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26 de Diciembre de 2011

Con duras críticas, inversionista israelí abandona Chile a sólo seis meses de iniciar un negocio

Según Arnor Kohavi "el problema central de Chile es la brecha generacional extrema que existe entre los jóvenes emprendedores y la vieja generación. La sociedad chilena es menos dinámica que Asia o los Estados Unidos, con un puñado de familias monopólicas que controlan el país y no quieren moverse de ahí".

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“El próximo Skype, Facebook o MercadoLibre provendría desde Chile”, el inversionista y emprendedor israelí, Arnon Kohavi, llegó desde Silicon Valley hasta Santiago para crear un nuevo fondo de inversión. Seis meses después, Kohavi y su fondo, Yarden VC, se cambiaron a Singapore.

¿Qué pasó?

De acuerdo con Kohavi, se trata de tiempo. Chile tiene un gran potencial y será completamente diferente de aquí a diez años, desde ahora; pero no está listo todavía.

Esta es parte de la entrevista realizada a Arnor Kohavi:

¿Por qué decidiste llegar a Chile en primer lugar?

Vine a Chile a visitar a algunos buenos amigos de mi escuela de negocios. Ellos me presentaron a representantes del gobierno, en quienes noté el deseo de crear un ecosistema de emprendimiento local. Me preguntaron si vendría y acepté quedarme por 6 meses como una prueba.

Mi plan para estos 6 meses era crear un fondo de capital de riesgo (FCR), pero uno que entendiera a los emprendedores de verdad, no sólo con personas del mundo bancario o de las finanzas. También quería que este fondo fuera grande -unos 40 millones de dólares- para invertir en un campo apropiado.

Entonces, ¿por qué te vas tras 6 meses?

Me voy porque le va a tomar todavía algo de tiempo a Chile hacer un punto de inflexión. La buena voluntad del gobierno y de un grupo de personas no es suficiente para crear lugares como los que hay en Silicon Valley, Israel o Finlandia.

El problema central de Chile es la brecha generacional extrema que existe entre los jóvenes emprendedores y la vieja generación. La sociedad chilena es menos dinámica que Asia o los Estados Unidos, con un puñado de familias monopólicas que controlan el país y no quieren moverse de ahí.

Peor aún, a estas familias no les importa nada ni nadie (los jóvenes, los pobres…) fuera de su dinero. No tendrían por qué importales: los recursos naturales del país (el cobre, etc) son una desventaja aquí porque significa que los ricos no tienen que trabajar duro. En ese sentido el modelo asiático es mejor porque se enfoca en la exportación de bienes manufacturados.

Puede que los jefes de estas familias le den dinero a Endeavor pero para ellos no es un asunto de emprendimiento, sino una forma de alimentar sus egos, y lo hacen sólo porque está dirigido completamente en español.

Sé que hubo personas desilusionadas cuando me marché y que el gobierno pudo haber apoyado mi fondo de inversión, pero también quería lograr un compromiso de la élite y eso no iba a suceder. Eso sí, me encantaría regresar cuando el país esté listo para hacer negocios.

¿Qué hay de Start-Up Chile?

El director ejecutivo de Start-Up Chile, Jean Boudeguer, es un sujeto fantástico y lo está haciendo muy bien. Start-Up Chile es excelente para sacar a Chile de su aislamiento, que no es sólo geográfico sino mental. Es crucial para la comunidad de emprendimiento local acostumbrarse a hablar en inglés y desarrollar. Start-Up Chile trabaja en eso llevando extranjeros a Chile, pero no es suficiente para construir un ecosistema.

Los emprendedores chilenos aún están obligados a trasladarse a Silicon Valley para triunfar. El fundador de Zappedy, Francisco Larraín, estaba viviendo en los Estados Unidos cuando su empresa fue comprada por Groupon.

Estoy convencido de que veremos a más emprendedores chilenos trasladarse a otros lugares en el futuro. No es algo malo per sé, y mi propio país, Israel, pasó anteriormente por esa fase.

 

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