejando en el pasado al tradicional libro de clases. Es así como, por ejemplo, en el caso del control de asistencia, en la entrada del colegio hay un sistema de reconocimiento facial que asocia a los alumnos con su nombre y curso.

De igual manera, las pruebas de fin de período se toman de forma digital, lo que permite que el estudiante conozca inmediatamente cuál fue su calificación y en qué ítems deberá poner mayor dedicación.

“Yo veía estos temas como una necesidad, no se trataba solo de un desarrollo tecnológico, sino que era una forma de buscar resultados rápidos y tomar decisiones rápidas, y así dedicarnos al foco del colegio: que es que los niños aprendan”, señaló la directora del establecimiento a EL DÍNAMO.

Robótica e innovación curricular

Con la Cuarta Revolución Industrial ya instalada, la tecnología y los avances como la robótica se tomarán el futuro próximo. Así lo entendieron desde el Saint Charles College, donde comenzaron a impartir clases de robótica de quinto a cuarto medio.

“Queríamos tener un colegio técnico profesional, porque es súper importante que los estudiantes salgan con alguna herramienta más, pero quedé sumamente desilusionada cuando entendí cómo funciona: la cantidad de horas de Lenguaje y de Matemática bajaban a un mínimo de tres horas, y un alumno que se tiene que presentar para una prueba para poder postular a la universidad -si lo desea-, no va a tener esa parte básica. Era algo que realmente no funcionaba, pero nos quedamos con la idea de tener algo adicional, y ahí fue cuando vimos que el futuro estará marcado por la robótica, por lo que hicimos un proyecto, a partir de 2010, para que se dictara en las salas de clases, y a quienes les gustaba más podían ir después a un taller de robótica y recibir otras herramientas”, relató Nina Borisova.

Y tras esta decisión, también comenzaron a participar en torneos interescolares asociados a robótica, obteniendo el primer lugar en la Feria Científica del Instituto Profesional ICCE con Robótica Aplicada, y coronándose campeones metropolitanos de la FLL y campeón nacional de la WRO (World Robótic Olympic), representando a Chile en el Torneo Internacional de la WRO que se desarrolló en Hungría en noviembre de 2019, entre otras actividades y reconocimientos.

Pero, además del componente tecnológico, el colegio ha innovado en otras áreas como, por ejemplo, en la incorporación de clases de Ballet a la malla curricular, desde kínder a cuarto básico (en un principio, solo para las niñas), lo que ha sido todo un éxito entre los estudiantes y tiene felices a los padres y/o apoderados.

Equipo de Robótica que representó a Chile en competencia internacional. SAINT CHARLES COLLEGE. 
Equipo de Robótica que representó a Chile en competencia internacional. SAINT CHARLES COLLEGE. 

 

Violencia escolar a raya

Con miras a brindarles a los alumnos una educación integral, más allá de los temas religiosos, el Saint Charles College apostó por impartir clases de Ética, de la mano de la cual se abordan valores como la tolerancia, hasta comportamientos y el impacto, por ejemplo, de la drogadicción.

“En 2010, el colegio presentó un proyecto al Mineduc sobre un cambio de lo que representa el programa de Religión. Desde el principio me gustó mucho, porque hay diferentes nacionalidades que tienen distintas religiones y, si no nos soportamos bien, por último, saber cómo comportarnos para que, si no somos amigos, seamos al menos buenos profesionales y tengamos un buen vocabulario. Ese era el principio, que no siempre lo puedes ver desde el punto de vista religioso”, explicó la directora Borisova.

Adicionalmente, se implementaron una serie de iniciativas orientadas a generar espacios de entretención que, a su vez, les permitiera a los niños descargar energía y, con ello, evitar episodios de violencia.

“Empezamos a buscar fórmulas para que descargaran la energía en cosas positivas. Entonces, por ejemplo, hicimos un locutorio para que ellos pudieran poner su música en los recreos y pusimos mesas de ping-pong en todos lados para que pudieran descargar su energía también en los recreos, incluso había una profesora de baile que les enseñaba salsa y todos los bailes de la época”, detalló Fulvio Corcione.

En esa misma línea, y con el fin de mantener la violencia escolar a raya, se dotó de cámaras de vigilancia a todas las salas de clases, pasillos y patios, gracias a lo cual se contribuyó a reducir el bullying casi a un 0%.

“Estamos muy orgullosos de lo que hemos podido hacer, porque nuestro entorno es muy vulnerable. Buscamos ayudar y apoyar a los niños a salir adelante y evitar males como la drogadicción, el alcoholismo y la violencia intrafamiliar. Nuestros alumnos encuentran en su colegio un refugio que los acoge, los forma y empodera”, concluyó el sostenedor del colegio.
 

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