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18 de Diciembre de 2019

Campillay, Gatica y Ñúnez: tres víctimas de la violencia policial

Mientras Fabiola Campillay y Gustavo Gatica perdieron sus globos oculares por el accionar de Carabineros, Álex Núñez fue asesinado tras recibir una brutal golpiza.

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violaciones a los derechos humanos
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Desde que comenzó el estallido social el 18 de octubre en nuestro país más de 3 mil chilenos han resultado heridos en manifestaciones, según el Instituto Nacional de Derechos Humanos.

De ellos, hay tres víctimas del accionar policial que se transformaron en un símbolo por la gravedad de sus lesiones y por las circunstancias de su muerte, donde frases como “por ti no bajaremos los brazos” aparecen en casi todos los carteles y consignas de manifestantes. Se trata de Fabiola Campillay, Gustavo Gatica y Álex Núñez.

La agónica muerte de Álex Núñez

La noche del domingo 20 de octubre es una jornada difícil de olvidar para los familiares de Álex Núñez (39), eléctrico de profesión y padre de tres hijos, quien en la comuna de Maipú fue asesinado por efectivos de Carabineros mientras reprimían a manifestantes.

El hecho se registró en las cercanías de la estación de Metro Del Sol, justo antes de llegar a la plaza Juan José Rivera, donde Núñez fue interceptado y agredido con golpes en la cabeza por efectivos policiales. Pese al toque de queda el hombre se encontraba en la calle, pues debía hacerlo para trabajar.

Esa noche y contra todo pronóstico Álex llegó en muy malas condiciones hasta su hogar. El hombre fue trasladado hasta la ex Posta Central luego que su condición se agravara durante la noche. El parte médico confirmó que murió por traumatismo encéfalo craneano y falleció en dicho centro asistencial luego de 18 horas de agonía. 

Tras conocerse el caso se abrieron acciones judiciales y el propio subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, confirmó a los medios de comunicación que su muerte fue producto de efectivos de Fuerzas Especiales. Así también lo confirmó Carabineros.

De hecho, la Fiscalía Metropolitana Occidente abrió una causa penal por su fallecimiento, para investigar tanto las circunstancias que provocaron su muerte, como la omisión de denuncia por parte del Centro de Salud de Pudahuel, lugar al que ocurrió tras la golpiza, siendo derivado a su hogar sin constatación de lesiones.

Gustavo Gatica, el joven que perdió sus ojos

Semanas más tarde otro hecho remeció a la opinión pública. Esta vez se trató de Gustavo Gatica (22) un joven estudiante de Psicología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, quien perdió ambos globos oculares luego de recibir el impacto de municiones antidisturbios disparadas por Carabineros.

El hecho ocurrió el 8 de noviembre en las cercanías de Plaza Baquedano, cuando Gatica caminaba para reunirse con su amigo Matías Campos y así participar juntos de las movilizaciones. Sin embargo, la cita nunca ocurrió porque cerca de las 18.30 horas, Campos recibió un llamado en que se le informaba que su amigo estaba herido y tendido en el suelo.

Después de 18 días hospitalizado en la Clínica Santa María y numerosas intervenciones quirúrgicas, Gustavo Gatica fue dado de alta; sin embargo, perdió completamente su visión.

Actualmente, Gustavo trata de retormar la rutina y regresar a las aulas de clase con su nueva condición de ceguera permanente. En tanto, la Fiscalía Centro Norte y la Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones trabajan para esclarecer quién es el autor de la agresión.

De acuerdo a la Fiscalía, se estableció que al menos siete funcionarios policiales portaban escopetas antidisturbios en el momento y hora que Gustavo Gatica fue alcanzado por balines en las cercanías de la Plaza Baquedano.

Fabiola Campillay y la lacrimógena que la cegó

Además de Gustavo Gatica otra persona perdió por completo su visión. Se trata de Fabiola Campillay (36), una operaria de la empresa Carozzi y madre de tres hijos.

La mujer fue víctima del actuar de Carabineros en una de las tardes con mayor represión policial en la población Cinco Pinos de San Bernardo. El 26 de noviembre, Campillay se dirigía a su trabajo; sin embargo, no solo no pudo llegar, sino que además, recibió en su rostro el impacto de una bomba lacrimógena lanzada a menos de 15 metros.

Ese día le pidió a su hermana Ana María y a su hija Paloma que la acompañaran hasta el paradero de la avenida Portales donde pasaba el bus de acercamiento, pero un piquete de fuerzas especiales las interceptó. Cuando decidió darse vuelta para ver dónde venían los funcionarios policiales recibió el impacto que le quitó la visión de ambos ojos.

Antes del hecho, Fabiola era conocida por ser una activa dirigenta vecinal, también por jugar fútbol, pero por sobre todo ser “una persona llena de vida”, como la definieron sus familiares y amigos.

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