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14 de Septiembre de 2023

Cómo las matemáticas y las emociones se unen en una sala de clases

Felipe Marín, académico del Departamento de Matemáticas de la UNAB, trabaja en una investigación sobre la relación que existe entre el rendimiento académico y las emociones de los alumnos, además de cómo los rasgos de la personalidad son un predictor de la calificación.

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Las emociones, los sistemas de creencias y la actitud, afectan al aprendizaje. Pexels
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Más de alguno de nosotros ha dicho o escuchado la justificación “es que el profesor me tiene mala” cuando se obtiene una baja calificación. A juicio de Felipe Marín, académico del Departamento de Matemáticas de la Universidad Andrés Bello (UNAB), sí existe una relación entre las emociones del estudiante, las emociones transmitidas desde el docente al alumnado y los rasgos de la personalidad con el desempeño académico.

Su investigación busca comprender cómo la dimensión afectiva se relaciona con el rendimiento en la asignatura de matemáticas. Así como también, estudiar como los rasgos de la personalidad y la forma en la que interactuamos, son un predictor de la calificación.

La investigación del profesor Marín, que cuenta con el apoyo de un equipo multidisciplinario, se realizó recogiendo las respuestas emocionales que daban las y los estudiantes a una serie de instrumentos psicométricos, a través de cuestionarios de percepción, junto a la observación de la cooperación que se produce en la sala de clases de estudiantes universitarios.

Marín corroboró que, además de las emociones, los sistemas de creencias (que el estudiante piense que es malo en matemáticas) y la actitud, también afectan al aprendizaje. Todo esto, dificulta la labor del docente ya que existen diversos escenarios emocionales y actitudinales en una misma sala de clases.

“Los profesores deben tener conocimientos sobre la componente emocional de los estudiantes. Deben incorporar y saber el tipo de respuesta que tienen sus estudiantes desde lo emocional. Hay diversas formas que usa el alumnado para expresar cómo se están sintiendo frente al aprendizaje matemático que pueden ser verbales o fisiológicas, las que debieran ser de conocimiento de quienes enseñamos para incorporarlas en la estrategia metodológica que utilicemos”, declaró el académico de la UNAB.

Forma de ver las matemáticas

Para Felipe Marín es necesario hacer un cambio de paradigma. “Hay un sistema de enseñanza que está súper instalado en Chile, y en otros países, que es un sistema evaluativo a través de una calificación. Entonces ¿Para qué quiero las matemáticas? ¿Solo porque tengo que aprobar la asignatura, terminar la malla, titularme y entrar a trabajar? Pienso que se ha instalado que la matemática es una ‘vía para’, una cosa súper instrumental. Cuando en verdad, la matemática es mucho más que eso, es una manera de pensar, pero socioculturalmente se ha instalado una imagen más operativa”.

El docente afirmó que “la matemática nos permite desarrollar una forma de pensar, de razonar, de dar un pensamiento lógico, deductivo, de establecer inferencias, deducciones y razonamientos abstractos. Ese tipo de bondades que tiene la asignatura se dejan de lado y se van opacando precisamente porque lo que importa es una nota. Entonces todos van a buscar a como dé lugar la calificación más alta, compitiendo y dando paso a temas emocionales”.

Una alternativa que propone Marín es hacer un cambio de paradigma para trabajar desde un aprendizaje social. Es decir, que el estudiante pueda vincular lo que está aprendiendo de las matemáticas con cosas triviales como, por ejemplo, calcular el descuento de una compra en el retail.

“Debemos avanzar en la relación de las matemáticas con la vida real. Enseñar cómo está presente en la naturaleza, en el arte y la música. Por ejemplo, un caracol, la Mona Lisa y una canción, tienen en común la presencia del número de oro, que es un patrón numérico. Entonces, cosas sencillas que están presente allí frente a nosotros, debieran ser utilizadas para acercar a los estudiantes a esta disciplina”.

La cooperación es otro factor importante para avanzar y que ha visto en el desarrollo de su investigación. “A medida que las personas son más cooperadoras, las notas de matemáticas son más alta. Eso yo lo encuentro fantástico porque precisamente en esa línea es donde se tiene que avanzar en los cambios curriculares, en aplicar estrategias metodológicas que propicien la cooperación y no el individualismo”, aseveró.

Finalmente, otra acción que el docente propone para mejorar el aprendizaje matemático es la meditación. “Está súper estudiado el aporte que tiene la meditación a la regulación emocional, precisamente en cuanto a transitar de emociones negativas a positivas. Se ha reportado el impacto que tiene en procesos de aprendizaje los periodos de meditación por tres semanas en adelante: el estudiante comienza a recordar más y con más claridad, por lo que siento que es algo muy necesario para las y los estudiantes en general”, concluyó.

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