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24 de Septiembre de 2014

Universidad Católica: un triunfo y nada más

Por Cristian Steffens Z.
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Cristian Steffens Z. es Periodista de profesión, Cruzado de nacimiento. Panelista en @Planeta_UC, todos los lunes a las 19:30 horas por Radio Sport Chile.

Tuvieron que pasar siete partidos para volver a disfrutar de una victoria. Cuesta encontrar una racha tan mala en el último tiempo en la UC, pero después de muchos malos ratos, el sábado 13 de septiembre finalmente volvimos a abrazarnos. Y cuánto lo necesitábamos.

Fue bajo la lluvia y con mucha menos gente en las tribunas. El hincha que pese a la mala campaña no había fallado, llegando alrededor de 10 mil personas a cada partido, ésta vez decidió no aparecer.

Seguramente la razón principal fue el mal tiempo y la lluvia que a esa hora caía fuerte bajo la precordillera capitalina, pero el cansancio en el hincha en algún momento tenía que notarse.

Habían sido dos semanas sin fútbol. Un receso que tras el empate ante O’Higgins y las señales que la misma directiva había entregado, podría haber sido el inicio de un nuevo proceso en la UC. La salida de Falcioni parecía inminente, pero como tantas veces, la decisión directiva fue mantener todo como está.

Del momento ideal para iniciar un cambio, el receso pasó a ser simplemente la esperanza de una mejora en el rendimiento del equipo. Eran don semanas para descomprimir el ambiente y trabajar en tranquilidad, pero a medio camino, ese deseo también parecía desaparecer. Nos enterábamos que un entrenamiento había terminado a los combos, y nada menos que entre dos referentes del plantel, el capitán Cristián Álvarez y Darío Bottinelli.

Una pelea pasa en todos los equipos, es cierto, pero también es inevitablemente una señal de un grupo humano que no trabaja tranquilo, ni unido, y con un liderazgo a lo menos cuestionable. Desde afuera, los días de receso parecían haber servido poco para sacudirse de la presión y el mal momento del equipo, y eso probablemente, incidió en la baja de público en San Carlos.

Las expectativas de lo que pudo ser un receso de dos semanas ya no eran las mimas, pero la esperanza es siempre lo último que se pierde, y el cambio debía verse en la cancha ante San Marcos de Arica. Pero eso tampoco ocurrió.

El juego de Católica mucho no cambió. Pudimos terminar el primer tiempo perdiendo fácilmente por dos goles, pero la impericia de los jugadores de Arica estuvo a nuestro favor. El fútbol, como en todo lo que va de torneo, no apareció, y el problema es que la respuesta anímica del plantel tampoco.

Hubo dos semanas para mejorar, pero el rendimiento futbolístico fue el mismo y la actitud dentro de la cancha también. ¿Puede subir su nivel este equipo? Tras el partido ante Arica, vino un nuevo receso y la esperanza otra vez nos lleva a soñar que algún cambio puede haber. Pero las señales tras el primer receso parecen no ser muy alentadoras.

Al menos ante Arica reaparecieron los goles. Dos anotaciones de José Luis Muñoz, y tras eso su expulsión, como si algo o alguien pareciese preocuparse de recordarnos a cada momento que lo que vivimos es una crisis, que va más allá del técnico o del mal juego, y que un poco de luz o un grito de gol no basta para solucionar el problema de fondo.

Lo importante es darse cuenta que la ingenuidad de creer que uno, dos, o tres recesos, pueden mejorar el equipo, no es un símil de la ilusión que muchos tenemos de que a futuro el club pueda cambiar. Para eso, hay que replantearse un proyecto deportivo, y no basta con esperar que el tiempo haga lo suyo. Veremos ahora qué nos deja este receso de Fiestas Patrias, el último, al menos sirvió para volver a ganar.

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