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18 de Febrero de 2011

Dónde comer los mejores sánguches 2.0

Hace una semana hice mi propio ranking de sánguches. Y como todo ranking personal, fue alabado y criticado según el gusto del autor. Así son los rankings.  

 

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Hace una semana hice mi propio ranking de sánguches. Y como todo ranking personal, fue alabado y criticado según el gusto del autor. Así son los rankings.  

 

Es como tratar de ordenar de mejor a peor a Monica Belluci, Jessica Alba, Angelina Jolie y Megan Fox. O tratar de rankear los peores discos del siglo (reconozco que es fácil con cinco de Arjona). O las mejores películas (a algunos les encanto “500 días con ella” y a mí me pareció un bodrio).

 

En fin, somos una nación de opinólogos –soy el número uno en eso- y todos hablan de fútbol, vinos, música, gastronomía, religión y política como si fueran expertos, cuando en realidad sólo nos entretenemos. Si hasta de subsidios andan opinando algunas y se salvan, no me hagan renunciar a mí -sencillo columnista- por omitir un sánguche de su gusto.  

 

Como sé que no hay un Novoa que me salve, ni un jefe que se asuste si mentí, voy a ampliar mi lista semanal incorporando algunos de los sánguches 2.0 (me acordé que en mi ranking de segundas partes mejores que la primera, ya tengo mis primeros lugares: El Padrino II, Terminator II), varios sugeridos por ustedes.

 

1) El Rumano Completo en la Fuente Alemana: extraña hamburguesa de cerdo y vacuno cargada al ajo, que recomiendo con tomate, chucrut y mayonesa. Después de eso, de alguna forma, tienes que limpiar el güerguero.  Es un sanguche de aquellos que se prueban una vez y uno vuelve por él para siempre.

 

2) El Mr. Blue en Mister Jack (Tabancura 1108 y Parque Arauco): el primero que incorporo de cadena, pero merece mis respetos como tal. Sé que es un sánguche pelolais (varios mencionaron la Fuente Chilena, pero me asusta por lo mismo), pero por ser bueno y abundante, entra en la clasificación. Es una hamburguesa de unos 250 grs, con queso azul y champiñones. Jugosa y perfecta. Hay que joderlos para que te la den jugosa y no se les se les sequé porque pierde toda la gracia.

 

3) El Borrachito en Ciudad Vieja. Otro gran sanguche. Nunca me imagine que se podía hacer un pan con osobuco, papas, espárragos y que quedara bueno, pero funciona muy bien. Le ponen hasta restos de médula y queda como puré. De verdad, una delicia. Cómalo en pan italiano. Sugiero que para empezar pida un crudo de filete que hacen ahí… hace regresar a la época carnívora del ser humano.

 

4) El sánguche de pescado frito del Liguria. Confieso que soy de aquellos que creo que el pescado y el pan, así como el pollo y la parrilla, la leche y el pisco, no combinan (¡Sí, una vez me hice una pisleche condensada!). Pero esta semana me atreví a probar este emparedado y mi vida cambió. No sé si es la fritura, el ají verde o la marraqueta, pero la cosa funciona bien. Vale la pena probarlo. Por último, para la próxima vez que lo obliguen a comer sushi, pesque una marraqueta y lo meta adentro para ver si la cosa anda.

 

5) El Chemilico del Lomit´s (Providencia 1980): este es un sánguche clásico. Fue mi alimentación básica en la Universidad, en el café de Juanito en Casa Central donde nos aceptaba un vale de colación por esta maravilla compuesta por churrasco y huevo frito. En su versión remozada viene completo con huevo frito y saca el hambre hasta por un mes. Otra vez recomiendo empezar con un crudo del Lomit´s y olvidarse de comer por unas cuantas horas.

 

Del resto de las sugerencias recibidas reconozco ser un pecador, no he tenido el privilegio de ir al Tío Manolo y tengo pendiente la visita sugerida al Estadio Español por el Pepito. Como me escribieron por ahí, tampoco voy con los AS, no acepto versiones trasvestidas del completo o el churrasco, me quedo con los originales.

 

Un aviso para mis lectores (sé que eres tú mamá), me voy de vacaciones dos semanas donde prenderé la parrilla el sábado y la apagare dos semanas después. Le mandaré saludos a la nutricionista que me asusto con la enfermedad de “La Gota”… y no me quedan manos para escribir.

 

 

Sebastián Iglesias Sichel, abogado, 33 años, padre de Pedro. Ex muchas cosas. Casi casi otras tantas. Vinculado a la política por vocación, a los asados para ver a los amigos y a la música para acompañar la vida. A veces medio obseso, otras tantas emprendedor. Mis obsesiones del momento: renovar la política y hacernos cargo de la modernidad. Tratando de que nos renovemos hasta nosotros mismos y que nos hagamos corresponsables de nuestro futuro.
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